Crimen y castigo

Crimen y castigo nos aproxima a la existencia de dos principios supremos, independientes, irreductibles y antagónicos, creados por el protagonista quien ha asumido que la sociedad se halla divida en dos tipos de seres humanos; aquellos superiores que tienen derecho a cometer crímenes en pro del bienestar general de la sociedad y aquellos inferiores que deben estar sometidos a las leyes, cuya única función es la reproducción de la raza humana. La única justificación moral que puede tener la acción de Raskolnikov es que él sea un hombre superior, en cuyo caso no ha de sentir ningún tipo de arrepentimiento por su acción, este se convierte en su profundo y cotidiano análisis por la existencia humana, la libertad, las emociones y el significado mismo de la vida.

Evidentemente el protagonista es parte de situaciones extremas, de carencias tanto valorativas como materiales, donde simplemente su actuar depende de su conciencia y de sus vivencias, sin embargo estas precarias circunstancias generan en el un sentimiento de megalomanía, al querer salvar a la humanidad de personas inescrupulosas e inservibles, de comportamiento parasitario como lo es su victima. Crea una obsesion por tener el control de todo.

Alejado de un su red familiar, de la academia, de sus posibles amistades por la falta de dinero y las pocas posibilidades de adquirirlo, Raskolnikov, se emerge en un mundo de ideas superiores, de venganza y de justicia, iniciándose en un dilema ético

“Me someto a la ética, pero no comprendo en modo alguno por qué es más glorioso, bombardear una ciudad sitiada que asesinar a alguien a hachazos. El respeto a la ética es el primer signo de impotencia. Jamás he estado tan convencido de ello como ahora. No puedo comprender, y cada vez lo comprendo menos, cuál es mi crimen?” 2

1. Fiódor Mijáilovich Dostoievski. Novelista ruso fue uno de los escritores más grandes de la literatura rusa. Es reconocido por algunos como el fundador del existencialismo.

2. Crimen y castigo. Dostoievski. Página 362.

En su actuar como trasgresor de la ley, su ideal es estar mas alla del bien y del mal, pero aquella acción meritoria le castiga su conciencia, mas que un castigo de la ley humana, es un castigo propio, una hostiidad interna que no cesa, y que pone al descubierto la irremediable realidad y humanidad, su victima encarna aquel régimen social injusto y criminal. En el trascurrir del tiempo lo hemos notado, siempre ha existido por parte de alguien esa inconformidad latente por el sistema, por la sociedad, por las instituciones, incluso alguno de nosotros a experimentado el ideal de un asesino, algunas veces justificamos la acción otras la repudiamos.

“¿Mi crimen? ¿Qué crimen?- exclamo el joven en un repentino acceso de furor. El de haber matado a un gusano venenosos, a una vieja usurera que hacia daño a atodo el mundo, a un vampiro que

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