El rol de la mujer en Los Manchados de María Teresa Andruetto

El rol de la mujer en Los Manchados

                                                                                                              Sofía Herrera Waters

En Los Manchados, la búsqueda de Julieta apunta a conocer la historia y  la identidad de su padre, Nicolás Corso, que vive en Suecia y a quien ella no conoce. Para averiguarlo, viaja a Tama, un pueblo del noroeste argentino, lugar por donde también su padre pasó durante la última dictadura militar, en busca de su padre. Voces femeninas nativas, mujeres mayores (madres solteras en su mayoría, mujeres abusadas por hombres inescrupulosos), que de un modo u otro se relacionaron con Nicolás durante su estadía en Tama, contestan las preguntas de Julieta.

Andruetto escribe sobre mujeres de cuerpos marcados, sobrevivientes del uso y abuso del hombre, como el Ingeniero Lorenzo Lilican o El Manchado. Mujeres de todas las edades que se expresan luego de haber atravesado emociones fuertes.

Estas voces femeninas que irrumpen en la obra, (Armida, Milagros, Patrona Paula, la hermana Dora, Rosa, Martirio), muestran la necesidad de contar el encuentro que tuvieron con Nicolás, las distintas maneras en que lo ayudaron, su visión sobre la realidad del momento y como salieron adelante a pesar de los males. Necesitan ser protagonistas, narrar cada detalle de lo que vieron, hacer sentir como vivían a la sombra de los hombres y de la justicia. Estas mujeres, soportaron el desalojo, el abuso, la pobreza, la sumisión y el desamparo y, es el rol que les tocó vivir a mediados del siglo XX en Argentina, como Milagro Linares dice:”…la historia de esas mujeres solas y de esa vida dura que ellas, todas ellas, tuvieron que llevar...” (Los Manchados, 91)

En el pueblo de Tama el destino de los hombres está en la mina donde “…tocan el oro con las manos [...] el oro que se les pega en los pulmones, les vacía la cabeza, les chupa el corazón…”(Los Manchados, 39). Esta cita se puede ver como una explicación del porque los hombres se comportaban tan fríos con las mujeres. En cambio el destino de las mujeres es lo que se espera de ellas, hacer el servicio doméstico en las casas grandes, bordar y  cocer, la maternidad precoz y solitaria “...en esta tierra donde son madres solteras todas, todos hijos e hijas sin padre conocido, porque aquí, en este desierto, el padre no es más que el nombre de un hombre… Un nombre que nuestra madre nos trasmite, […] y después, nada…, y hay que aprender a vivir con esa mancha” (Los Manchados, 88).

La maternidad está muy presente en la obra. Hay algunos personajes que la tienen, hay otros que no. Nicolás, termina siendo de un modo u otro un poco hijo de todas esas mujeres que de alguna manera cuidaron de él, lo esconden, lo engrandecen y lo extrañan a pesar de todos los años transcurridos sin verlo. Sin embargo, está el caso de la supuesta mamá biológica de Nicolás (Nicolasa), que se niega a recibirlo, por miedo a lo que su esposo, El Manchado, le puede a llegar hacer.

Como se pude ver en esta obra, en la época de la dictadura militar (1976-1983) la mujer sufría. No tenía derechos. Las “exterminaban”. La mayoría eran jóvenes que sufrieron la crueldad de los militares. Una crueldad que es patrimonio exclusivamente humano, que comienza con la ausencia de ternura y sigue con la connivencia (el no ver, mirar para otro lado) y la complicidad impune y naturalizada de todos.|1|

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