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Ensayo De La Obra Frankenstein De Mary Shelley


Enviado por   •  7 de Mayo de 2012  •  1.337 Palabras (6 Páginas)  •  3.598 Visitas

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Frankenstein; un reflejo del hombre y de la sociedad.

En la obra Frankenstein, de Mary Shelley, se observa cómo la autora desarrolla una historia en la que no sólo se ve reflejado el romanticismo, sino también se aprecian diversas situaciones que se atribuyen al contexto, la forma de pensar y de ser de la época. En la obra de observa cómo el hombre nace siendo bueno, sin embargo es la misma sociedad lo que lo conduce a tener manifestaciones de perversidad, tal como lo expresaba Jean Jaques Rousseau en su teoría de la naturaleza humana. Se hablará sobre la utilización de los personajes para demostrar su comportamiento en la sociedad, la manera de ser del hombre romántico caracterizado en el personaje principal y sobre cómo la sociedad se basa sólo en las apariencias, ejemplificado con el personaje antagónico (el monstruo).

Frecuentemente los personajes de una obra muestran ciertos patrones de comportamiento común, tal es el caso de esta obra. Bien se dice que el hombre es bueno por naturaleza, que nace siendo bueno y sin embargo es la sociedad y sus acciones hacia él lo que lo hacen reaccionar ante las circunstancias y de cierta forma lo orillan a convertirse no en un ser malo, sino en uno que se ve obligado a hacer acciones malas. Esto se puede relacionar con la teoría de Rousseau, que establece que el hombre nace siendo bueno, sin embargo las circunstancias y lo que ocurre en su entorno lo llevan a ser malo. Eousseau además expresa “si el hombre es bueno por la naturaleza y la sociedad lo corrompe […] entonces es necesario reformar la sociedad”. (Lázaro, 194). Lo anterior se ve claramente manifiesto en la obra, a través, principalmente del personaje del monstruo. De cierta forma el monstruo “nace” siendo una criatura buena y de noble corazón, y a pesar de sus limitantes éste intenta abrirse e integrarse a la sociedad y es ésta última quien lo rechaza. No solamente es rechazado, sino que además, a pesar de sus buenas acciones es tratado mal. Dicha situación lleva a la reflexión; ¿por qué se debe ser bueno si a pesar de ayudarlos y realizar buenas acciones ellos agreden y atentan en tu contra? Esta situación se ve expresada por el monstruo: “Los sentimientos de bondad y gentileza que alimentaban unos pocos instantes antes dejaron el sitio a una cólera furiosa y al rechinar de dientes. Inflamado por el dolor, juré odio y venganza eterna a toda la humanidad.” (Shelley, 198). Así, a pesar de no ser precisamente humano, se ejemplifica que era bueno, y que fueron las circunstancias que lo acecharon lo que lo obligó a convertir sus sentimientos en odio y deseo de venganza.

La manera en que se maneja el contexto en la obra, va muy de la mano con cómo era el hombre de la época, es decir; del romanticismo. Básicamente el hombre del romanticismo está acostumbrado a trabajar solo, manejar individualmente sus ideas, desarrollarse y superarse por sí mismo, actuar individualmente. Es por esto que tienden a ser hombres inteligentes, pues es su inteligencia la que desarrollan en su tiempo de soledad. Compactamente, “el hombre romántico se caracteriza también por su aislamiento y soledad […] su individualismo está marcado sobre todo por su conciencia aguda y dolorosa de la propia personalidad, de ser distinto de los demás, que en ciertos casos incluso deriva en un sentimiento de superioridad”. (El romanticismo). Esta actitud del hombre romántico se ve reflejada de cierta manera en Víctor, el protagonista de la obra Frankenstein, pues era una persona inteligente, busca constantemente el aprendizaje y nuevos métodos de conocer el mundo. Sin embargo, es un hombre solo, pues él así lo prefiere y de hecho trabaja mejor solo, cuando requiere resolver algo prefiere resolver estos conflicto por su cuenta. Quizá se puede atribuir este individualismo a la necesidad de que los méritos que recibiría en un futuro fueran sólo para él y que cuando crezca como un individuo sea él y sólo él quien sea recompensado y alabado por sus acciones. “El señor Waldman me infligió una verdadera tortura cuando elogió con bondad y calidez los progresos sorprendentes que yo había realizado en ciencias.” (Shelley, 94). Con esto se observa como

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