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El Espejo


Enviado por   •  17 de Agosto de 2012  •  508 Palabras (3 Páginas)  •  414 Visitas

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EL OTRO YO Y EL ESPEJO

En el cuento de Benedetti se nota esa lucha entre un yo interior y otro exterior, si sometemos este personaje al espejo encontraremos como el personaje se autoanaliza y desea cambiar de forma muy radical su forma de ser, sin embargo, mal interpreta su visión del yo y termina por aniquilar una parte muy propia de su personalidad: “En el primer momento, el muchacho no supo qué hacer, pero después se rehízo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado•.

A continuación, se da cuenta como sus amigos no le reconocen después del suicidio del otro yo, es mas, le dan por muerto ya que ellos tenían una visión de el muy bien definida de Armando: “Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable»”. Si sometemos a Armando después de esto una segunda vez al espejo nos damos cuenta como él reconoce su cambio como una mutilación a su personalidad que le daba la dualidad que lo formaba como una persona completa y dual, el espejo le muestra que ahora sólo es una sombra de lo que solía ser.

Armando tenía una versión real de quien era él; un muchacho normal, vulgar, sin embargo, el reflejo que veía de él mismo era un ser quizás demasiado sentimental y pensó que se trataba de un defecto a corregir. En este caso, el espejo reflejaba una imagen real de lo que Armando era y éste partió de aquí para hacerse un imaginario de él como un ser con un defecto muy grande –para el –: alguien con sentimientos.

Es en este entonces en donde Armando decide crearse un mundo sin el Otro Yo. Armando parte de una realidad que ve reflejada en sí mismo – alguien vulgar y sentimental – para convertirse en el único reflejo que quiere ver en él – un ser tan vulgar como quisiera – ya que este era el reflejo que quería mostrar a los de mas y por el que supuestamente seria mas aceptado.

Finalmente, al mostrar el nuevo Armando a sus amigos, estos ni siquiera notaron su. Además de mutilar su propia personalidad como se expuso anteriormente, Armando quizo recuperarla: El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo. Se podría decir que Armando quizo volver a ver en el espejo, el reflejo de lo que alguna vez fue; pero, debido a que ya no era mitad sentimientos y mitad vulgaridad sino cien por ciento vulgaridad, ya no pudo parir de algo real para volver al mundo imaginario en donde era destacado por una amable y cálida personalidad a pesar de sus imperfecciones.

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