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Adán De Pico


Enviado por   •  21 de Mayo de 2012  •  880 Palabras (4 Páginas)  •  696 Visitas

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¿Quién es ese Adán de quien habla Pico della Mirandola?

En su Discurso sobre la dignidad humana, Pico fusiona dos narraciones sobre la creación del hombre, el Génesis Bíblico y la teoría platónica. De la primera, toma la imagen de Adán, pero a la vez se aparta de esa versión pues a pesar de que lo coloca de igual modo como imagen central de la creación, apunta que fue creado sin ser mortal ni inmortal; pero sobretodo fue creado no a imagen de la Divinidad, sino sin forma, fuera de cualquier “molde” pues ya todos habían sido usados.

A éste primer hombre, Adán, se le creó para contemplar y admirar el mundo, para estar en medio de él, moldearlo y ordenarlo, pero también para moldearse a sí mismo, pues en él se encontraban “gérmenes de toda especie y gérmenes de toda vida”, es decir, todas las posibilidades que cabían en el mundo fueron colocadas en el hombre, para que éste las cultivase y moviese como mejor le pareciera. Así le fue otorgada una facultad única entre los seres, una naturaleza maleable y dinámica, que le permitiría decidir por sí mismo cómo quería ser. Facultad de la que carecían, obviamente, los seres inferiores, pues tanto bestias como plantas no podían elegir ser otra cosa más que eso mismo por el resto de su existencia. Pero tampoco la compartían los seres divinos, pues al ser eternos, su ser era inmutable y podía por tanto sólo darse de una forma determinada. Esta fue entonces la característica que definía al hombre: su libertad de ser, de modificarse y modificar la creación de Dios.

Este Adán a quien se refiere Pico parece ser una representación del hombre universal, del hombre primigenio, ancestro de todos los otros, que desde el inicio fue creado con un sinfín de posibilidades, tanto podía elegir ser hombre-planta, hombre-bestia, animal celeste, ángel o incluso elevarse hasta llegar a fundirse con la Divinidad misma. Pero ese Adán fue también quien sufrió la eventual caída del Jardín del Edén hacia el mundo terrenal, siendo privado así de su conexión prodigiosa con el mundo, limitándolo en su poder de actuar sobre él.

Al caer, la relación de Adán-hombre primigenio cambia de manera sustancial, ya no puede ligarse a él del mismo modo, y tampoco a la Divinidad, las tentaciones del mundo material lo asedian y confunden su alma, llevándolo a anclarse en la sensualidad en vez de buscar elevarse y regresar con el Dios que lo creó. Y es en este lugar, precisamente, donde entra la magia como conciliadora entre la creación y el hombre, pues ésta permite que Adán pueda conectarse de nuevo con la Naturaleza, con las fuerzas primeras de la creación que le permitían no sólo conocerla, si no manejarla.

Adán se nos aparece entonces como el hombre-mago, capaz de expandir su ser en cualquier dirección imaginable, de ascender o descender. Y ese Adán que añora la unidad de la que era parte, busca recuperarla mediante los conocimientos mágicos,

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