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Trabajo Ocente


Enviado por   •  2 de Octubre de 2014  •  2.184 Palabras (9 Páginas)  •  215 Visitas

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CUENTOS PARA NIÑOS

CUENTOS EN VERSO

SONATINA

RUBÉN DARÍO

La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?

Los suspiros se escapan de su boca de fresa,

que ha perdido la risa, que ha perdido el color.

La princesa está pálida en su silla de oro,

está mudo el teclado de su clave sonoro,

y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.

Parlanchina, la dueña dice cosas banales,

y vestido de rojo piruetea el bufón.

La princesa no ríe, la princesa no siente;

la princesa persigue por el cielo de Oriente

la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,

o en el que ha detenido su carroza argentina

para ver de sus ojos la dulzura de luz?

¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,

o en el que es soberano de los claros diamantes,

o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa

quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,

tener alas ligeras, bajo el cielo volar;

ir al sol por la escala luminosa de un rayo,

saludar a los lirios con los versos de mayo

o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,

ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,

ni los cisnes unánimes en el lago de azur.

Y están tristes las flores por la flor de la corte,

los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,

de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!

Está presa en sus oros, está presa en sus tules,

en la jaula de mármol del palacio real;

el palacio soberbio que vigilan los guardas,

que custodian cien negros con sus cien alabardas,

un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!

(La princesa está triste, la princesa está pálida)

¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!

¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,

—la princesa está pálida, la princesa está triste—,

más brillante que el alba, más hermoso que abril!

—«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—;

en caballo, con alas, hacia acá se encamina,

en el cinto la espada y en la mano el azor,

el feliz caballero que te adora sin verte,

y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,

a encenderte los labios con un beso de amor».

CUENTOS DE MIGUEL HERNÁNDEZ

EL POTRO OSCURO

Cuento que Miguel Hernández escribió para su hijo Manolillo mientras estaba en la cárcel. El Potro Oscuro fue escrito en papel higiénico e ilustrado por Eusebio Oca, un compañero de prisión.

Ilustrado por Eusebio Oca, maestro de escuela, compañero de prisión de Miguel Hernández.

Animado por Fausto Galindo

fausto.galindo@gmail.com

Una vez había un potro oscuro. Su nombre era Potro-Oscuro.

Siempre se llevaba a los niños y las niñas a la Gran Ciudad del Sueño.

Se les llevaba todas las noches. Todos los niños y las niñas querían montar sobre el Potro-Oscuro.

Una noche encontró a un niño. El niño dijo:

- Llévame, caballo pequeño, a la Gran-Ciudad-del-Sueño.

- ¡Monta! -dijo el Potro-Oscuro.

Montó el niño, y fueron galopando, galopando, galopando.

Pronto encontraron en el camino a una niña. La niña dijo:

- Llévame, caballo pequeño, a la Gran-Ciudad-del-Sueño.

- Monta a mi lado. -dijo el niño.

Montó la niña, y fueron galopando, galopando, galopando.

Pronto encontraron en el camino un perro blanco. El perro blanco dijo:

- ¡Guado, guado, guaguado! a la Gran-Ciudad-del-Sueño quiero ir montado.

- ¡Monta! -dijeron los niños.

Montó el perro blanco, y fueron galopando, galopando, galopando.

Pronto encontraron en el camino una gatita negra. La gatita negra dijo:

- ¡Miaumido, miaumido, miaumido! a la gran-Ciudad-del-Sueño quiero ir, que ya ha oscurecido.

- ¡Monta! -dijeron los niños y el perro blanco.

Montó la gatita negra, y fueron galopando, galopando, galopando.

Pronto encontraron en el camino una ardilla gris. La ardilla gris dijo:

- Llévenme ustedes, por favor, a la Gran-Ciudad-del-Sueño, donde no hay pena ni dolor.

- ¡Monta! -dijeron los niños, el perro blanco y la gatita negra.

Montó la ardilla gris, y fueron galopando, galopando, galopando.

Galopando y galopando, hicieron leguas y leguas de camino. Todos eran muy felices. Todos cantaban, y cantaban, y cantaban. El niño dijo:

- ¡Deprisa, deprisa!, Potro-Oscuro, ve más deprisa.

Pero el Potro-Oscuro no podía ir deprisa. El Potro-Oscuro iba despacio, despacio, despacio.

Había llegado a la Gran-Ciudad-del-Sueño. Los niños, el perro blanco, la gatita negra y la ardilla gris estaban dormidos.

Todos estaban dormidos al llegar el Potro-Oscuro a la Gran-Ciudad-del-Sueño.

CUENTOS DE NUNCA ACABAR

EN UN CHARCO HABÍA UNA MOSCA

En un charco había una mosca

y con la mosca un mosquito,

si no te has enterado

te lo cuento despacito.

En un charco había una mosca

y con la mosca un mosquito,

si no te has enterado

te lo cuento más bajito.

En un charco había una mosca

y con la mosca un mosquito,

si no te has enterado

te lo cuento rapidito...

BRUJAS Y DUENDES

Yemly Figueredo

Érase una bruja enana que una noche vio pasar

en escoba a sus hermanas y un plumero fue a comprar.

Era un rey tan presumido que llamaban «Pesetón»

y a la bruja del plumero le propuso esta misión:

«Anda y acaba con la diversión,

al parque, candado, sin mas discusión.

¡Ponle candado. Ponle candado!» (¡Pum!)

Viene llegando el rey Pesetón... (pupupú, pupupú)

(le puedes tirar una cáscara de melón)

- Ábrete candado sin la bruja del plumero

que los duendes han dejado en mi parque su llavero.

Vienen magos, trovadores y también titiriteros.

El llavero ya está listo dijo el duende «Sabemás»

y después lanzó un chiflido avisando a los demás (fiufiu)

Que tareco tan gigante que lo

...

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