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Ensayo Literatura


Enviado por   •  18 de Diciembre de 2013  •  1.124 Palabras (5 Páginas)  •  466 Visitas

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INTRODUCCIÓN:

ENCUENTRO CON UNA SANTA

Nos sentamos juntos, la montaña y yo, hasta que sólo está la montaña

Li Po

Durante años, por razones de salud y placer, con frecuencia he ido de escalada a las montañas cercanas a mi

casa – a través de los estrechos caminos repletos de cervatillos y hacia las vertientes forestales pobladas de

robles, pinos y frutales – merodeando por donde el impulso me llevase entre de las montañas, dirección a la

costa.

En una de aquellas ocasiones, hace algunos años, cuando mi familia había salido durante un largo fin de

semana, me levanté antes del amanecer y partí sin plan alguno exceptuando escalar a mis anchas y explorar

nuevos territorios. Las montañas, con no más de dos mil pies de altura, tenían suficientes subidas y bajadas

para perder de vista la civilización, dando una sensación de misterio y soledad cuando me imaginaba a mí

mismo a cien millas de cualquier parte.

Las sinuosas colinas eran un reflejo de los picos y los valles de mi propia vida interior. Por aquel entonces, me

sentía perdido en un valle repleto de sombras de duda. Mi vida se había convertido en una mera rutina

ordinaria. Por esta razón, aquella mañana me había llevado a las montañas un indescriptible deseo de

emoción, de perspicacia, de cambio. Pronto iba a descubrir por mí mismo la verdad del dicho: "Ten cuidado con

lo que deseas; te podría ser concedido."

Aquella mañana las nubes bajas de la costa se habían desplazado hacía las montañas, y después de haber

escalado cierta distancia me encontré en un pliegue entre laderas, rodeado por una niebla tan espesa que no

podía ver más allá de unos pocos metros. El aire se volvió frío y quieto, y de repente perdí todo tipo de

orientación. Al escuchar un riachuelo atrás, por debajo de mí, lo procuré ir manteniendo detrás, confiando así

poder escapar del territorio de aquel valle.

Pronto llegué a una llanura acompañada de viejos robles justo por encima de un vertiginoso barranco. Me

había, por accidente, aproximado a aquella llanura desde el único ángulo posible – un camino estrecho entre

unas paredes rocosas. Mientras escalaba una de aquellas rocas enormes, la niebla desapareció para

mostrarme una pequeña cabaña justo delante de mí. Me aproximé y llamé suavemente a la puerta.

Para mi sorpresa, una voz potente y de inesperada calidez contestó, como si fuera un invitado largamente

esperado: "Adelante viajero, pasa!" Así que zafándome del castigado camino de la vida, abrí la puerta y

encontré a la santa, sentada tranquilamente, sonriéndome. Sin motivo alguno los pelos de los brazos se me

erizaron.

Ella estaba sentada con una gracia felina, erecta pero relajada, balanceada sobre un cojín de hojas sobre el

suelo. Estaba revestida con una túnica verde. Quizás se cree que está en Sherwood Forest, pensé.

Sus ojos cautivaron mi atención – ojos almendrados, de color avellana, que iluminados por los rayos del sol

brillaban a través de una pequeña grieta en la pared – ojos puestos como joyas en una cara de brillante piel

color oliva, coronada por un corto cabello marrón que no dejaba ningún claro signo de su edad, raza o cultura.

Ella parecía estar envuelta por un brillante campo de energía, el cual yo supuse ser un mero reflejo de luz.

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Comencé a sentirme extrañamente perdido, desorientado. De alguna forma perdí mi noción espacio-tiempo:

¿Estaba en una selva primitiva, una vertiente en la Inglaterra de Shakespeare, las tierras altas Escocesas, o

una montaña por encima de los Inmortales Chinos?

"Hacía mucho tiempo que no tenía una visita," dijo. "Estoy contenta de que hayas

...

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