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Justicia Platon Aristoteles


Enviado por   •  15 de Agosto de 2011  •  1.994 Palabras (8 Páginas)  •  1.053 Visitas

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Dos Visiones Sobre Justicia

La justicia, hasta nuestros tiempos, ha sido uno de los temas más discutidos entre las personas, y esto es debido a que aun se tienen muchas definiciones sobre esta, y no se ha llegado a un “acuerdo” de lo que es realmente. Debido a esto es que a través de la historia la humanidad ha estado en constante guerra, pues al parecer se dan los conflictos porque cada quien busca su propia visión de justicia, ignorando totalmente la del otro. Muchos filósofos y pensadores se han atrevido a hablar de este tema, entre estos filósofos se encuentran Aristóteles y Platón, que, junto con Sócrates, son considerados los mayores exponentes de la filosofía griega, y que con sus ideas han influenciado a muchos otros pensadores.

Pero antes de seguir hablando sobre la justicia, se debe tener claro que relación hay entre estos dos filósofos. Platón vivió entre los años 427 a. C y 347 a. C, y escribió una gran variedad de obras, donde trataba sobre diversos temas filosóficos, especialmente los que trataban de la política, ética, metafísica, antropología, etc. Platón decide participar activamente en la enseñanza y es por esto que funda la Academia de Atenas, en donde encontrará como discípulo a Aristóteles, que después de estudiar ahí por veinte años, empieza a buscar por él mismo el conocimiento. Debido a esto es que ambos filósofos tienen tanto diferencias como semejanzas en cuanto a su forma de ver el mundo y sus ideas, entre estas la justicia. Y es por esto que primero se debe exponer a fondo la idea que cada uno tiene sobre la justicia, y después si poder hacer una comparación.

Empezaremos hablando de Platón. En donde mejor expone sus ideas acerca de la justicia es en el dialogo “La República”, mas específicamente a partir del libro II. En este, Sócrates se ve enfrentado a una visión sofista de la justicia. Esta visión dice que lo mejor está en parecer justo y no serlo, por consiguiente pone al hombre injusto como el mejor, pues practica la injusticia sin ser detectado, y al justo como el mas malo de los hombres. Sócrates se opone totalmente a esta visión y procede con su investigación.

Para poder explicar la naturaleza de la justicia, primero hace una comparación entre el hombre y el estado, diciendo que como en ambos se encuentra la justicia, y como ambos tienen el mismo fin, se puede primero hablar de un estado ideal, en el cual sus características son mayores y por consiguiente más fáciles de comprender; y después hablar del individuo. Este método es muy propio de Platón y consiste en que de algo grande se puede llegar a algo mas pequeño siempre y cuando tengan la misma esencia, y lo explica con el siguiente ejemplo: “… aquel que, no gozando de muy buena vista, recibe orden de leer desde lejos unas letras pequeñas y se da cuenta entonces de que en algún otro lugar están reproducidas las mismas letras en tamaño mayor y sobre fondo mayor también. Este hombre consideraría una feliz circunstancia, creo yo, la que le permitía leer primero estas últimas y comprobar luego si las más pequeñas eran realmente las mismas” .

Así es como Sócrates empieza a describir como debería ser un estado perfecto. Todos los estados se crean debido a que como ningún hombre puede bastarse por si mismo, no puede suplir sus necesidades, y por esto tiende a estar en conjunto. En un principio esta pequeña sociedad de hombres se interesará solo por cubrir sus necesidades básicas. Pero a medida de que la ciudad vaya creciendo irán surgiendo diferentes oficios especializados en cada cosa. Después, dependiendo de la ciudad, cada cual decidirá si mantenerse tal y como está, o si ser una ciudad que rebose en los placeres tales como el lujo y la riqueza, por lo que surgen dos tipos de ciudades: “Con todo, yo creo que la verdadera ciudad es la que acabamos de describir: una ciudad sana, por así decirlo. Pero, si queréis, contemplemos también otra ciudad enferma atacada de una infección; nada hay que nos lo impida” . Es decir que de ahora en adelante se hablará de ciudad enferma, pues quizás describiendo esta se pueda descubrir por donde la justicia y la injusticia se han introducido en la cuidad.

Más adelante, después de haber establecido el estado perfecto, plantea las cuatro virtudes que deben de acompañar a este: la prudencia, el valor, la templanza y la justicia. Estas virtudes también hacen parte del hombre y, según su naturaleza, unas reinan por encima de las otras dentro de sus almas. Sócrates emplea aquí el método de la reducción, que consiste en ir viendo virtud tras virtud, hasta llegar a la justicia. Al hombre prudente es al que le pertenece el gobernar, estos hombres también se van a encargar de educar a los hombres valerosos, que se encargarán de la protección de la ciudad, y los hombres temperantes, harán referencia a todos los ciudadanos. Cuando habla de los hombres justos hace referencia a aquellos en los cuales las tres partes nombradas anteriormente están en una armonía. Y esta armonía, viéndola desde el estado, consiste en lo siguiente: “… de cierto oíamos decir a otros muchos y dejábamos nosotros sentado repetidamente que el hacer cada uno lo suyo y no multiplicar sus actividades era la justicia. Esto, pues, amigo, parece que es en cierto modo la justicia: el hacer cada uno lo suyo” .

Por consiguiente la justicia en el estado se puede ver como la virtud ideal que permite la formación y el fin último de este, que como ya dijimos es garantizar las necesidades de los ciudadanos. Además de esto, contribuye a la perfección de la sociedad civil. Si ocurre lo opuesto, es decir si hay un cambio de oficios, esto produciría infaliblemente la ruina de la sociedad, ya que los individuos no sabrían como realizar ese otro oficio. A la mezcla de estos se le considera

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