Resumen noticia de un secuestro

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN

INTRODUCCIÓN A LOS MEDIOS

Lectura de “Noticia de un Secuestro"

ALUMNO: ANGEL DANIEL PALACIOS ACEVEDO

MATRICULA: 1848862

GRUPO: A05

FECHA: 17 DE NOVIEMBRE DE 2022

LA NOTICIA DE UN SECUESTRO, UNA HISTORIA MÁS REAL QUE LA NOVELA

La historia comienza, como no podría ser de otra forma, con el secuestro de dos personas; Maruja Pachón, directora de Focine, y Beatriz, cuñada de Maruja y su asistente personal. Llegando a casa, son interceptadas por un grupo de maleantes, al principio ellas piensan que son maleantes cualesquiera, que no querían más que su dinero y joyas, sin embargo, no eran para nada unos cualquiera, llegaron para secuestrarlas.

De ahí se las llevan de donde estaban, y llegan a un paradero desconocido, en un cuarto oscuro y solo, o bueno, no tan solo, ya que ahí se encontraba Marina Montoya, quien era hermana del secretario general de la presidencia de la República, quien incluso había sido declarada muerta y que también fue secuestrada junto a otros siete periodistas. Entre ellos estaban la hija del expresidente Tourbe y Francisco Santos, el editor en jefe de El Tiempo, aunque estaban escondidos en otro lugar. Los secuestradores les dijeron a Maruja y Beatriz que eran de la guerrilla, para calmarlas dijeron que las habían llevado a declarar al gobierno y prometieron liberarlas en unos días.

Al mismo tiempo, la policía notificó a los familiares de los secuestrados y dio a conocer la noticia por radio y televisión. El esposo de Maruja, Alberto Villamizar, también hermano de Beatriz y conocido político, inmediatamente comenzó a hacer todo lo posible por salvar la vida de su esposa y su hermana. Negoció con el presidente Gaviria y la administración de seguridad para que no actuaran sin antes consultarlo. 48 horas después del anterior secuestro, Pablo Escobar envió una carta a la familia a través de uno de sus abogados, advirtiendo que “el grupo tiene a Pachón”.

Maruja, Beatriz y Marina viven en condiciones miserables en sus habitaciones. Solo pueden hablar en casos de emergencia, y siempre en un susurro. No podían levantarse, y tenían que pedirles a los dos guardias de turno que estaban en la misma habitación pequeña cualquier cosa que necesitaran, y no se les debía permitir perderlos de vista. Diez días después, sin embargo, habían establecido una rutina familiar. Solo hay un baño para tres y cuatro guardianes. Tienen que usarlo con la puerta cerrada, pero sin llave, no pueden estar más de diez minutos en la ducha, aunque tengan que lavar la ropa. Hay un televisor y una radio en la habitación, los rehenes pueden escuchar las noticias y los guardias pueden escuchar música. Algunos de los hijos de Maruja son hombres de los medios con programas de televisión de horario fijo que utilizan para mantener comunicaciones unilaterales con sus rehenes. Una de las hijas de Maruja produjo una serie de ocho programas que ella preparó basándose en largas conversaciones con un psiquiatra y ofreció consejos sobre cómo mantenerse espiritual en espacios cerrados. Una vez que el Papa Juan Pablo II pidió la liberación de los rehenes, uno de los guardias comentó: "Ese hijo de puta, ¿qué tiene que hacer?"

En general, esto fue lo más difícil para los tres rehenes: vivir con los guardias. Son cuatro jóvenes sin educación, salvajes e inestables. Saben que morirán jóvenes, por eso solo les importa vivir el momento. Quieren hacer el trabajo sucio para ayudar a sus familias y asegurar la felicidad de la madre que más adoran. Odian todo lo demás: los políticos, el gobierno, la policía, la sociedad en general. Dicen que "la vida apesta". Al principio, Maruja, Beatriz y Marina no pueden distinguir entre sus cuatro guardianes porque siempre ven la misma máscara. Cada rehén tiene su guardián favorito y desarrolla una forma armoniosa entre sí. Juegan al dominó y se ayudan mutuamente a resolver crucigramas. Comparten un destino común: los guardianes parecen haber sido secuestrados también. No pueden moverse a otra parte de la casa y duermen en otra habitación cerrada para que no puedan escapar. Cuando salieron del servicio, se los llevaron en la cajuela del auto, por lo que no sabían dónde estaban. Sin regularidad, los jefes mejor vestidos parecen recibir mensajes y dar indicaciones. Sus decisiones son impredecibles y tanto los secuestrados como los tutores están a su merced.

La forma en la que vive Santos no son tan precarias como la de los demás. Mira la tele, le llega el periódico, hasta a veces juega al ajedrez con los guardianes. Su cama y su cuarto son cómodos, e incluso puede mandar pruebas de que está vivo a su familia. Mientras que, en el diario el tiempo puede leer las cartas de sus familiares, en especial las de su padre, quien le ordena que no se suicide. Para Villamizar es difícil encargarse de su familia y encontrar a Escobar para negociar. La ciudad está inundada de violencia, en los primeros dos meses del 91 hay al menos 1200 asesinatos y masacres cada tanto.

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