ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Cuentos con brujas


Enviado por   •  17 de Diciembre de 2018  •  Resúmenes  •  2.233 Palabras (9 Páginas)  •  176 Visitas

Página 1 de 9

BRUJAS Y MAS BRUJAS

Hay brujas, brujonas y brujillas. Hay brujitas y brujotas. Hay brujas malas, brujas buenas y brujas que ni fú ni fá. Hay brujas feas, brujas guapas, brujas gordas y brujas flacas. Con verrugas y con arrugas. Hay brujas con gatos y gatos con bruja. Las hay que montan en escoba y las hay que viajan en avión. Las hay antiguas, modernas y hasta posmodernas. Las hay esotéricas y las hay histéricas. Hay brujas coquetas y brujas recatadas. Brujas viejas. Brujas jóvenes. Las hay con estudios y analfabetas. Las hay altas y las hay bajas. Hay brujas pirujas y marujas. Y hay brujis que son un pelín cursis. Algunas usan varita. Algunas preparan pócimas. Otras prefieren lanzar hechizos. Y otras ponerse cosméticos. Las hay simpáticas y antipáticas. Naturales y artificiales. Hay brujas en vaqueros. Hay brujas siempre en zapatillas. Las hay con tacones y, algunas, descalzas. Las hay bromistas y las hay muy serias. Hay hechiceras, magas, nigrománticas. Hay adivinas y encantadoras. Las hay sanadoras o maldecidoras. Videntes y clarividentes. Xorguinas y meigas. Groseras o educadas. De ciudad y del campo. Nacionales y extranjeras. Hay brujas en todas las culturas y razas. Hay brujas fascinantes. Hay brujas irritantes. Hay brujas brillantes. Hay brujas, brujonas, brujillas, brujitas y brujotas. Hay brujas, muchas brujas. Lejos y cerca. Detrás y delante. Hay brujas, muchas brujas. ¿Quieres verlas? Sólo tienes que fijarte. Fin

Cuentos de muertos escritos por vivos

La bruja se preparaba para salir a la una de la madrugada, cuando todos estuvieran profundamente dormidos. Se puso un vestido largo, se amarró un paño rojo en la cabeza. Tomó su escoba que estaba en una esquina de su habitación y subió al techo de su casa. Caminaba sobre el caballete de zinc. Lentamente se movía de un extremo a otro, haciendo un extraño ritual.

Finalmente se acercó a la parte de atrás de la casa, miró el cielo negro como el carbón, levantó su escoba y sobre ella se lanzó al vacío diciendo:? ¡Sin Dios y sin Santa María!  Bartolo se había quedado dormido, cansado y agobiado por el miedo y la desesperación. De pronto un pequeño ruido en el techo lo despertó exaltado.

Por su mente pasó la idea de ratones sobre la casa, pero recordó que las brujas por las noches pisan suavemente para no ser descubiertas y muchas personas las confunden con ratas en el techo. Tomó la cacerola de agua hirviente y se preparó detrás de una puerta.Cuando Juana la sintió caminando hacia la habitación de los niños, maulló como un gato, encendió la linterna, alumbrando la sala de la casa. Bartolo salió de la cocina con el agua hirviendo, para echársela encima a la bruja, pero en la sala no había nadie. De pronto vieron un cerdo en una esquina como escondiéndose. Bartolo estaba tan nervioso que sólo pudo decir:? Juana, aquí lo que hay es un lechón y creo que es del vecino. Juana recordó que las brujas que vuelan se convierten en cualquier cosa cuando son descubiertas. Muy asustada le dijo a su esposo:? ¡Échale el agua, que es ella convertida en cerdo!El hombre le tiró el agua al cerdo quemándole el lado derecho de su cabeza, la cara y una de las  patas de alante.

El puerco dio la vuelta y lanzando tenebrosos alaridos salió corriendo de la casa. Bartolo no tuvo tiempo de amarrarlo, como le había dicho la curandera. En ese momento llegaba Negra con un grupo de hombres de la comunidad gritándole:? ¡Bartolo, no la dejes ir, que también se chupó a mi hija!? Se convirtió en lechón, Negra, y salió despavorida, pero le quemé la cabeza y la cara. La vieja muy exaltada exclamó:

? ¡Pero si ahora mismo pasó ese lechón corriendo entre nosotros dando gritos! Un día, por las quemaduras, sabremos quién era la bruja que se chupaba los niños de este pueblo.

  Al día siguiente, antes de que el sol naciera, Bartolo fue a casa de su madre para decirle lo de la bruja que se estaba chupando a sus muchachitos y lo que le hizo con el agua hirviendo. Al sentir la casa sola, entró sigilosamente a la cocina por la puerta de atrás. A su madre no le dio tiempo a esconderse. Bartolo se detuvo de golpe al encontrar a su vieja poniéndose paños de agua fría en quemaduras recientes que tenía en la cabeza, en la cara y en su brazo derecho. El corazón le saltaba, queriendo salírsele del pecho. La vieja tenía las mismas quemaduras que él le hiciera al cerdo en esa madrugada. Sin saber qué hacer le dijo:? ¡¿Madre, eras tú la bruja que le estaba chupando la sangre a mis muchachitos por las noches?!

La vieja bajó su cabeza semipelada por las quemaduras y sin decir palabras continuó poniéndose paños de agua fría en la cara y en el brazo derecho.

  Cuando Lolita terminó con la historia yo estaba temblando y lo único que se me ocurrió fue preguntarle:? ¿Y qué hizo el pueblo con la bruja?? Decidieron quemarla viva? ¿Y por qué sigue viva, cómo se libró de la muerte? ? Le pregunté a Lolita que se empeñaba en darme detalles de la bruja.? La amarraron a unos leños secos y los encendieron. Las lenguas de fuego subían al cielo y bajaban consumiendo todo lo que había a su alrededor. El fuego crepitaba como crepita el vientre de los niños que están enfermos. Al cabo de un rato todo estaba consumido, menos la bruja que seguía intacta. Los dos niños de Bartolo llegaron en ese momento y al verla amarrada, sollozando arrepentida, corrieron hacia ella gritando:? ¡Abuela, abuela qué te han hecho!

Bartolo la soltó y la vieja anduvo por el mundo hasta que se cansó de vagar por la tierra y volvió al pueblo. En lo adelante nadie la ha molestado.

  Lolita terminó el cuento y yo temblaba de miedo, no sabiendo cómo volver al Destacamento. Al poco tiempo fui trasladado y la distancia mató nuestros amores. A partir de ahí creí en los cuentos de brujas que vuelan. Y a mis sobrinos suelo ponerles amuletos, para que las brujas no se los vayan a chupar. 

UN CUENTO INTRASCENDENTE

Érase una vez, hace más de mil años… o menos… o tal vez más, no lo sé exactamente… En fin, que érase una vez allá por los tiempos de Maricastaña (¿sabe alguien quién es Maricastaña?). Bueno, que digo yo que había una vez, allá cuando los animales hablaban (porque  los animales, antes, hablaban, en serio, créeme, lo sé de muy buena tinta, me lo contó el perro de la vecina…). Como iba diciendo, esto era (y ahora sí que empiezo, lo prometo…) una princesa que se llamaba…eehhmmm… bah, la verdad es que no sé cómo se llamaba, pero eso da igual.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (13 Kb) pdf (87 Kb) docx (17 Kb)
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com