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LA FILOSOFIA EN LA EDAD MEDIA


Enviado por   •  29 de Abril de 2012  •  1.729 Palabras (7 Páginas)  •  876 Visitas

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LA FILOSOFÍA EN LA EDAD MEDIA

Durante los primeros siglos de la Edad Media, la filosofía se nutre de savia teológica. La pagana había venido a parar a la negación. La exageración de los principios platónicos había conducido a negar el conocimiento, sustituido por el éxtasis; el éxtasis arrastraba a la anulación de la individualidad, y la gran Unidad, Dios mismo, venia a ser implícitamente negado: porque la unidad simplicísima excluye hasta la existencia, que es ya una complicación. Los sistemas del lado opuesto habían engendrado el escepticismo y el materialismo. La negación circundaba el pensamiento por todas partes.

El cristianismo, basado en la revelación, descendía de Dios al hombre; es decir, tenía un carácter sintético, por lo cual aprovecha de la antigua ciencia cuanto conviene a su desenvolvimiento. Los grandes hombres del cristianismo sienten ante todo el apremio de defender la religión de los ataques asestados por los paganos y de patentizar las excelencias de su doctrina. De tal necesidad nace la filosofía apologística.

Vencido el paganismo, la Iglesia experimentó la urgencia de edificar, de fijar el dogma, y entonces acude a la ubérrima tradición platónica juzgándola como una preparación de la doctrina revelada.

Los filósofos de la Edad Media aceptaron más o menos que el cristianismo era lo verdadero. Pero la cuestión que en ésta época se plantea es que si había que tener fe para así creer en los milagros cristianos o también se podía acceder a las verdades cristianas mediante la razón. La filosofía medieval se basó prácticamente en la cuestión de que si eran compatibles la fe y la razón.

San Agustín. (354-430)

Durante el transcurso de su vida pasó por varias religiones y corrientes filosóficas antes de convertirse al cristianismo.

Fue maniqueo. Secta religiosa de la Antigüedad tardía. Basada en una doctrina de salvación mitad religiosa, mitad filosófica, en la que la idea del mundo estaba dividido en contrarios. (bien-mal. Luz-oscuridad...)

Estuvo influenciado por la filosofía estoica en la cual no existía separación entre el bien y el mal, siendo contraria a ésta última.

También se relacionó con el neoplatonismo, en la cual encontró de que toda existencia tiene naturaleza divina. Para ello habrá que recurrir a Platón. El propio San Agustín no veía distinción entre el cristianismo y la filosofía de este autor. Hasta el punto de llegar a decir que San Agustín "cristianizó" a Platón.

Descubrió que la razón podía llegar a ciertos límites ya que el cristianismo es un misterio en el que sólo se puede llegar mediante la fe.

Opinaba que antes que Dios crease el mundo, las "Ideas" existían en sus pensamientos, incorporando así sus ideas platónicas en Dios.

Tomás de Aquino, Santo (1225-1274),

filósofo y teólogo italiano, en ocasiones llamado Doctor Angélico y El Príncipe de los Escolásticos, cuyas obras le han convertido en la figura más importante de la filosofía escolástica y uno de los teólogos más sobresalientes del catolicismo.

Antes de Tomás de Aquino, el pensamiento occidental había estado dominado por la filosofía de san Agustín, el gran Padre y Doctor de la Iglesia occidental durante los siglos IV y V, quien consideraba que en la búsqueda de la verdad se debía confiar en la experiencia de los sentidos. A principios del siglo XIII las principales obras de Aristóteles estuvieron disponibles en una traducción latina de la Escuela de traductores de Toledo, acompañadas por los comentarios de Averroes y otros eruditos islámicos. El vigor, la claridad y la autoridad de las enseñanzas de Aristóteles devolvieron la confianza en el conocimiento empírico, lo que originó la formación de una escuela de filósofos conocidos como averroístas. Bajo el liderazgo de Siger de Brabante, los averroístas afirmaban que la filosofía era independiente de la revelación.

Reconciliando el énfasis agustino sobre el principio espiritual humano con la afirmación averroísta de la autonomía del conocimiento derivado de los sentidos, Tomás de Aquino insistía en que las verdades de la fe y las propias de la experiencia sensible, así como las presentaba Aristóteles, son compatibles y complementarias. Algunas verdades, como el misterio de la Encarnación, pueden ser conocidas sólo a través de la revelación, y otras, como la composición de las cosas materiales, sólo a través de la experiencia; aun otras, como la existencia de Dios, son conocidas a través de ambas por igual. Así, la fe guía al hombre hacia su fin último, Dios; supera a la razón, pero no la anula. Todo conocimiento, mantenía, tiene su origen en la sensación, pero los datos de la experiencia sensible pueden hacerse inteligibles sólo por la acción del intelecto, que eleva el pensamiento hacia la aprehensión de tales realidades inmateriales como el alma humana, los ángeles y Dios. Para lograr la comprensión de las verdades más elevadas, aquellas con las que está relacionada la religión, es necesaria la ayuda de la revelación.

Con más fortuna que ningún otro teólogo o filósofo, santo Tomás organizó el conocimiento de su tiempo y lo puso al servicio de su fe. En su esfuerzo para reconciliar fe con intelecto, creó una síntesis filosófica de las obras y enseñanzas de Aristóteles y otros sabios clásicos: de san Agustín y otros Padres de la Iglesia, de Averroes, Avicena, y otros eruditos islámicos, de pensadores judíos como Maimónides y Solomon ben Yehuda ibn Gabirol, y de sus predecesores en la tradición escolástica. Santo Tomás consiguió integrar en un sistema ordenado el pensamiento de estos autores con las enseñanzas de la Biblia y la doctrina católica.

El éxito de santo Tomás fue inmenso; su obra marca una de las escasas grandes culminaciones en la historia de la filosofía. Después de él, los filósofos occidentales sólo podían elegir entre seguirle con humildad

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