Filosofía escolástica.

El siglo XIII señala un gran florecimiento de la investigación científica. Ya en el siglo anterior la escuela de CHARTRES, renovando y ampliando las especulaciones de Escoto Erígena y de Abelardo, había considerado la naturaleza como parte y elemento del siglo creador divino y con ello había llamado la atención de la filosofía sobre ella.

La matemática, la astronomía, la óptica, la física, la medicina de los árabes, que había continuado por su cuenta, aunque con resultados modestos, el trabajo de investigación de la ciencia clásica, llegan ahora a conocimientos de los filósofos del mundo occidental.

El aristotélico Alberto Magno insistía en la importancia de la investigación experimental y reservaba en su obra un amplio espacio del tratado de los problemas científicos.

Filosofía escolástica.

Naturalmente, los procedimientos y los resultados de las investigaciones, mezclados como están con elementos teológicos, místicos y mágicos, interesan más a la historia de cada una de las ciencias que a la de la filosofía.

No en vano, en el siguiente, serán precisamente los filosofías de aquella orientación empirista, que había hallado en la obra de Aristóteles de mayor estimulo para descubrimiento de los primeros fallos en la concepción aristotélica del mundo, y entre ver la posibilidad de un concepción distinta. El máximo representante del experimentalismo científico del siglo XIII es Roger Bacon, el discípulo de Robert Grossett.

Roger Bacon: Vida y obras.

Roger Bacon, que fue llamado por sus contemporáneos el 1210 y 1214.

Las obras principales de Bacon son las tituladas Opus maius, Opus minus y Opus tertium. De esas tres obras la única completa es la Opus Maius, que fue probablemente la única que Bacon envío al papa Clemente.

Las ciencias filosóficas se dividen entres grandes grupos: matemáticas, física, moral, mientras que la gramática y la lógica son solamente partes accidentales de la filosofía. La oposición de Bacon en todas sus obras es la de una resuelta de una libertad de espiritual.

Bacon: La experiencia.

Basándose en este fundamento. Bacon podía hacer poco caso o ninguno del valor de la autoridad para el conocimiento. Aunque ponga la autoridad al lado de la razón y de la experiencia, entre los caminos con los cuales se puede alcanzar el conocimiento sostiene que, en realidad, la autoridad no nos hace conocer nada, sino se da la razón de ello, que ella, por su parte, no nos da la inteligencia, sino la credulidad, y es también una de las más comunes fuentes de error.

En cambio, el que conoce la razón y la causa por experiencia, es perfecto en la sabiduría. Nada, sin la experiencia, se puede conocer de un mundo adecuado.

La experiencia no es solamente el fundamento de la investigación natural sino también del conocimiento sobrenatural. La experiencia es doble: externa

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