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Concepto de Inteligencia Emocional


Enviado por   •  29 de Abril de 2013  •  Monografías  •  2.320 Palabras (10 Páginas)  •  474 Visitas

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3.1. Concepto de Inteligencia Emocional.

La inteligencia emocional es un término que fue introducido por primera vez en 1990 por Peter Salovey y Jhon Mayer, Pero no fue sino hasta 1995 que este termino fue difundido por el mundo gracias a los aportes de Daniel Goleman.

El término Inteligencia Emocional hace referencia a la capacidad o facultad humana que le permite al hombre reconocer sus sentimientos y emociones y a la vez emplearlas de manera productiva haciendo uso de destreza, actitudes y habilidades, las mismas que determinan su conducta y le permite establecer buenas relaciones con su entorno hacer un correcto uso de sus emociones.

3.2. Componentes de la Inteligencia Emocional:

Los Componentes de la inteligencia emocional son los siguientes:

Autoconciencia: Tener profundo entendimiento de nuestras emociones, fortalezas, debilidades, necesidades e impulsos.

Autorregulación: Nos permite regular nuestros sentimientos y canalizarlos de manera útil.

Motivación: Son impulsos que nos permiten alcanzar logros por encima de las expectativas propias y de los demás.

Empatía: Tener en cuenta los sentimientos de los demás en la toma de nuestras decisiones.

Habilidad Social: Se basa en la amistad con el primer propósito de conducir a las personas hacia la dirección que desee.

3.3. Educación de las Emociones.

El planteo de D. Goleman, un típico producto de la psicología norteamericana, propone a la inteligencia emocional como un importante factor de 'éxito', y básicamente consiste en la capacidad - aprensible- para conocer, controlar e inducir emociones y estados de ánimo, tanto en uno mismo como en los demás.

Es así que Goleman no propone solamente una teoría, sino también una manera de aplicarla en la práctica para alcanzar ese 'éxito' que siempre hemos anhelado. A continuación, intentaremos explicar su punto de vista, que no deja de tener sus aristas interesantes.

Ser inteligente no alcanza. Señala Goleman que la inteligencia, como la entendemos habitualmente, no alcanza para triunfar en la vida. Al respecto, se apoya en la opinión de otros muchos colegas suyos para quienes la inteligencia representa solamente el 20% de los factores que determinan el éxito, mientras que el 80% restante depende de otros varios factores, entre los cuales está la llamada 'inteligencia emocional'.

Podríamos caracterizar la inteligencia emocional como la capacidad para conocer y controlar las emociones propias y ajenas, con el fin de obtener determinados fines.

Las principales cualidades de la inteligencia emocional son cinco la posibilidad del sujeto de poder conocer las emociones propias. La teoría de Goleman no propone sofocar o eliminar las emociones, sino de controlarlas:.

1. Conciencia de uno mismo.- Es la capacidad de reconocer los propios sentimientos, emociones o estados de ánimo.

Sabemos que las emociones tienen diversos grados de intensidad: algunas son lo suficientemente intensas como para poder percatarnos de ellas en forma conciente, pero otras están por debajo del umbral de percepción conciente.

Por ejemplo, si a una persona que teme a las serpientes le mostramos una fotografía de uno de estos reptiles, probablemente la persona afirmará no tener miedo, pero los sensores que hemos colocado en su piel detectarán transpiración (signo de ansiedad).

Desarrollar esta primera cualidad implicará la posibilidad de poder modificar este umbral que separa las emociones concientes de las no concientes, haciendo que éstas últimas puedan ser percibidas. Para Goleman, mediante un esfuerzo deliberado podemos hacernos más concientes de nuestras reacciones viscerales y, con ello, de nuestras emociones antes imperceptibles.

Después de una discusión violenta, luego de un tiempo una persona puede sentir concientemente que ya se tranquilizó, pero sin embargo los efectos de la discusión continúan, y es posible que esta persona no se de cuenta que está nerviosa o irritable. De hecho, cuando se lo hacen notar se sorprenderá.

La importancia de conocer nuestras emociones reside en el hecho de que a partir de allí podemos controlarlas, pudiendo modificar los estados de ánimo desfavorables. Las emociones no concientes suelen, en efecto, traicionarnos, y si estamos bajo su influjo sin ejercer sobre ellas un cierto control, podremos fracasar en una entrevista laboral o en cualquier otra situación que represente un escalón hacia el éxito. Las tres cualidades siguientes se refieren, precisamente, a la posibilidad de controlar los estados de ánimo.

2. Equilibrio anímico.- Goleman llama así a la capacidad de control del mal humor para evitar sus efectos perjudiciales, entendidos estos en términos de conductas indeseables.

El ejemplo típico es la ira, uno de las emociones más difíciles de controlar. Si otro coche se interpone de repente en nuestro camino, nuestra ira hará que comencemos a manejar de manera imprudente (conducta indeseable).

En este momento podremos recurrir a nuestra inteligencia emocional, y, más concretamente, a varios recursos para controlar la ira. Goleman cita por lo menos cuatro de ellos: a) Reconsideración: lo que implica interpretar la situación de una manera más positiva. Pensar, por ejemplo, que el conductor que se interpuso en nuestro camino estaba apurado porque debía atender una emergencia. b) Aislamiento: alejarse de la situación y estar unos momentos a solas, con el fin de obtener serenidad. c) Distracción: hacer otra cosa, como por ejemplo salir a dar un paseo a pie. d) Técnicas de relajación como la respiración profunda o la meditación también ayudan. La respiración profunda no debe ser confundida con respirar pausadamente cuando se experimenta la cólera, ya que parece haberse constatado que este es uno de los peores remedios, por cuanto la oxigenación estimula el sistema nervioso y empeora el mal humor.

Estos recursos son también útiles en otros casos de sentimientos y emociones igualmente indeseables, como la ansiedad o la depresión.

3. Motivación.- Es la capacidad para autoinducirse emociones y estados de ánimo positivos, como la confianza, el entusiasmo y el optimismo. En unainvestigación realizada en EEUU, se comparó el rendimiento de dos grupos distintos de vendedores: el primer grupo estaba constituído por vendedores aptos pero pesimistas, y el segundo grupo por vendedores que no pasaron la prueba de aptitud, pero sí la de optimismo. Resultado: los vendedores optimistas vendieron más que los pesimistas, por cuanto estos últimos tendían a interpretar la negativa del cliente como prueba de su fracaso. Los optimistas, en cambio, se motivaban pensando "estoy errando la estrategia" o "el cliente estaba de mal humor", es decir, atrubían su fracaso a la situación, pero no a ellos mismos, con lo cual podían motivarse para hacer nuevos intentos.

Señala Goleman que la predisposición al optimismo o al pesimismo puede ser innata, pero la práctica puede revertir esta situación si la persona es capaz de detectar el pensamiento derrotista y reconsiderar el problema desde un ángulo menos sombrío.

Advirtamos, entonces, la diferencia entre esta cualidad y la anterior: en el equilibrio anímico el problema que debe resolverse es una emoción intensa, como la ira, mientras que en la motivación debe resolverse el problema de un sentimiento de pesimismo y autodesconfianza. En ambos casos se impone un control del estado de ánimo correspondiente.

4. Control de los impulsos.- Goleman define esta cualidad de la inteligencia emocional como la capacidad de aplazar la satisfacción de un deseo en aras de un objetivo. En términos psicoanalíticos, de lo que se trata es que el aparato psíquico pueda funcionar bajo el régimen del principio de realidad a través del aplazamiento de la descarga.

En una investigación iniciada en EEUU en los años '60, se les dijo a un grupo de niños que podían ya mismo tomar un chocolate, o bien, que podían tomar dos si esperaban a que el investigador volviese de hacer un mandado.

Años después, se constató que los niños que pudieron esperar para comerse dos chocolates conservaban la capacidad de postergar el placer en interésde sus metas, y eran además más desenvueltos, seguros de sí mismos y más tolerantes a las decepciones. Los niños que no pudieron esperar demostraron ser, en la adolescencia, más caprichosos, indecisos y propensos al estrés, atributos estos que difícilmente podrían asociarse con el éxito.

5. Sociabilidad.- Si las cuatro cualidades anteriores tienen relación con el conocimiento y el control de las propias emociones, la sociabilidad tiene que ver en cambio con el conocimiento y control de las emociones y estados de ánimo de los demás.

En este punto, Goleman nos dice que cuanto más hábiles seamos para interpretar las señales emocionales de los demás (muchas veces sutiles, casi imperceptibles), mejor controlaremos las que nosotros mismos transmitimos.

El concepto de Goleman es similar al de inteligencia social en la teoría de Weschler, en la medida en que apunta a una capacidad para entablar vínculos con los demás que de una u otra manera puedan beneficiar al sujeto.

Es así que un profesional puede tener grandes conocimientos sobre su materia y un alto coeficiente intelectual, pero si no sabe relacionarse con los demás, tener amigos o 'relacionarse', como se dice entre nosotros, sus posibilidades de éxito se verán muy disminuidas. Por lo tanto, deberemos relativizar aquello de que "el conocimiento es poder", siempre y cuando lo entendamos como simple conocimiento teórico y no como una saber acerca de las emociones de los demás. Un ejemplo nos viene a la memoria: hace varios años, el periodista B. Neustadt le hacía un reportaje a un sujeto que comenzó a ponerse violento. Para controlar la situación, el periodista le preguntó ¿es usted agresivo?. Para preservar su buena imagen, el hombre se vio obligado a contestar que no, y de ahí en más se calmó para evitar una disonancia cognitiva entre sus asertos y sus emociones.

CAPÍTULO II: LA IRA

1. Concepto de IRA.

Ira: Enfado muy violento, en el que se pierde el dominio sobre sí mismo y se cometen violencias de palabras o de obra.

2. Anatomía de la ira.

La cólera o ira es una reacción repentina de tipo violento-agresivo. El acceso de cólera produce trastornos neurovegetativos que pueden manifestarse en forma de sudor, palidez, o por el contrario, enrojecimiento del rostro, temblores, gestos desproporcionados con gritos y violencias, sentimientos apasionados de odio que disminuyen momentáneamente el raciocinio. Por lo general, la persona iracunda sufre una contracción del rostro, acompañada de una mímica que manifiesta estupor y rabia a la vez. Cuando habla aumenta el tono de la voz, esta conducta emocional -más comúnmente- va acompañada de una tendencia exagerada a la gesticulación.

La agresividad propia de la cólera puede ir dirigida contra la causa de la contrariedad y suele terminar cuando se genera una respuesta violenta ante el estímulo que la provocó. Pero puede también, y con frecuencia, hallar otro objeto (cosa o persona) desviando su atención hacia él a fin de no enfrentarse con la causa verdadera. Es conocido el hecho de la persona, pusilánime en su entorno social, que descarga su cólera al llegar a casa.

La cólera, la ira, la indignación y el comportamiento agresivo son reacciones de luchas fundamentales e instintivas cuando nos amenaza algún peligro. El psicólogo Raymond W. Novaco distingue entre cuatro clases esenciales de provocación que pueden desencadenar nuestra indignación:

• Frustraciones: una mala nota, un plantón.

• Sucesos irritantes: una llave perdida, el ruido en el jardín de los vecinos.

• Provocaciones verbales y no verbales: la sarcástica observación del jefe, el coche que nos adelanta por la derecha en la autopista.

• La falta de corrección y la injusticia: una crítica fuera de lugar, el aumento de los impuestos desproporcionado desde el punto de vista social.

La ira está muy relacionada con los fracasos, frustraciones y conflictos del hombre. Hay quienes opinan que la ira, al igual que otras emociones, es innata y congénita, pero estudios más recientes apuntan hacia el hecho de que lo único innato y congénito es la respuesta de los individuos ante las situaciones desagradables que, a través de procesos de maduración y de aprendizaje, se van haciendo diferentes en cada persona.

3. La ira es un código

Pocas veces se presenta la ira en primer término, y sin causa. Con frecuencia los seres humanos transformamos en ira nuestros sentimientos primarios de preocupación, culpa, decepción, rechazo, injusticia, choque, incertidumbre o confusión.

La ira puede llegar después del TEMOR (por ejemplo, de que un hijo se lastime).

La ira también puede llegar desde la FRUSTRACIÓN (intentamos infructuosamente llevar adelante una tarea, porque un obstáculo se nos interpone en forma permanente).

Si nos sentirnos CELOSOS -y por lo tanto AMENZADOS- podemos disfrazar nuestras reacciones primarias con sarcasmo, y -por ejemplo- sentir el impulso de agredir verbalmente a nuestro cónyuge.

Incluso la FATIGA puede transformarse instantáneamente en hostilidad. También la TURBACIÓN puede desatar la ira, y la HUMILLACIÓN transformarse en furia.

El saber que la ira generalmente cubre una emoción anterior nos ayuda a manejarla con más eficiencia. El verla como un código la hace menos amenazante. Cuando uno desconoce este hecho, es proclive a responder en forma directa, echando leña al fuego con la negación, la represión o la manifestación crónica y sin límites.

No es necesario comentar demasiado los efectos nocivos de esta emoción, que nos perjudica tanto en nuestra vida familiar, académica, social y laboral.

Ha dicho de ella el filósofo Denis Diderot: 'La cólera perjudica el sosiego de la vida y la salud del cuerpo, ofusca el juicio y ciega la razón'

4. Descifrando el código de la Ira

La ira puede llegar después del temor (por ejemplo, de que un niño se lastime). La ira también puede llegar desde la frustración (uno intenta un poco infructuosamente llevar adelante una tarea, y nuestro hijo de seis años nos complica el trabajo sacando cosas de lugar). De pronto, gritamos sin la menor consideración: ‘¡Fuera de aquí! ¡Ya estoy harto de ti!.

Nuestra frustración se transformó en ira, y ésta cayó sobre su hijo.

Al sentirnos AMENZADOS y CELOSOS, disfrazamos nuestras reacciones primarias con sarcasmo, y abofeteamos verbalmente a nuestro cónyuge.

Volver a la casa exhausto y encontrar a los niños ‘haciendo lío’. Entonces gritamos, la FATIGA se ha transformado instantáneamente en hostilidad.

Robertito no permite tener una reunión tranquila con unas visitas, y la turbación de la madre va en aumento. Por último, e incapaz de tolerar más, le dice secamente:

-¡Vete a tu cuarto, y quédate allí hasta que puedas comportarte como un caballero!

-¡No voy nada!- retruca el muchacho.

La TURBACIÓN se hizo ira, y la HUMILLACIÓN se transformó en furia.

Con frecuencia los seres humanos transformamos en ira nuestros sentimientos primarios de preocupación, culpa, decepción, rechazo, injusticia, choque, incertidumbre o confusión.

POCAS VECES SE PRESENTA LA IRA EN PRIMER TÉRMINO, Y SIN CAUSA.

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