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Humanismo Italiano Y Sus Principales Representantes


Enviado por   •  9 de Abril de 2013  •  1.160 Palabras (5 Páginas)  •  1.749 Visitas

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EL HUMANISMO ITALIANO Y SUS PRINCIPALES REPRESENTANTES

Los debates intelectuales, las transformaciones en el pensamiento, y las nuevas formas de piedad y las demandas de reforma, constituyen una parte de los cambios de actitud en la concepción del hombre y la visión del mundo a los que podemos denominar Humanismo. Lejos del concepto de Humanismo como fenómeno renacentista, antagónico de lo medieval, el Humanismo es tan medieval como lo son los siglos XIV y XV, aunque su interés, orientación y ámbito de desarrollo sea diferente de conceptos que podemos llamar medievales.

El Humanismo nace en ambientes burgueses y urbanos como respuesta a inquietudes culturales no satisfechas por la cultura clerical y el método escolástico; responde a una mentalidad que se niega a la aceptación, sin más, de autoridades, que gusta de la observación, y que busca en las obras de la Antigüedad clásica un modelo y una fuente de inspiración.

El Humanismo italiano es el movimiento literario, cultural, artístico e ideológico que se desarrolló en Italia entre los últimos decenios del siglo XIV y los primeros años del siglo XVI, y se caracterizó como una vuelta al estudio de la Antigüedad clásica, en oposición a la filosofía escolástica, la lógica y la teología dominantes en las universidades del norte de Europa, París y Oxford especialmente.

Como principal precursor tenemos a Francesco Petrarca y sus primeros exponentes fueron los humanistas florentinos de la primera mitad del siglo XV, como Coluccio Salutati, Leonardo Bruni o Poggio Bracciolini. En cierto sentido, toda esta mirada retrospectiva tiene un paralelo en la búsqueda de una pretendida simplicidad y pureza en el Cristianismo primitivo; también el espíritu que demanda reformas aboga por un retorno a la Antigüedad clásica, a los orígenes del Cristianismo.

No se trata solamente de una vuelta admirada hacia el pasado clásico: hay un cambio sustancial en la concepción de la vida del hombre como algo no simplemente fugaz, un mero transito, sino como una etapa destinada a dejar memoria, y, en consecuencia, una diferente forma de entender la muerte como una dolorosa ruptura con un mundo placentero.

A diferencia de la concepción cíclica de la Historia que poseen los clásicos, los humanistas conciben la Historia en una dirección rectilínea y cada temporalidad es distinta. El tiempo de cada hombre es distinto, valido y único para sí.

El Humanismo es, esencialmente, una forma de entender la vida y el hombre, que pasa a ser el centro de una sociedad menos teocéntrica de lo que ha venido siendo hasta ahora; el Humanismo es, a veces, crítico con algunas posiciones eclesiásticas, como lo fueron los movimientos reformadores, pero no ha de confundirse una actitud que, generalmente, no es contraria a la fe, sino anticlerical. Son hechos muy distintos, hasta el punto que cierto anticlericalismo puede actuar, en ocasiones, como eficaz defensa de la fe. El Humanismo considera el éxito como una manifestación de la virtud. La riqueza honestamente adquirida es una prueba de superioridad y base, a su vez, de virtud, ya que permite al hombre hacer bien a los demás.

Es el Humanismo una actitud cultural que busca en el estudio de los clásicos una incorporación de sus concepciones, no un simple aprendizaje; un nuevo modo de cultura, con el rechazo del anquilosado método escolástico. Su postura puede ser antiescolástica, pero el estudio de los clásicos se hace a través de los códices amorosamente custodiados en las bibliotecas monásticas, evidente aportación medieval. Se desarrolla al margen de la universidad, dominada por la escolástica, pero, ya en el siglo XV, los humanistas se incorporan a los claustros universitarios.

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