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Uno de los principales elementos para que una economía alcance adecuados niveles de estabilidad macroeconómica es lograr una menor inflación, una estrecha coordinación entre la política monetaria y cambiaria con la política fiscal.

Si la política fiscal es expansiva, la política monetaria se vuelve reactiva, es decir, se le obliga a ser

contractiva para que la cantidad de dinero en la economía no genere presiones cambiarias o inflacionarias adicionales.

En la práctica, esta realidad se evidencia al observar que, en situaciones de déficit fiscal, la autoridad monetaria busca compensar ese exceso de dinero en la economía mediante políticas restrictivas que terminan manifestándose en altas tasas de interés.

La desestabilización económica también puede ser entendida mediante el caso de un sector financiero débil que le demanda contantemente recursos al Fisco, los que también se destinan a comprar dólares y generar inflación.

Esto le obliga al Banco Central a restringir la liquidez mediante la colocación de títulos valores, los que para poder ser vendidos en el mercado deben pagar tasas de interés altas.

También puede darse el caso de que la política monetaria sea la expansiva, como el mantener bajos porcentajes de encaje bancario, lo cual obligaría a la política fiscal a ser restrictiva, mediante menores gastos o mayores ingresos.

Desgraciadamente, la experiencia de los últimos 20 años demuestra hasta la saciedad que el principal factor de desestabilización macroeconómica ha sido el desorden de las finanzas públicas por bajos ingresos tributarios y por exceso de gasto público. (Pozo Crespo, 1999)

Bibliografía

Pozo Crespo, M. (1999, 09 15). www.hoy.com.ec. Retrieved from http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/la-politica-monetaria-cambiaria-y-fiscal-12153.html

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