Cuento: Una Oportunidad De Estudiar

Una gran oportunidad

Una vez, en Nochistlan Oaxaca, una gran familia conformada por el padre José María, que era labrador; la madre Amparo, ama de casa y 12 hijos e hijas: Juan, Pedro, Rosa, Cándida, Jesús, Pablo, Mariana, Pepe, Ana, Amparito, Conchita y Luisito.

Siendo una familia humilde y numerosa, la mayor parte del tiempo la dedicaban a trabajar, los hombres, y las mujeres a aprender las labores del hogar. Como el padre, los hijos mayores Juan, Pablo, Pedro y Jesús, trabajaban la tierra desde temprana edad para poder mantener los gastos de la casa; Rosa, Cándida, Mariana y Ana se encargaban de hacer la comida para sus hermanos y limpiar la casa. La madre, quien sabia costurar, de vez en cuando, hacia trabajos menores para ayudar con los gastos además de cuidar a los hijos mas pequeños Conchita, Amparito y Luisito.

Pepe, uno de los hijos del medio, tenia un trabajo como ayudante de carpintero en el pueblo, no ganaba mucho pero era de ayuda a su familia; el, quien pasaba mucho tiempo en el centro del pueblo, podía observar a los demás jóvenes de su edad, quienes a la hora en que el comenzaba su jornada laboral, entraban a sus primeras clases en la escuela. Habían veces en que Pepe se preguntaba si aquellos muchachos eran tan malos como para pensar en una educación antes que en apoyar con los gastos de casa; era lógico que para la familia de Pepe, nunca había estado como primordial la idea de ir a la escuela; tampoco es que tuvieran la posibilidad, simplemente optaban por hacer las cosas que permitieran a su familia vivir.

En una ocasión, a José María le dieron un trabajo en las tierras de un poderoso señor, que recién compro un rancho en las afueras del pueblo. El señor era fundador de una de las pocas escuelas mixtas que había en ese entonces. José María necesitaría de mucha ayuda con las tierras así que ordeno a sus hijos varones, incluyendo a Pepe, que fueran a ayudarlo todas las mañanas.

El poderoso señor, al ver a tantas personas en las tierras, llamo a José maría y le dijo: --¿crees que con el sueldo que obtendrás por ocuparte de mis tierras podrás pagarle a tantos empleados?—A lo que José maría respondió: -- todos son hijos míos y saben el compromiso que tienen con la familia—

Al poderoso señor le extraño ver a cinco jóvenes hombres con tanta disposición por hacer lo que se les había pedido, que vio cierto potencial en ellos. Al día siguiente, le dijo a José maría que si estaba interesado en que algunos de sus hijos asistirán a la escuela apoyados por él; José maría respondió que no estaba en sus posibilidades concederles educación y que ellos sabían que lo primordial era trabajar por sus necesidades, sin embargo, les diría. Al decirles la idea a los muchachos, de inmediato declinaron. El poderoso señor se marchó sin más que decir.

Unos días después, mientras aquel señor observaba a los muchachos, se fijó

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