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Aspectos Formales De La Escritura


Enviado por   •  7 de Abril de 2014  •  5.477 Palabras (22 Páginas)  •  554 Visitas

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La lengua como instrumento de comunicación.

Uno de los fines con los que el hombre utiliza la lengua es el de organizar y describir su entorno y su pensamiento. El código lingüístico es el instrumento que nos permite conocer el mundo que nos rodea e interpretarlo, para así poder desenvolvernos en él. Pero la lengua también permite realizar una gran cantidad de actividades: manifestar opiniones, agradecer, quejarse, saludar, ordenar, expresar sentimientos, afirmar, negar, etc.; es decir, es también el instrumento que nos permite relacionarnos y comunicarnos. El intercambio lingüístico es una actividad que tiene lugar entre dos partes participantes cuyo objetivo es que estas partes se comuniquen, entendiendo comunicar en su sentido más amplio, incluyendo no sólo la transmisión de hechos o conceptos, sino también la expresión de sentimientos, emociones, o simplemente la intención de relacionarse socialmente. Y esa comunicación se produce cuando una de las partes, el hablante, consigue transmitir lingüísticamente alguna de esas informaciones a la otra parte, el oyente. Es precisamente la elaboración y transmisión de información mediante la lengua lo que permite la interacción social, la comunicación

Cada vez que se usa la lengua se produce un acto comunicativo que debe entenderse como un proceso cooperativo de interpretación de intenciones cuyo objetivo es un intercambio de información

Para que esa transmisión de información sea efectiva y el hablante consiga comunicar sus significados e intenciones al oyente, en la realización de todo acto comunicativo, los participantes ponen en funcionamiento dos tipos de conocimientos: el conocimiento del código lingüístico —el conocimiento gramatical de la lengua: la fonología, la morfología, la sintaxis, la semántica y el léxico— y el conocimiento de los recursos que permiten usar ese código de manera efectiva en las distintas situaciones comunicativas en las que pueden verse implicados los hablantes, de acuerdo con las normas de su entorno sociocultural. Es decir, el conocimiento de todas aquellas convenciones que permiten saber, por ejemplo, qué variedad lingüística es más apropiada en cada situación, cuál es el momento, el lugar y los interlocutores adecuados para hablar de un determinado asunto, o qué nivel de formalidad requiere una determinada situación. El grado de conocimiento que tiene un hablante del funcionamiento del código lingüístico nos informa de su competencia lingüística, y el grado de conocimiento de las convenciones que regulan el uso de ese código nos informa de su competencia pragmática. La integración de ambos tipos de conocimientos, gramaticales y pragmáticos constituye la competencia comunicativa de los hablantes.

1. Uso comunicativo e informativo de la lengua

Si un acto comunicativo es un proceso de interpretación de intenciones cuyo objetivo es el intercambio de información, la información que se transmite mediante la lengua debe organizarse de acuerdo con los dos tipos de conocimientos antes mencionados, gramaticales y pragmáticos, de manera que tanto quien produce un enunciado como quien lo recibe puedan darle la misma interpretación. Por tanto, los enunciados lingüísticos se construyen siempre con dos tipos de información: la información explícita y la información implícita. La información explícita es aquella que se elabora a partir de los conocimientos gramaticales: es el significado que se desprende de las palabras que forman el enunciado. La información implícita es la que se construye a partir de los conocimientos pragmáticos, es el significado adicional que permite al oyente interpretar adecuadamente las palabras del hablante y que se obtiene de todas aquellas convenciones que se derivan tanto de las circunstancias del entorno en que se produce el enunciado (lugar, tiempo, participantes, etc.)

2. La variedad lingüística

Todas las lenguas presentan variaciones, es decir, no todos los hablantes de una lengua la usan del mismo modo. Las variaciones que se producen en el uso de la lengua dependen básicamente de dos factores: del distinto origen o procedencia de los hablantes y de las distintas situaciones comunicativas en las que éstos se ven inmersos. Las diferencias lingüísticas que tienen que ver con el origen de los hablantes constituyen las variedades dialectales o dialectos, y las que están motivadas por las distintas situaciones comunicativas configuran las variedades funcionales o registros.

2.1. VARIEDADES DIALECTALES

Se suelen distinguir tres tipos fundamentales de variedades dialectales: las geográficas, las generacionales o temporales, y las socioculturales, puesto que todos los hablantes de una lengua proceden de una determinada zona geográfica, pertenecen a una determinada generación o momento histórico y están integrados en un determinado grupo sociocultural. Los hablantes con una misma procedencia comparten rasgos lingüísticos que son diferentes de los hablantes procedentes de otro lugar, otro tiempo u otro grupo social.

Los rasgos lingüísticos propios de la zona geográfica en la que se aprende la lengua y donde se suele usar constituyen el dialecto geográfico de cada hablante. Las diferencias lingüísticas entre zonas geográficas son consecuencia del espacio físico entre comunidades de hablantes, que impide la interacción social y permite el desarrollo de rasgos lingüísticos distintos. Los distintos dialectos geográficos no son usos inferiores de la lengua sino que cada uno de ellos tiene la misma importancia y la misma función en la zona en la que se habla. Favorecer o desprestigiar un dialecto geográfico sobre otros responde a cuestiones o divisiones políticas o sociales, pero no lingüísticas. Los medios de comunicación y la educación generalizada han contribuido al desarrollo de una tolerancia de las variaciones geográficas y a que se produzca una disminución de las diferencias más notables entre ellas

Además de proceder de una zona geográfica, los hablantes viven en un momento histórico determinado y pertenecen a una generación determinada. Las lenguas cambian con el tiempo: rasgos lingüísticos de uso general en una época no lo son en otra (compárese, por ejemplo, la lengua de Cervantes con la de Galdós o García Márquez). También los hablantes, como las lenguas, cambian con el tiempo y se desarrollan como personas, por lo que el uso de la lengua de cada hablante cambia a medida que pasa el tiempo: no se habla igual cuando se es niño que cuando se es joven o adulto. Los rasgos lingüísticos propios de un momento histórico o de una generación

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