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La Poesia


Enviado por   •  15 de Julio de 2011  •  2.688 Palabras (11 Páginas)  •  1.033 Visitas

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Primera actividad: Presentación de un poema. Esta actividad tiene como único

objetivo acercarle al alumno de manera natural la palabra poética, su sonoridad,

su significado. El profesor presentará un poema a sus alumnos mediante su lectura

en voz alta. Luego les dirá el nombre de su autor y del libro en que pueden

encontrarlo. Por último les hablará de su relación personal con el poema, lo que le

dice, por qué lo ha elegido, cuándo lo leyó por primera vez, todo lo que éste crea

que pueda ser de interés para los que lo escuchan. Al final, volverá a leer nuevamente

el poema, antes de guardar una copia en un fichero y colgar otra en un panel

en la clase. El profesor le habrá acercado unas palabras a sus alumnos, consiguiendo

así un primer objetivo fundamental de cualquier clase de literatura, el de servir a

los chicos como un buen guía de lecturas. Les habremos entregado la palabra de

manera más libre y personal, y de esa misma forma ellos podrán acercarse ahora a

ellas. Ese es el papel del buen profesor de literatura, animar a la lectura, acercar la

palabra impresa al alumnado para que sus experiencias puedan enriquecerse por la

lectura de los buenos textos que puedan luego ocupar su ocio de manera enriquecedora.

Con la periodicidad que estime oportuna el profesor sus alumnos deberán repetir

su experiencia. Así, al final del curso habremos logrado reunir en el archivo una

excelente antología poética elaborada por los propios alumnos, y además las palabras

del panel nos acompañarán cada día en nuestro trabajo y en el de nuestros

compañeros en el aula. Naturalmente el profesor podrá y deberá servir de guía para

acercarles los textos a aquellos que no han dejado que las buenas palabras vivan

con ellos. Con este trabajo la lectura de los poemas no lleva consigo la elaboración

de ningún comentario, resumen o ficha. Se trata sólo de estimular la lectura, no de

realizar trabajos paralelos que nos sirvan para controlar el proceso. El joven se convertirá gracias a la lectura en dueño del poema. No habrá leído creyendo que solamente

hay una verdad oculta que tiene la obligación de descubrir. La verdad del

poema será la suya, la que él sienta y descubra con sus ojos y su imaginación. Aquí

nos gustaría recordar aquella frase que el escritor chileno A. Skármeta pone en boca

de un muchacho que habla con Neruda en su obra Ardiente Paciencia: «La poesía

no es de quien la escribe, sino del que la necesita».

Podemos fomentar esa necesidad por medio de actividades de lectura en voz

alta; éstas se podrían realizar con los mismos poemas recogidos en clase y cuando

el profesor considerara oportuno:

1.° El profesor realizaría una primera lectura que sirviera como modelo.

2.° A continuación se harían lecturas individuales. Tras la lectura los compañeros

comentarían de manera colectiva estas intervenciones.

3.° Estas lecturas individuales podrían ser grabadas y luego escuchadas. De

esta manera el joven podría tomar conciencia de determinados fenómenos

fónicos relacionados con su habla como podrían ser el seseo, aspiraciones

de consonantes finales, sonorizaciones de oclusivas, neutralización

de líquidas o relajación de vocales átonas, en el caso de los

alumnos canarios.

4.° Lectura colectiva: los poemas serán leídos con diferentes voces, alternando

las intervenciones.

5.° Una última actividad podría ser la audición de poemas grabados por sus

propios autores o el apoyo musical para el recitado en la propia aula.

Con estas actividades de lectura en voz alta ayudaremos al alumnado a recuperar

el gusto por la forma, acercándolo de manera natural a la sensualidad, sonoridad

y fuerza de la palabra. «Cantar y contar. ¡Qué hermoso baile de vocales!»,

decía Ángel Crespo (1998, 31). Si el alumno asimila esta musicalidad del poema

podrá también acercarse de forma más sencilla al plano de la escritura. Valente

(1999, 12), referido a esto, nos decía: «Cuando, en el camino hacia la escritura,

percibimos un ritmo, una entonación, una nota, algo que es, sin duda, de naturaleza

radicalmente musical, algo que remite al número y a la armonía, la escritura

ha empezado a formarse. Escribir exige, ante todo, del oído una gran acuidad».

Con la lectura de poemas el joven empezará a formar su conciencia poética. Ésta

le servirá sobre todo para un fin primordial, valorar mejor lo que está bien o mal

escrito.

Segunda actividad: Poesía, categorías y estructuras gramaticales: vamos a utilizar

poemas que nos sirvan como juego o excusa para acercar al alumno a determinados

conocimientos gramaticales básicos como el reconocimiento de categorías

morfológicas o la asimilación de estructuras sintácticas elementales.

Podíamos

...

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