HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS. ROUSSEAU CONTRATO SOCIAL

El filósofo Jean-Jacques Rousseau en su obra “El Contrato Social” (1770) expone que, mediante el contrato social (entendido este según Rousseau “como la enajenación de los derechos individuales no en favor de uno o varios gobernantes, sino en favor de la entera comunidad constituida”) se da el paso del estado natural a un estado civil en el hombre, produciendo así notables cambios, el autor señala que esto sucede puesto que el hombre pierde o sustituye, lo que poseía en su estado natural, es decir su “instinto de autoprotección” por una conducta basada en la “justicia” otorgándole a sus acciones la moralidad de la que carecían.

Según el planteamiento del estado de naturaleza de Rousseau el hombre tiene ciertas ventajas, como por ejemplo ese derecho ilimitado a todo lo que se proponga, intente y que pueda alcanzar. A su vez también indica que es en el Estado que “la voz del deber cede al impulso físico y al derecho al apetito”. Es decir, el hombre “egoísta” por llamarlo de esta manera, que en su estado natural sólo se mira a sí mismo, se ve obligado y hasta en la necesidad de prestar atención a su razón y actuar en base a principios.

En el Estado, para el filósofo Rousseau es donde el hombre desarrolla y ejerce sus facultades, su conciencia se expande, sale a relucir lo más humanitario por decirle de alguna forma, y que en palabras más o palabras menos este pasa de ser instintivo, animal y limitado, a un ser hombre inteligente.

Ahora bien, otro punto importante a destacar (siguiendo el orden de Rousseau a la hora de explicar el cambio en el hombre) es la libertad. Al darse estos cambios, este carece de esa libertad que goza en su estado natural y el derecho ilimitado a tener cuanto desea, y pasa a tener una llamada libertad civil y de la propiedad que posee. La primera se refiere a aquellas fuerzas individuales que tiene el hombre para garantizar su supervivencia, y la otra es aquella que está limitada por el ejercicio del poder a través de la posesión de la propiedad y sobre todo por la “voluntad general” la cual, considero que es uno de los planteamientos centrales del llamado “contrato social” o pacto, y que se puede utilizar como correctivo en los cambios mencionados anteriormente.

Pero, ¿qué es la voluntad general? Rousseau entiende a la voluntad general precisamente como un principio moral, el cual es un principio que viene de la razón y que se manifiesta a través del deber y el derecho. No se le puede considerar la voluntad de todos, sino más bien la “voluntad de la verdad”, e igualmente es universal, no se puede limitar ni ser cerrada. Sintetizando bien el concepto de esta, la voluntad general es entonces, el acuerdo de todos, con ella los individuos pueden tomar sus propias decisiones, aunque se ve en cierta manera limitada la “libertad” ya que con ella se da paso también, a la creación de leyes y de una autoridad.

En palabras de Rousseau para que exista está voluntad general, el contrato social (entendido como aquel pacto que nace una vez que los hombres no pueden superar los obstáculos del estado natural y deciden reunir fuerzas para subsistir) es comprendido cuando:

“Todo individuo se enajena con todos sus derechos a favor de la comunidad porque, dándose cada uno por entero, la condición es la misma para todos los contratantes, y dándose a la comunidad por acto reciproco del contrato se da a cada uno de los individuos. Cada uno se entrega a nadie en particular, y en este cambio se gana el equivalente de todos lo que se puede, y una fuerza mayor para conservar lo que se tiene” (Rousseau: 1770)

Todos colocan a disposición su persona y su poder bajo el mando de la voluntad

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