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El Laberinto De La Soledad


Enviado por   •  9 de Agosto de 2011  •  1.460 Palabras (6 Páginas)  •  1.558 Visitas

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El pachuco y otros extremos

El capitulo uno del libro habla acerca de cómo los adolescentes comienzan a descubrirse a sí mismos, que los lleva a la conclusión de que se encuentran solos en el mundo.

En la ciudad de Los Ángeles, Octavio Paz, comenzó a comparar a los gringos con la gran cantidad de mexicanos que viven en este Estado de los Estados Unidos. Menciona que la mexicanidad flota en el aire ya que no se mezcla ni se funde con el mundo norteamericano. Lo mismo pasa con los mexicanos que uno encuentra en la calle, aunque tengan muchos años de vivir allí y sientan vergüenza de su origen, nadie los confunde con norteamericanos nativos ya que hasta cierto punto presenta una ausencia de espíritu. Esto ha generado que se les dé el nombre de “pachucos”. “Los pachucos son jóvenes, generalmente de origen mexicano, que viven en las ciudades del Sur y que singularizan tanto por su vestimenta como por su conducta y su lenguaje” . Los pachucos son incapaces de asimilar una civilización que los rechaza. Han perdido toda su herencia, sólo le queda su cuerpo y su alma. Con su traje no pretende manifestar su adhesión a alguna agrupación. El pachuquismo es una sociedad abierta, el traje es una moda, moda que se lleva a las últimas consecuencias.

La irritación del norteamericano procede que ve en el pachuco un ser mítico y por lo tanto virtualmente peligroso, ven en ellos algo perturbador y fascinante, unos les atribuyen virtudes eróticas poco comunes, el pachuco parece encarnar la libertad, el desorden, lo prohibido. Es un ser desprendido de su cultura tradicional y se afirma en un instante como soledad y reto, se lanza al exterior para retarlo.

El autor niega el complejo de inferioridad que caracteriza al mexicano. “Sentirse solo no es sentirse inferior sino distinto”, de hecho, la soledad no es una ilusión, es la vida contemplada con los ojos abiertos. La soledad del mexicano, tiene sus raíces en su profundo sentido religioso, y en la muerte, la compañera perfecta de la vida. Sólo en México se rinde culto a la muerte pues se sabe dadora de vida.

La historia de México es la búsqueda de su origen: indigenista, hispanista, afrancesado; México, quiere “volver al centro de la vida de dónde un día, en la conquista o en la independencia, fue desprendido”.

Máscaras Mexicanas

Varias son las facetas del mexicano, ser singular que sin embargo, “siempre está lejos, lejos del mundo y de los demás. Lejos también de sí mismo.” Capaz incluso de hacer uso del silencio, además de la palabra, como un instrumento de defensa.

Y a propósito de la palabra, el poeta reflexiona sobre el poder real que la palabra misma ejerce sobre el mexicano. Conceptos como “rajarse”, revelan el grado de machismo que todos llevamos dentro. ¡Puto el que se raje! Otro ejemplo, que sólo en México existe, es el albur. Lenguaje secreto, ingenioso, de fuertes connotaciones sexuales que agrede, reta, y finalmente, termina por demostrar nuestro carácter cerrado frente al mundo.

El mexicano usa máscaras para proteger su intimidad, no le interesa la ajena y por lo tanto, el círculo de la soledad se vuelve a cerrar. L a manera instintiva en la que consideramos peligroso a todo lo que representa lo exterior, tiene su razón si revisamos la historia de nuestro país. Las derrotas se sufren con dignidad. Lo anterior, subraya el autor: “No carece de grandeza”.

Mención aparte sería el caso de la mujer mexicana. Mujer cuyo recato tiene que ser a toda prueba. La vanidad masculina, heredada de los indígenas y los españoles, se regodea bajo la sumisión, económica, moral y social de la mujer. “En un mundo hecho a la imagen del hombre, la mujer es sólo un reflejo de la voluntad y querer masculinos”. Desde luego, que el centro de atención de la mujer es su sexo: “oculto, pasivo. Inmóvil sol secreto”.

Sin embargo, también se está consciente de que la mujer, la tierra, representa la continuidad de la especie, el orden, y la dulzura. De nada sirve lo anterior, el machismo necesita mujeres impersonales para subsistir. Se respeta el concepto de la madre, de la mujer abnegada pero no de la persona: la mujer como protagonista de su historia. Por ello, refranes, canciones populares y conductas cotidianas, aluden al amor como falsedad y mentira si la protagonista “deja” al hombre, quien por su parte, encuentra consuelo en los brazos del alcohol. Una mentira más que pudo ser verdad.

Las

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