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Emile Durkeim


Enviado por   •  9 de Mayo de 2014  •  13.831 Palabras (56 Páginas)  •  286 Visitas

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El principal objetivo de Émile Durkheim (1858-1917) estaba basado en estudiar los hechos sociales como objetos, sin juzgarlos de acuerdo con criterios ideológicos.

Durkheim se preocupó también por explicar la existencia y natu¬raleza de los distintos componentes o partes de la sociedad, en términos de la función que ocupan para mantener el equilibrio de la sociedad en su conjunto. Esta forma de pensar se llamó funcionalismo.

La importancia de Emile Durkheim como sociólogo radica, princi¬palmente, en su capacidad para defender la autonomía científica de la sociología y la aplicación del método científico al estudio de los fenó¬menos sociales.

Ambiente que rodea el surgimiento del funcionalismo

Para Durkheim la sociedad debe funcionar de acuerdo con ciertos fines, es decir, con determinados modos de actúan de sentir y de pensar j que son exteriores al individuo e indispensables en su desarrollo social. Para él deben existir ciertos parámetros que hagan posible entender los hechos sociales, de modo que todo aquello que no se: comporta con arreglo a aquellos parámetros, es calificado como una patología. Durkheim en esto es seguidor del positivismo francés y sus nociones de "normal" y "patológico" son propias del pensamiento sociológico de su época. Todo aquello que no funcione es considerado como indeseable, como una anomalía (anormal). De tal manera que lo normal es el orden y las encargadas de mantener ese orden son las instituciones, pues ellas, de manera científica, no movidas por intereses personales sino por los intereses estructurales de la institución, tienen el deber v el derecho de mantener el orden social para conseguir los fines institucionales, cuidando y anulando toda aquella clase de anomalías o irregularidades que pongan en riesgo el orden establecido y, por ende, la consecución de los fines que persigue ese orden.

Cuando se genera un conflicto entre instituciones e individuos, para el funcionalismo los individuos deben someterse a las instituciones, a sus intereses y a sus fines. Una persona con intereses diferentes a los institucionales es anormal y pone en riesgo la institucionalidad. Para Durkheim lo más importante es el equilibrio de la sociedad, por lo cual todo aquello que busque romper ese equilibrio debe ser sancionado conforme a las leves y a las costumbres sociales.

Los partidos políticos, vistos como las instituciones más corruptas

Los partidos políticos se perciben como las instituciones más corrompidas en todo el mundo, según el Barómetro Mundial de la Corrupción 2005 presentado por la orga-nización Transparencia Internacional (TI) con ocasión del Día Mundial de la ONU contra la Corrupción.

Los partidos políticos son vistos como las institucio¬nes más corrompidas "en 45 países de los 69 estudia¬dos", según el estudio encargado por TI y presentado en Londres. La cifra es superior a la del pasado año, cuando fueron 36 de 62 países ¡os que percibieron a los partidos como la institución más corrompida. Ade¬más de los partidos políticos, las instituciones consideradas más corruptas en general son los parlamentos o la policía, los sistemas judiciales, las aduanas o las administraciones fiscales, dependiendo de las zonas del planeta consultadas.

Los países desarrollados y sus sistemas democráti¬cos salen malparados. Entre los países de renta alta, "donde los partidos políticos se clasifican como la institución más corrompida", TI cita a Alemania, Canadá, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Israel, Italia, Japón, Luxemburgo, Suiza y México. En Europa occidental, detrás de los partidos políticos vienen el poder legislativo, el mundo de los negocios y los medios de comunicación.

Sólo África escapa a la "regla" de los partidos políticos. Allí es la policía la institución más corrupta, afirman seis de los ocho países africanos incluidos en la encuesta de TI, encabezados por Camerún, Ghana y Nigeria. Por otro lado, más de la mitad de las 55000 personas encuestadas por todo el mundo (57%) esti¬ma que la corrupción aumentó en estos tres últimos años, contra un 27% que piensa que se ha mantenido estable y un 10% que cree que ha disminuido. En cuanto a la proyección para el futuro, 44% de los encuestados piensa que la corrupción aumentará en los próximos tres años y casi el 30% dice que seguirá igual. "Si la gente es pesimista, no tendrá la sensa¬ción de que puede hacer algo contra la corrupción", lamenta Huguette Labelle, presidenta de TI, que afirmó que "los resultados de esta encuesta son una señal de alarma", aunque apuntó que "las cosas pueden cambiar; hace falta liderazgo, voluntad y presión" de las opiniones públicas.

Los políticos, la policía y el poder judicial se llevan los primeros galardones. La mordida, la tranza o el chanchullo, dependiendo de donde viva, ya casi se ha institucionalizado como una forma efectiva de hacer política.

Hecho social

La principal aportación metodológica del funcionalismo de Durkheim es su intención de convertir “lo social” en un objeto de estudio, tal como lo hacen las ciencias naturales. De tal forma que el objeto de estudio de la sociología seria el “hecho social”. Se emplea de ordinario para designar más o menos a todos los fenómenos que se desarrollan en el interior de la sociedad, siempre que presenten, con cierta generalización, algún interés social. Pero en este sentido puede decirse que no hay acontecimientos humanos que no puedan llamarse sociales. Cada individuo bebe, duerme, come, razona y a la sociedad le interesa que dichas funciones se ejerzan en forma regular. Por lo tanto, si esos hechos fueran sociales, la sociología no tendría objeto propio y su campo se confundiria con el de la biología y la psicología.

Pero, en realidad, en todas las sociedades existe un grupo determinado de fenómenos que se distinguen marcadamente de los que estudian las otras ciencias de la naturaleza.

Cuando desempeño mi tarea de hermano, esposo o ciudadano, cuando cumplo los compromisos que he contraído, realizo deberes que están definidos, fuera de mí y de mis actos, en el derecho y en las costumbres. Incluso cuando están de acuerdo con mis sentimientos y siento interiormente su realidad, esta no deja de ser objetiva; porque no soy yo quien los ha creado, sino que los he recibido por medio de la educación. Por otra parte, cuantas veces sucede que desconocemos los pormenores de las obligaciones que nos incumben y que, para conocerlas, necesitamos consultar el código y sus interpretes autorizados.

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