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Cartas A Una Joven Psicologa


Enviado por   •  25 de Mayo de 2015  •  2.854 Palabras (12 Páginas)  •  312 Visitas

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Cartas a una joven psicóloga

Ignacio Solares

Carta 1

“La flor que afecta una estrella”

“Simplemente se trata de que el psicólogo sea su paciente”

En este capítulo se discute en esencia, lo que, en contenido mayor se presenta a lo largo de los siguientes capítulos.

Y lo que a mi parecer representa uno de los marcos referentes, la necesidad de desacondicionar a los pacientes

Y se deduce que aunque la psicología carece de una definición total, su estudio a pesar de carecer de una delimitación total y su práctica son dos hechos que resultan divertidos.

El psicólogo juega un papel importante y complicado dentro de la psicología y la sociedad y su padre aconseja a Maty que antes de decidirse por estudiar psicología y tomar ésta carrera como su vocación, defina y descubra el verdadero motivo de porqué quiere estudiarla y se haga consciente que, de elegir su estudio, deberá amarla como profesión enloquecidamente.

Carta II

“El descubrimiento del inconsciente”

“Infancia es destino”

Algo que logro percibir en este capítulo, y que me agrada mucho es que recalcando determinante y especial que es la niñez en todo este proceso de adquisición de conocimientos y traumas, pues en esta parte del proceso de vida humano es donde se comienza a construir este inconsciente, y no solo eso, sino que se comienza a introducir como persona al mundo de lo social. Es donde consciente e inconscientemente comienza a formar parte de la sociedad. Explica Solares también, la deuda que tiene Freud con la poesía, su instructora y el hilo conductor para su interés en la psique humana. Creo que es sorprendente como una disciplina tan distinta puede hacer que te interese una rama científica y aún generar conocimiento en ella a través de la primera. Sin duda esto fue algo tan característico de Freud, cosa que lo llevó hasta el punto de casi ser nominado para obtener el premio Nobel de literatura, cuando lo que Freud escribía era ciencia.

Freud deduce que “el origen de toda neurosis se remonta a la infancia y guarda

una relación directa con nuestros primeros amores, o desamores” y que, para

lograr la convivencia en sociedad, intentamos reprimir esta parte, llamada inconsciente y que al no tener éxito, nuestra parte inconsciente se hace mucho más visible y notoria que la consciente, cuestión relacionada con la teoría de los instintos también de Freud. Hablando de locura y de lo difuminada que se encuentra la línea que la separa de cordura; menciona a Einstein y de la razón por la que a través de una experiencia de este científico, logra inferir que el yo o Superego posee una capacidad limitada de lograr mantener a raya al Ello o mejor descrito a las fuerzas inconscientes, y que hasta cierto punto el Superego es incapaz de controlar al Ello

Carta III

“El caso del pequeño Hans”

“En menor o mayor medida todos los niños albergan sentimientos suicidas hacia sus hermanos menores”

El capítulo abre con las que considero son las líneas más relevantes del mismo; “Fue en los miedos de un niño de cinco año en donde Freud comprobó el Complejo de Edipo (el odio al padre del mismo sexo ante el deseo amoroso por el padre de sexo contrario)”

Este capítulo es particularmente interesante puesto que antes de Freud nadie siquiera podía suponer la existencia de la sexualidad infantil, razón por la cual también es trascendente.

El individuo que Freud utilizo para comprobar su teoría acerca del complejo de Edipo fue un niño de 5 años (como ya se mencionó) llamado Hans, cuyo padre psicólogo, estudiaba con Freud.

Freud eligió a Hans porque a partir del nacimiento de su hermana, Hans desarrollo un miedo a salir a la calle (denominada agorafobia, miedo a los espacios abiertos), debido a que este miedo no era desarrollado específicamente por algo, se denomina angustia más que miedo, entonces el primer paso al que recurre el psicólogo es lograr precisamente ésta conversión de miedo a angustia, aclarar la causa real y concreta.

El seguimiento del desarrollo de la enfermedad de Hans, lo hizo su padre, a partir de que su angustia fue canalizada y aclarada, como: el miedo a que al salir a la calle un caballo lo mordiera. Detalle que impresiono a Freud puesto que relacionaba al caballo como símbolo de la sexualidad masculina, logrando asociar el temor del niño a la causa; los impulsos amorosos que sentía hacia su madre, concluyendo que el miedo ala mordida del caballo, era el temor que sentía a la castración, castigo que su padre le infringiría por sus deseos incestuosos.

A través de este experimento logra deducir también que en cuánto el niño logra su esclarecimiento sexual, la liberación de ese sentimiento de muerte (que no expresa necesariamente odio, sino un exceso de fantasía) que siente por su padre y de la deducción de que, los padres al reprimir su ello sexual habían provocado en cierta forma dicho complejo, lograron que Hans superara este miedo.

También en este capítulo se habla de la posibilidad de que Hans “además de su problemática edípica” en realidad tuviera miedo a los caballos, resultado del enfrentamiento que todos tenemos a un mundo hostil, lo cual es definido por William James al decir que “la vida cotidiana contiene momentos tan penosos, como los que, magnificados, llenan de angustia a los locos en los manicomios”, confiriéndole de esta forma un carácter nervioso al miedo de Hans.

Carta IV

“Escepticismo freudiano”

“El misticismo: esa oscura región más allá del yo y del ello”

En este capítulo se hace un estudio acerca de las teorías de Freud y se marca la necesidad de que el psicólogo, posea un sentido crítico y Autocrítico, la última característica faltante en la personalidad de Freud.

Aldous Huxley, evidencia mediante una crítica una de las limitaciones de Freud “Presto muy poca atención a los influjos de Menos; la de las visitaciones de las musas inspiradoras, de los fenómenos de entusiasmo (en theos; Dios dentro), de la felicidad real o de las admoniciones de demonios- buenos de la especie de los que hablaba Sócrates”.

Es decir que Freud presto poca atención a la parte agradable opuesta del inconsciente y cuestiono el

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