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John C Maxwell El Lado Positivo Del Fracaso


Enviado por   •  17 de Agosto de 2014  •  2.409 Palabras (10 Páginas)  •  374 Visitas

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ANÁLISIS DE EL LIBRO

¨EL CAPITAL¨ CARLOS MARX

LA DIVISIÓN DE TRABAJO

La división del trabajo constituye un concepto menos unívoco, más "opaco" en la obra de Marx que en la de Smith. Existe, sin duda, una unidad de significación conceptual a lo largo de la obra de Marx, con relación a ese concepto; esa unidad, con todo, subsiste en medio de significaciones adicionales que cambiaron con el conocimiento más profundo que Marx fue ganando con el paso de una dialéctica del trabajo a una economía política del trabajo. Son esas variaciones periféricas, pero importantes de todas formas, alrededor del núcleo del concepto de trabajo las que le otorgan una apariencia de ambigüedad a la idea de división del trabajo.

En rigor, este concepto no tiene la importancia teórica que, como vimos, posee en Smith. La filosofía moral y la economía política de este ríltimo parten de ese concepto y, más afán, se articulan una y otra a través de él. La antropología filosófica de Marx, por el contrario, tiene su punto de partida en la noción de alienación y su economía política en la noción de valor. Marx procede a integrar esas dos ciencias mediante el concepto de trabajo alienado, trabajo abstracto. En ningún momento de la obra de Marx, ni siquiera en sus primeras obras cuando su preocupación por él era mayor, tiene el concepto de división del trabajo la cardinalidad o centralidad que Smith le atribuye. Más importante afín, subtendiendo la unidad básica que el concepto exhibe a lo largo de toda su obra, él va ganando una especificidad analítica que aún no aparece en los Manuscritos económicos y filosóficos o en La ideología alemana; que se insinúa en la Miseria de la filosofía; y que, por LÍltimo, aparece ya en su forma definitiva en los Grundrisse y en El capital. Esa especificidad, como tendré oportunidad de demostrar, habría sido imposible en las obras de juventud y sólo pudo ser conquistada con el desarrollo posterior de la teoría marxista del valor. La esencia del concepto inicial, así y todo, permaneció intacta con el desarrollo teórico posterior del propio Marx. La crítica de la división del trabajo es elaborada por Marx a partir de la crítica del concepto originario: el trabajo alienado. Este abordaje metodológico permaneció inalterable a lo largo de toda su obra y reproduce el mismo principio metodológico que lo llevó años más tarde a desarrollar el concepto de capital a través del concepto de valor y no a través del concepto de trabajo1. Esto es, la identidad aparente entre capital y trabajo se revela sólo como real mediante la categoría del valor, de la misma forma que la identidad aparente, postulada en cambio de modo concreto por Smith, entre trabajo y división del trabajo, sólo se actualiza con el surgimiento del trabajo alienado. La economía política, ajena a la idea de trabajo alienado, no tiene condiciones teóricas para revelar la fuente de la división del trabajo. La división del trabajo puede ser comprendida sólo cuando es colocada dentro del marco de la división entre el trabajo y el capital. Marx analiza el trabajo alienado desde diversas perspectivas que, con acentos mayores o menores, aparecen en todas las obras mencionadas antes. Una de ellas, con la cual inicia la crítica del concepto en los Manuscritos de 1844 es en el interior del proceso de trabajo; una segunda, explorada de manera extensa en LA ideología alemana, examina el trabajo alienado con relación a las condiciones históricas de producción y al desarrollo de la propiedad privada; el tercer abordaje examina el trabajo alienado en el interior del proceso de producción. Cada una de esas perspectivas destaca aspectos que quedan implícitos en las otras dos y, en conjunto, constituyen, por lo tanto, una visión integrada del problema de la alienación y de la división del trabajo. Todas ellas coinciden, por lo demás, en la representación que Marx nos trasmite de la idea de alienación. Las variaciones tienen tan sólo que ver con el modo de aproximarse teóricamente a la noción, pero no con el significado de esta misma. Para entender la división del trabajo es necesario, entonces, entender primero la noción de trabajo alienado. Y esta última noción aparece en la teoría marxista después de un análisis del proceso del trabajo y del producto del trabajo. Marx inicia el análisis de la alienación examinando la relación del trabajador con el producto de su trabajo. El trabajo no sólo produce mercancías. Es más: transforma al propio trabajador en una mercancía. La objetivación del trabajo, esto es, la materialización del trabajo en un producto material constituye, en principio, su realización. En el terreno de la economía política, no obstante, esa realización se transforma en la pérdida de realización del trabajador en la medida en que el producto confronta al trabajador como un objeto que no le pertenece, como un producto ajeno a él independiente del propio productor. Cuantas más mercancías produce el trabajador, más asumen éstas un poder independiente de él y más pobre e impotente se torna frente al mundo de objetos alienados creados por él. La alienación del trabajador, por lo demás, aparece no sólo al examinar la relación del trabajador con el producto de su trabajo sino, asimismo, en el interior del propio proceso de trabajo. La perversión de la objetivación del producto en su contrario, en su alienación, ocurre porque el proceso de trabajo aliena al trabajador de su propio trabajo. El producto se aliena porque la actividad, en primer lugar, está también alienada. El proceso de trabajo, en efecto, se presenta como externo al productor y negando el ser de éste. El proceso de trabajo no es voluntario sino forzado y no representa la satisfacción de las necesidades vitales del trabajador sino apenas un medio para su satisfacción.

Las dos perspectivas anteriores la alienación del trabajador con relación al producto de su trabajo y consigo mismo en el proceso de trabajo. Marx agrega una tercera perspectiva que da cuenta de otro momento de la alienación: la alienación del trabajador de su propia humanidad, de su ser genérico. Cómo ser genérico, el hombre contribuye a reproducir las relaciones de su especie con la naturaleza y consigo mismo. Desde este ángulo, su actividad es la vida de la especie. El trabajo alienado, no obstante, crea un divorcio radical entre la vida de la especie y la vida del individuo al transformar el proceso de trabajo, la vida productiva, en un simple instrumento, un simple medio para la satisfacción de una necesidad: su sobrevivencia física.

El trabajo alienado transforma la actividad vital como momento del desarrollo del ser genérico del hombre en simple medio para su existencia individual. Entonces, al transformar la función creativa del trabajo en simple

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