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AUGUSTO COMTE Y EL POSITIVISMO


Enviado por   •  3 de Octubre de 2013  •  7.263 Palabras (30 Páginas)  •  690 Visitas

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AUGUSTO COMTE Y EL POSITIVISMO

Isidoro Augusto María Francisco Javier Comte, nació en Montpellier en 1798. En 1814 ingresa en la elitista Escuela Politécnica, de la que será expulsado en 1816, acusado de republicanismo e indisciplina. En esta época comienza a estudiar a los pensadores del siglo XVIII y conoce a Saint-Simon, para el que trabaja como secretario desde 1818, hecho que le permitió publicar artículos en diversas revistas: La Politique, L’Industrie, L’Organisateur.

La colaboración entre estos dos autores se irá deteriorando hasta su definitiva ruptura en 1822, fecha que inicia las dos etapas fundamentales del pensamiento de A. Comte:

La primera (1826-1845), de un marcado carácter positivista, queda sintetizada en sus dos grandes obras: Curso de filosofía positiva (1830-1842) y el Discurso sobre el espíritu positivo (1844), escrito que apareció como introducción preliminar al Tratado filosófico de astronomía popular.

La segunda etapa del pensamiento de Comte viene marcada por un hecho personal que le afectó hondamente: la muerte en 1846 de Clotilde de Vaux, a quien conoció en 1845 y de la que estaba profundamente enamorado. A partir de entonces el pensamiento de Comte se tiñe de un carácter romántico y místico que derivará hacia posturas cada vez más conservadoras, convirtiendo el positivismo en una religión de la que él se autoproclama Sumo Sacerdote.

De esta época datan sus obras Sistema de política positiva (1851-1854), Catecismo positivista (1852) y el primer volumen de Síntesis subjetiva (1856), obra que quedó incompleta debido a su muerte, acaecida el 5 de septiembre de 1857.

El pensamiento de A. Comte.

La filosofía de Comte entronca con la revuelta moderna contra los antiguos que inició Francis Bacon y extendió L’enciclopédie francesa y que consistió, a grandes rasgos, en la asunción de la razón y la ciencia como únicas guías de la humanidad capaces de instaurar el orden social sin apelar a oscurantismos teológicos o metafísicos.

La evidente intención de reforma social de su filosofía se adhiere, sin embargo, a una postura conservadora y contrarrevolucionaria en claro enfrentamiento con las propuestas ilustradas de Voltaire y Rousseau.

Tomando como trasfondo la Revolución Francesa, Comte acusa a estos dos autores de generar utopías metafísicas irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la humanidad.

Los problemas sociales y morales han de ser analizados desde una perspectiva científica positiva que se fundamente en la observación empírica de los fenómenos y que permita descubrir y explicar el comportamiento de las cosas en términos de leyes universales susceptibles de ser utilizadas en provecho de la humanidad.

Comte afirma que únicamente la ciencia positiva o positivismo podrá hallar las leyes que gobiernan no sólo la naturaleza, sino nuestra propia historia social, entendida como la sucesión y el progreso de determinados momentos históricos llamados estados sociales.

LA FILOSOFÍA POSITIVA

Antecedentes.

Los años de la vida de Comte son los años posteriores a la Gran Revolución. Todos los espíritus europeos, fatigados ya de tanta guerra, sienten el deseo de un orden social estable, pero de un orden que a su vez se armonice con todos los avances del progreso. Para los científicos de la época, la nueva ciencia, que se manifiesta segura y poderosa, supone algo en lo que se debe creer sin regateos. Solo en la ciencia se ha de encontrar al auténtico progreso.

Toda esta serie de acontecimientos condicionaron su pensamiento filosófico. Dentro de este acontecimiento, el positivismo comtiano con su pretensión de restituir el orden social se sitúa en una línea contrarrevolucionaria.

A esto Comte en su Ensayo de un sistema de política positiva añade: “La única manera de poner término a tan turbulenta situación, de contener la anarquía que invade, día tras día, a nuestra sociedad, en pocas palabras, de reducir la crisis a un simple movimiento moral, es convencer a las naciones civilizadas de que abandonen la dirección crítica y tomen la orgánica, de que dirijan todos sus esfuerzos a la formación del nuevo sistema social.”

En esta frase vemos como la gran crisis provocada por la revolución industrial y la revolución francesa, fueron responsables de influenciar a Comte a optar por una nueva filosofía, llamada positiva.

El Positivismo

Tiene como fundador a Augusto Comte. El positivismo es el movimiento intelectual predominante en la segunda mitad del siglo XIX, cuyas raíces pueden perseguirse claramente hasta Kant y la Ilustración, y con menos nitidez, hasta Descartes y Bacón, y cuyas ramificaciones penetran en nuestra centuria y se extienden todavía por ciertos sectores del ámbito filosófico de nuestros días. Esta considera que la clave para lograr la reforma social de la humanidad está en la ciencia, que en su dimensión teórica constituye la única fuente segura de conocimiento y en su dimensión práctica muestra su utilidad por medio de la técnica.

Inicios punto de partida del Positivismo.

Comte, siguiendo la dirección marcada por Saint Simón, presenta el positivismo como el camino que lleva a construir la ciencia como fundamento de un nuevo orden social unitario. En este sentido, el positivismo acompaña y fomenta la consolidación de la naciente organización técnico-industrial de la sociedad, fundada y acondicionada por el desarrollo de la ciencia, recoge y alienta la exaltación optimista y las esperanzas que ha provocado en el hombre moderno, que cree hallar en ella la garantía infalible de su propio destino.

Por eso, cuando en el Ensayo de un sistema de política positiva explica por qué la política debe convertirse en positiva, una vez que todas las ciencias particulares lo han hecho y que el sistema social precursor ha llegado a su última época, establece que la política científica debe imponerse de modo natural, por constituir la única revolución que puede hacer intervenir en la gran crisis actual una fuerza capaz de arreglarla y preservar a la sociedad de las explosiones terribles y anárquicas que la amenazan. Para lograrlo convoca a todos los sabios de Europa para que emitan su opinión acerca de un sistema de observaciones históricas sobre la marcha general del espíritu humano, la fundación de un sistema completo de educación positiva conveniente a la sociedad regenerada y la acción colectiva que puede ejercerse sobre la naturaleza para modificarla en beneficio propio. Se trata de imponer acorde con los tiempos, el saber positivo a todos los hombres y

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