ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

De Aristóteles a la Biblia


Enviado por   •  11 de Febrero de 2021  •  Tareas  •  1.310 Palabras (6 Páginas)  •  108 Visitas

Página 1 de 6

De Aristóteles a la Biblia. El mundo occidental se adhirió hasta el s. XVI a una concepción orgánica del Universo basándose en el marco científico aristotélico y en el de la Biblia. La ciencia medieval se fundamentó, pues, en la razón y en la fe y su objetivo fue la comprensión de la razón de ser y el porqué de las cosas y fenómenos y no la predicción y el control de la naturaleza. El científico del medioevo se hizo preguntas sobre Dios, el alma humana y la ética, para encontrar una respuesta a la finalidad de sus fenómenos naturales. Tomás de Aquino y Alberto Magno fueron los principales ideólogos de esa concepción y lograron combinar el sistema comprensivo de la naturaleza con la teología y la ética cristianas. En esa época, tanto el hombre común como el científico vivían en un mundo bien demarcado, con Dios en el centro y el hombre en la cúspide de la pirámide de la creación y con una ética y una moral basadas en las leyes de la naturaleza y en el dogma de la Iglesia relacionadas con aquélla e inmutables. El hombre constituía un microcosmos 8 alrededor del cual giraba todo y la tierra en que habitaba era el centro del Universo. Un símbolo de esa visión cósmica lo constituyen las catedrales que infunden la idea de grandeza, de firmeza y de certeza de existir al mismo tiempo que, la multiplicidad de los encajes que forman sus torres, con su vaporosidad, apuntan a una amplia libertad y a una esperanza de vida eterna y cuyo trama despierta la idea de seguridad de mantenerse firmes en la unidad. El mundo-máquina. Aquel hombre que creía encontrarse en el axís mundi y anclado en Dios, idea que dió origen a la metáfora del Cuerpo místico y que le hace repetir el rezo de Lutero "Dios es nuestro Caudillo', "nuestra roca inconmovible" de la Escritura, va a encontrarse a fines del siglo XVI y en el XVII con un concepto completamente nuevo y diametralmente opuesto, cual es el concepto de un mundo-máquina. Ya no serán ni la Iglesia ni la filosofía griega los fundamentos de esa nueva concepción, sino la astronomía y la física y los voceros más destacados que la publican fueron Copérnico, Galileo y, sobre todo, Bacon de Inglaterra quien desarrolló la metodología científica utilizando la descripción matemática de la naturaleza. En otras palabras, tambi"én nuestros conciudadanos que en la época preindustrial se habían nutrido de aquella filosofía del medioevo llegaron ahora a ser víctimas de una percepción nueva que ya no consi _ SERIE FUNDAMENTOS deraba al hombre como una parte integral de un mundo orgánico, sino que lo rebajaba al de ser un conductor de un mundo-máquina. Ya no es el hombre la coronación de la creación con el mandato divino de dominarla mediante su sabiduría. Su actitud iba a ser el de un explotador, dueño de la máquina para ponerla a su servicio como si se tratara de un esclavo. Esclavizar a la naturaleza era una expresión muy en boga en aquella época y la expresión de Bacon fue: "Pongamos a la naturaleza a nuestro servicio". El objetivo del hombre moderno tenía que ser, en adelante, el sojuzgar a la naturaleza y, como consecuencia, explotarla. Al buscar la explicación de la naturaleza en las matemáticas, Bacon descarta las cualidades organolépticas como el olor, los colores, el sonido, etc., por considerarlas como proyecciones mentales subjetivas y, por consiguiente, sin poder ser medidas ni cuantificadas. Al eliminar los caracteres organolépticos por no científicos, también había que hacerlo con la estética, la sensibilidad ética, todo lo que llamamos valores de calidad y forma, todo sentimiento, las motivaciones interiores, el alma, la conciencia y el espíritu. El énfasis sobre el "cogito" cartesiano. Para completar el cuadro, Descartes vino a diseñar un método analítico de razonamiento que principiaba por dudar de todo ser y de todo fenómeno de la naturaleza. Duda de Dios, del alma, de las bases de la ética y de la moral y llega hasta a dudar de su misma existencia. Según su propia expresión, "cogito, ergo sum", no pone tanto el énfasis en el "sum" pues duda de su ser sino que busca y encuentra una respuesta a su duda existencialista en el "cogito". En esta forma, Descartes con el método analítico del razonamiento, descarta a la fe y pone el razonamiento como su sustituto absoluto. La idea de un mundo-máquina trajo como consecuencia la pérdida y el abandono de todos los conceptos humanistas. El enfoque éste constituyó una verdadera revolución, la revolución científica como fue llamada ya que era la antítesis de la concepción del mundo antiguo y medieval, en el cual, materia y espíritu se encuentran unidos orgánicamente, mientras que los corifeos de esa revolución y, sobre todo, Descartes y Bacon, separaron cuerpo y espíritu, eliminando el alma de la naturaleza. Como ya desde Copérnico también se había perdido la orientación geocéntrica del universo sustituyéndola por la heliocéntrica, el hombre occidental no se encontró ya en su posición central y tampoco se encontró anclado en el eje del mundo: se encontraba vagando en el espacio, navegando en un astro de los más insignificantes que circulaba por gravedad alrededor de un sol también de los de inferior magnitud. Perdió su centro, quedándole como única realidad la materia mensurable y comensurable. -----------------------'~ 9 1 CUADERNOS FLASA l ¡ I t Un simple punto en la línea de la evolución. Concomitante con el desarrollo del concepto del mundo como máquina, vino la secularización del mismo al no considerarlo sino como un simple resultado de fuerzas físicas y naturales y no como la obra de una creación. Las pruebas de que la naturaleza, incluyendo al mismo hombre, no eran sino el mero efecto de una evolución natural, llegaron en el siglo XIX sobre todo con los trabajos de Darwin, quien en su obra -El origen de las especies- descubre la ley de "Selección natural" como una modalidad del proceso evolutivo. Como consecuencia de ello, el hombre se encuentra ahora desconcertado ante la idea de que no es más una creación especial de Dios sino una manifestación más del proceso evolutivo de la vida y, por consiguiente, es simplemente un pariente más o menos cercano del chimpancé y de otros homínidos. Por lo tanto, la vida humana no tiene ya un valor especial, no es de mayor o menor valor que cualquier otra vida animal o vegetal, es simplemente, una cantidad de biomasa. Pero como el hombre, por otra parte, es una forma inteligente de vida, tiene el poder e, incluso, el derecho de manipular, de dirigir los procesos vitales en forma de la ingeniería genética del mundo moderno o hasta en la forma más repugnante eugénica de mediados del presente siglo (Hitler). 10 El mundo de la psiqué. Por su parte, más tarde Freud, como él mismo admitió, introdujo a principios de este siglo una nueva incertidumbre en el equipaje ya sobrecargado del hombre moderno y lo hizo a través de la llamada psicología moderna o profunda. A través de ella, mostró que el individuo, el hombre, tampoco es dueño de su propia casa. Nunca puede estar seguro de su propio ego ya que las corrientes hondas del subconsciente se apoderan muchas veces de él. A un hombre así perdido, flotando en el espacio, sin meta ninguna, Newton, Lavoisier y otros científicos le vinieron a dar cierta seguridad con sus leyes, pues a través de una formulación matemática científica, señalaban que la realidad física del mundo aparecía como eterna: nada se crea, nada se pierde, todo se transforma. Indicaban con ello que la cantidad de masa es constante, inmutable: masa inmutable, espacio inmutable, en constancia eterna. Por primera vez, desde los tiempos de la revolución científica, el hombre se volvió a sentir algo seguro y a tranquilizarse dentro de este mundo newtónico y lavoisiano.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (8 Kb) pdf (33 Kb) docx (9 Kb)
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com