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Ensayo de El Papel del Trabajo en la Transformación del Mono en Hombre


Enviado por   •  25 de Febrero de 2018  •  Ensayos  •  1.452 Palabras (6 Páginas)  •  473 Visitas

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El presente documento es una recopilación de las principales ideas expuestas por Federico Engels en su Obra: “El Papel del Trabajo en la Transformación del Mono en Hombre”, seguido de críticas y opiniones personales respecto al tema allí abordado.

Es de esperarse que la primera idea que venga a nuestra mente al relacionar el concepto de “trabajo” con el de “evolución”, es que a medida que el mono evolucionaba podía perfeccionar sus técnicas de trabajo, es decir, que el trabajo de cierta manera dependía del desarrollo del hombre; planteamiento que no es del todo errado. Sin embargo, para términos del presente texto, se abordará ésta relación desde un punto de vista de codependencia entre el trabajo y la transformación del mono en hombre.

“El trabajo es fuente de toda riqueza” según los especialistas en economía política; pero más allá de ser la causa de fortunas terrenales como las que Steve Jobs, Bill Gates, Fred Smith, Roberto Gómez Bolaños, entre otros grandes y conocidos emprendedores han heredado a sus hijos y familiares; el trabajo de nuestros antepasados primates también dejó de herencia a la humanidad lo que es el hombre desde su “separación” de los animales y consiguiente posicionamiento como Ser Humano. El trabajo es la condición fundamental y esencial de toda vida humana, y hasta cierto punto, se puede afirmar que ha creado al propio hombre.

Entre los primeros deslumbres de desarrollo en los monos antropomorfos está el alcanzado por el Homo Erectus, que se caracterizó por adoptar una posición erecta de su cuerpo. El uso de las manos (de la cuales se deprende la capacidad prensil, fundamental también en el proceso de hominización) para ejecutar funciones cada vez más variadas, se convierte en una necesidad inminente a medida que el antropoide evoluciona. Actualmente, las extremidades de los simios tienen características fisiológicas similares a las del ser humano, pero la diferencia radica en que la mano de un mono jamás podrá ser capaz de ejecutar centenares de operaciones alcanzadas por nuestros antepasados homínidos y perfeccionadas por el trabajo durante miles de años; ya que ésta mayor destreza y flexibilidad se transmitía por herencia, y se acrecía de generación en generación. Vemos, pues, que la mano no es solo el órgano de trabajo, sino también es producto de él, puesto que gracias al trabajo, la mano del hombre fue obligada a adaptarse a nuevas funciones cada vez más complejas y de esta forma llegar al grado de perfección que hoy conocemos.

Lo anterior adquiere mayor relevancia en virtud de la Ley que Darwin llamó “Correlación del crecimiento”, puesto que el perfeccionamiento de la mano del hombre y la adaptación de los pies y la espalda a la marcha en posición erecta, repercutieron indudablemente sobre otras partes del cuerpo.

Como el reconocido filósofo Griego Aristóteles afirmó: “El Hombre es un ser social por naturaleza”, por lo que era de esperarse que nuestros antepasados vivieran en manadas. La formación de sociedades como método de supervivencia y fortalecimiento colectivo, hizo que el desarrollo del trabajo aumentara los casos de ayuda mutua y actividad conjunta entre los miembros de la manada, y las ventajas que el trabajo en equipo traía a cada individuo por separado, forzó el hecho de tener que agrupar a cada vez más miembros a la sociedad, hasta llegar al punto en el que surge la necesidad de decirse algo los unos a los otros. Ésta necesidad dio lugar al desarrollo lento pero firme del órgano de la laringe, y a su vez, los músculos de la boca fueron poco a poco aprendiendo a pronunciar un sonido tras otro.

Comparar al hombre con otros animales como el loro, único capaz de emitir sonidos parecidos a los del lenguaje humano pero del que no hay hasta el momento evidencia científica que indique la conciencia de esta ave al hablar, más allá de una simple imitación a las personas; o el caso de los perros, cuya cercanía con el hombre han hecho que puedan entender casi cualquier idioma de ésta raza, más no imitarlo; fortalece la teoría de que a partir del trabajo (la conciencia que el hombre en formación tenía de este), y con el trabajo , se dio origen al lenguaje, siendo pues, primero el trabajo, luego y con él la palabra articulada, los dos estímulos principales bajo cuya influencia el cerebro del mono se fue transformando gradualmente

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