Homo Sapiens - Homo Erectus - Homo Adfectus

Amigos y Esclavos.

El mundo que habitamos está siendo cambiado. Puedo apostar que te preguntás, ¿siendo cambiado por quién? La respuesta es sencilla: por nosotros, cada uno de los individuos que, se supone, somos la “única especie pensante”. Todos estamos capacitados para reflexionar sobre las dimensiones más profundas de la vida y somos libres de ejercer nuestro propio pensamiento, pero ¿somos capaces de pensar de verdad? Lo que creemos lógico no es nada más que un reflejo del egocentrismo humano.

Los Humanos tomaron su imagen y se colocaron a sí mismos en la cima del “todo”, sin concientizarse de las consecuencias que esto conllevaría. Si por el contrario, el hombre en lugar de tomar el cargo principal de la pirámide del “ego”, se hubiera considerado como parte del círculo del “eco”, el mundo ¿seguiría siendo el mismo?

Fuimos acostumbrándonos a decir que “somos todos iguales” pero en realidad nos consideramos superiores, “la raza mayor”; pero solo es algo apócrifo ya que una buena raza debe llevar a cabo acciones que demuestren esta bondad, sin embargo hacemos todo lo contrario, ya sea consciente o inconscientemente. Muchas veces no disponemos de la suficiente calma interior para considerar los acontecimientos con cierta objetividad y tomar conciencia de la propia situación existencial. No reflexionamos sobre el sentido y los objetivos del propio actuar.

En su intento por dominarlo todo, al hombre se le escapó de las manos la responsabilidad y el autocontrol, dándole rienda suelta a su imaginación creando objetos que sobrepasan los límites de lo cotidiano y muchas veces ni siquiera tienen el objetivo de satisfacer alguna necesidad, sino, por el contrario se hallan más concentrados en el confort y el lujo. Al conocer las habilidades de las cuales sus simples manos eran capaces, no lograron abstenerse al placer y a la satisfacción que se siente al poder demostrar las destrezas que les fueron otorgadas. El hecho de sentir “necesidades” incentiva al hombre a crear aquellos aparatos que generan dependencia y originan pereza ya que este no posee las suficientes ganas de hacerlo por sí mismos porque el aparato lo hace por él. Temo que el hombre sigua familiarizado con esto porque posteriormente se construirán más utensilios que hagan todo por nosotros y el ser humano al no tener nada que hacer quedara inmóvil. Entonces la tecnología ¿es tu amiga o es tu enemiga?, pues ni una de dos, la tecnología es algo nulo, es decir no es ni buena ni mala, todo depende de las personas que la usen correctamente. Además, todos al nombrar “tecnología” instintivamente nos imaginamos computadoras, celulares, automóviles, pero no comprendemos que todo lo de nuestro entorno es tecnología (lapiceras, ventanas, puertas, casas, etcétera).

Si las sociedades actuales se auto juzgan como ingeniosas, ¿Por qué no pueden establecer un equilibrio estático entre lo tecnológico y lo natural? La Naturaleza es sabia, y el hombre, por mucho que lo intente, no podrá nunca superarla. Y si lo que queremos es dominarla, sólo lo conseguiremos si la obedecemos. ¿Acaso no nos damos por aludidos que nuestra ambición por la tecnología está arrasando con todo? Ese resultado de la contaminación y la destrucción del ambiente ya no nos sorprende debido a que estamos familiarizados a este fenómeno mundial que con el paso del tiempo ya no nos causa ni el más mínimo remordimiento, entonces ¿qué es mejor: vivir como un monstruo o morir como un hombre bueno?. Esto no significa que estamos “metiendo a todos en la misma bolsa”, sino que hacemos hincapié en aquellas personas que están cegadas por la avaricia, el orgullo, la ignorancia y las aclamaciones recibidas al momento de dar a conocer las innovaciones tecnológicas, que como algo habitual lo vamos adaptando a nuestra forma de vida. Un ejemplo claro de ésta distinción entre quienes se preocupan por el bienestar en conjunto y quienes no se interesan por nada más que sí mismos, se ve reflejado en los pensamientos de Gandhi y se encuentra explícito en la frase “el mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos, pero siempre será demasiado pequeño para la avaricia de algunos.”

Nos quejamos ciegamente de las catástrofes –tornados, inundaciones, tormentas, terremotos, el calentamiento global, etc.-, sin reconocer que somos los principales causantes de los mismos. “El planeta está cambiando”. ¡No! Nosotros lo estamos cambiando. Hoy, todos decimos “¡Salvemos al plantea!”, cuando mañana estamos arrojando desechos por doquier. A pesar de las atrocidades cometidas a diario, el mundo nos sigue maravillando con los hermosos paisajes que tiene para ofrecernos, pero si realmente tuviéramos la disposición de observar con unos ojos de solidaridad aquellos radiantes panoramas podríamos concientizarnos a cuidar lo que nos fue otorgado. Pero, como aclama Ernesto Sábato, “muchas

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