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Tormento


Enviado por   •  2 de Febrero de 2014  •  Tesis  •  4.669 Palabras (19 Páginas)  •  1.085 Visitas

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capítulo I – un día

Dos embozados, Felipe y José se encuentran y van al café Lepanto. Uno trabaja para un capitalista, banquero, Don Agustín Caballero y el otro trabaja para un escritor. Este último escribía también sus propias novelas que su patrón le dejaba hacer. Luego cada uno cuenta sus propias experiencias de trabajo. Felipe debe llevar una carta a dos niñas solteras que terminan por ser las vecinas de José que viven en el mismo edificio, Amparo y Refugio. Al final del capítulo José le dice un secreto a Felipe.

Capítulo II – segundo día

Se describe a Francisco de Bringas con un señor noble que todo lo hacía en la casa. Era muy bueno para la mano de obra y los quehaceres domésticos. Casado con Rosalía Pipaón, tuvieron tres hijos. Uno de 15 años que era bien engreído y estudiaba letras, otra niña de 10 y otro hijo de 9. Luego describe a Rosalía como una bella dama, más joven que su marido y con un poco de alcurnia debido a sus antepasados por parte de la madre. Habían dos cosas divinas para Rosalía: el cielo, a mansión de los elegidos y Palacio, donde estaba su historia y su ideal (18). A fines de noviembre, se mudaron de la casa de la calle de Silva en la que vivieron 16 años (19).

Capítulo III, IV, V, VI, VII – tercer día

Estaban aquí Rosalía con su amiga Amparo y la criada Prudencia limpiando la nueva casa. Rosalía daba órdenes para limpiarla aquí y allá. Felipe también ayudaba a Francisco y éste le ordenaba porque Felipe estaba muy distraído mirando a Amparo. Así de disputaban unos a otros para poner la casa en regla. Pobre Felipe, se lo pasaban de uno a otro entre Francisco y Rosalía. Llegada la noche, Rosalía estaba encantada con la casa Madrileña. Luego le describe a su amiga Cándida toda la casa, cuarto por cuarto y pasillo por pasillo. “La Pipaón de la Barca no daba paz a la lengua.” La casa estaba ubicada en el lugar más céntrico de Madrid con todo lo que ella necesitaba al alcance de la mano. Luego la campanilla de la puerta sonó.

Aquí se muestra el carácter cursi y de grandeza que poseía Rosalía hacia Amparo y Refugio. Refugio, no soportó más los aires de grandeza y las humillaciones de Rosalía y se fue de la casa. Así quedó Amparo, la más débil, a cargo de Bringas. Don Francisco la defendía y le tenía compasión más que nada por le había prometido al padre de ellas, Sánchez Emperador, que las cuidaría cuando el muera. De todas formas, Rosalía trataba a Amparo muy mal y la hacía trabajar como una yegua.

Vemos aquí muy bien la relación que Rosalía tenía con Amparo y lo mal que la trataba. Cuando la trataba bien era para decirle que se hiciera monja y que le iba a conseguir la dote a través de su primo Agustín pronto llega a la casa trayendo tres entradas para ir al teatro. Una de ellas era para Amparo. Pero Rosalía no podía imaginar la presencia de Amparo junto a ella en el teatro y trata de convencer a Agustín que ella era una analfabeta y que lo único que servía era para ser monja. Así le echa una indirecta a su primo para que le de la dote para Amparo pero este se marche ofendido de la casa sin dar respuesta.

Tercer día a la tarde

Cuando Agustín Caballero salía de la casa se topó con los niños Alfonsito e Isabelita que venían del colegio. Mientras tanto Rosalía deliraba en su mente el deseo de que su hija fuera más grande para poderse casar con su tío y así quedar ben parada. Y luego también pensaba que si se quedaba viuda ella se casaría con Agustín para darles a sus hijos una buena vida. Luego de jugar un poco los niños con el tío Agustín, Don Francisco llega de trabajar. Invita a Agustín a cenar pero él no acepta. Paquito estudiaba y daba discursos con su amigo en el cuarto y su padre estaba orgulloso de él. Entre mucho alboroto y mientras Rosalía se vestía para el teatro, Agustín ofrece pagar por las clases de piano de Isabelita. Amparo da de comer a la familia y luego mete a los niños en la cama. Luego se van para el teatro.

Tercer día a la noche en el teatro

En el teatro, Rosalía se reía con todos y con todos cambiaba opiniones formando parte de la sociedad. Siempre atenta a lo que pasaba en los palcos y con las mujeres de clase alta. Por el contrario, D Francisco en un hombre agarrado con el dinero. No dejaba gastar un céntimo si no era absolutamente necesario y las frivolidades como los peinadores de Rosalía y demás habían sido completamente prohibidas. En este capítulo se describe la personalidad de D. Francisco y lo avaro que el parecía ser.

Capítulo VIII, IX – tres noches más tarde…

Los Bringas van nuevamente al teatro y dejan a Amparo se quede a dormir porque el más pequeñito estaba enfermo, así ella lo cuidaría. Mientras Ampara leía la biblia, el timbre de la puerta suena. Era Agustín. Los dos se ponen a hablar de Agustín cuando fue a América y tal. Luego Agustín le pregunta si era verdad que ella se iba a meter de monja. La conversación sigue al punto que Agustín comienza a alagar a Amparo y hasta llamarla hermosa aconsejándola no hacerse monja. Que ella tenía una vida muy rica por delante.

La misma noche

Aquí se describe el pensamiento de Agustín en cuanto a cómo él había pensado decirle a Amparo que le gustaba y que se quería casar con ella. La enroscaría con palabras hermosas y con el dinero que él tenía para convencerla. Pero las cosas no fueron como Agustín las había imaginado. En un momento le dice a Amparo que él la esperaría si ella decidía hacerse monja y que de la única forma que volvería a Burdeos era si ella se metía de monja y perdía toda esperanza. Pronto se oye la puerta, eran los señores que volvían del teatro.

Capítulo X, XI – el sábado de aquella semana

Estaban Ampara y Rosalía en el cuarto de costura cuando Rosalía dijo que Agustín pagaría por la dote de Ampara. Pero esta no estaba muy convencida de ello y le dijo que lo iba a pensar. Cuando se iba de la casa pasó por la oficina de D Francisco para recoger su paga pero este no le pagó un centavo. Cuando llegó Amparo a su casa comenzó a hablar con su hermana Refugio. Aquí se ve cómo Refugio odia a los Bringas y le dice que mientras trabaje para ellos lo único que Amparo conseguirá es miseria. Luego le confiesa que está posando vestida para unos artistas pintores y es así como se ha comprado unas botas nuevas.

El mismo sábado a la noche

Estaba Amparo sola y suena el timbre

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