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Cartas A Un Joven Ingeniero Parte 1


Enviado por   •  12 de Junio de 2012  •  3.655 Palabras (15 Páginas)  •  4.611 Visitas

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Carta 1 RESUMEN

Sobre la verdadera vocación.

Querida Vero:

Tu decisión de estudiar ingeniería, me lleva a algunas reflexiones que plasmo en esta carta. La primera de mis reflexiones toca un aspecto, el de tu vocación para la profesión que has elegido.

Quiero expresarte que estaré satisfecho si seleccionas la actividad profesional que te ofrezca la posibilidad de realizarte a plenitud, de buscar caminos nuevos y retos de altura, que te lleve al desarrollo y al goce pleno de tus facultades. Esa es la llave para que seas una profesional de excelencia.

No siempre ocurre que se analicen las aristas de un asunto tan especial como es decidir a que te vas a dedicar profesionalmente el resto de tus días.

Hace no mucho, las familias mexicanas aspiraban a contar entre sus miembros a un militar, a un médico y a un sacerdote, ya que las mujeres estaban claramente limitadas a atender el hogar, cuando no a consagrarse a Dios.

Aunque se han modificado tales patrones, continuamos orientando a nuestros hijos por los senderos que juzgamos más seguros, más dignos o más rentables. Todos conocemos al padre que exige a su hijo, quien pretende ser torero, futbolista, violinista o pintor, que antes de dedicarse a “eso”, le traiga su titulo de arquitecto o de doctor, conocemos al ingeniero, al médico o al odontólogo que estudiaron sin vocación, también conocemos a quienes se dedican a cosa diferente a la que estudiaron o que se mecen en la hamaca de la mediocridad profesional.

Escucha, pide opiniones, pero que al final sean solo tus intereses, tus aspiraciones y tu vocación, los que definan tu decisión, así lograrás también hacer felices a quienes quieres.

Es necesario ser un tanto egoísta. No se puede hacer felicesa los demás si no se es feliz y la actividad profesional si se ha elegido bien , el mejor vehículo para darse a los demás.

Dedica un momento de reflexión antes de emprender la maravillosa aventura de la formación profesional, nunca será tiempo perdido y te servirá, además de para reafirmar o reorientar tu selección, para iniciar el tránsito vital, infinito, apasionante y esencial que los filósofos de la antigüedad

Muchas preguntas se agolpan en la mente de la juventud cuando debe imaginar horizontes de amplio espectro y de largo plazo. A cada pregunta surgirán muchas más, y a mayor profundidad en el análisis, brotarán nuevas dudas, pero también nuevas expectativas. Cada pregunta que te hagas te hará más segura, se habrá ampliado tu horizonte, desaparecerá el miedo a preguntarte cosas trascendentes, y adquirirás la necesaria confianza de inquirirte, de buscar, de decidir.

El aprendizaje se logra con base en muchas preguntas y de una que otra respuesta, de búsqueda más que de descubrimientos, de dudas más que de acatamientos.

Antes de dar por concluida esta carta, debo aclararte que mi insistencia en tu reflexión no la inspira ni la duda en tu decisión original ni la idea personal sobre un camino distinto para ti. Surge de una cierta deformación profesional del ingeniero, que pide una última revisión del cálculo de la estructura antes de firmar la responsiva, para garantizar que el edificio se mantendrá en pie independientemente de la magnitud de los sismos que lo sacudan, o que el sistema no fallará.

Pero recuerda que la libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos y con esa libertad tienes tomar en cuenta que enfrentarás la resaca de una vieja costumbre machista , que sugiere que hay carreras adecuadas para las mujeres, entre las que no está la ingeniería.

Hace 50 años, en mi generación, que era de poco más de 800 alumnos, había solo una mujer. La ingeniería “no era una profesión para mujeres”. Hoy todos los prejuicios van desapareciendo, e incluso en algunas especialidades el sexo femenino se impone ya en número, de la misma forma acabó hace años, con la malévola leyenda que calificaba a las mujeres, según su belleza, como hermosas, guapas, regulares, feas y …… ¡de ingeniería!.

Esto no quiere decir que ya se haya superado todo en forma definitiva y que vayas a encontrar el camino libre de obstáculos machistas. Ya no te tocará, ser solitaria pionera, como mi compañera de la generación del 54, pero sí seguir pisando fuerte para ratificar las capacidades del sexo débil.

Mis reflexiones , con las acotaciones que ahora hago, porque se trata de una realidad vinculada con nuestra idiosincrasia, serían igualmente válidas si tu fueras varón.

Carta 2 RESUMEN

Sobre la ética profesional

Querida hija:

Me da gusto que has recogido con entusiasmo mis propuestas , tanto sobre una última reflexión libre y personal, como sobre nuestro coloquio.

Me indicas que tus primeras reacciones ante el reto de tu análisis personal, confirman tu vocación hacia la ingeniería. Ello me da pie para iniciar nuestra incursión en el vasto territorio de esa formación personal tan antigua como la humanidad.

Emilio Rosenblueth, un distinguido ingeniero civil mexicano recientemente desaparecido y agregaba, “el ingeniero no puede estar hecho solo de las ciencias de la ingeniería; la cultura, la sensibilidad social, la ideología, la economía, la política, la filosofía, el arte, son ropajes de los que no se pueden desprender.

Espero que los datos que he recogido en mi largo trashumar por mares agitados, procelosos o tranquilos, pero siempre interesantes, enriquecedores, provocadores, queden expuestos en estas nuestras cartas, para tu conocimiento y beneficio.

Quiero transmitirte una preocupación fundamental que ha presidido mi existencia, y que encontré expresada en bella forma en una conferencia que Gabriela Mistral dictó:

Todo desorden del mundo viene de los oficios y las profesiones mal o mediocremente servidos: político mediocre, educador mediocre, médico mediocre, sacerdote mediocre artesano mediocre, esas son nuestras calamidades verdaderas .

Conversaba yo una vez con Ramiro de Maeztu sobre las diferencias que corren entre sajón y latino: el latino sería un hombre que suele desarrollar sus morales al margen de la profesión de que vive; el sajón sería casi siempre un hombre que trenza la moral adoptada

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