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LA REPUBLICA: LIBRO VI - Parte II (500 A - 511e) Del Mundo Sensible Al Mundo Inteligible


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2014  •  2.245 Palabras (9 Páginas)  •  370 Visitas

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Curso: Seminario de Platón

Profesor: Dante Dávila Alumno: Matilde Carreón García-Bedoya

5. LA FILOSOFIA Y LAS FORMAS DE GOBIERNO. El FILÓSOFO Y LA MULTITUD

Sócrates continua asegurando al amor a la verdad como la cualidad principal del filósofo, como amante del conocimiento y en búsqueda de la esencia misma de las cosas, para lo cual debe ser “compañero de la verdad, la justicia, el valor y el autodominio, dotado de buena memoria, rápido e aprender, digno y amable” (pág. 478, Guthrie, Historia de a filosofía griega, IV). Sin embargo, existirá una suerte de corrupción en estas almas y Sócrates responde al comentario de Adimanto de la forma de ser del filósofo en la práctica, que difiere tanto de la teoría planteada, visto como un ser extraño e inútil para el Estado. La respuesta hace referencia a las causas de la corrupción de las almas filosóficas, producto de la mala educación recibida dentro del Estado, la mayoría estaría, según Platón, incapacitada para reconocer la esencia de las cosas y serían los imitadores de los filósofos, quienes tratan de complacer a la multitud, los responsables de esta formación.

Sócrates responderá entonces, a la mala reputación de los filósofos a través de tres razones. En primer lugar, como ya se ha mencionado, la “nave del Estado”, es decir, el vulgo, navega de forma ineficaz, ya que no percibe la utilidad del navegante, conocedor de la ciencia y del arte de la navegación y prefieren hacerse cargo ellos mismos buscando cada uno su placer y ganancia personal; En segundo lugar, se utiliza el argumento de que la sociedad misma es quien corrompe tal alma. Responsabilidad de parte de quienes usan la filosofía para fines personales, como los sofistas, junto a aquella multitud en las asambleas y la causa sería una inadecuada educación que deja al Bien de lado. En una sociedad corrupta el alma filosófica se arriesga, por lo que en la sociedad existente el filósofo no debería tomar parte de la poítica, “puesto su mente está fija en las realidades inmutables del orden divino, únicamente pueda ordenar los asuntos humanos de acuerdo con las normas más elevadas” (pág. 482, Guthrie, Historia de la Filosofía antigua)

6. EL FILOSOFO LAS IDEAS Y EL GOBIERNO

Además, “aquél cuyo pensamiento está verdaderamente ocupado en la contemplación de las esencias no tiene tiempo para bajar la mirada y detenerla en las acciones de los hombres para hacerles la guerra, y llenarse contra ellos de odio y de amargura; antes bien con la mirada siempre fija en los objetos que guardan entre sí un orden constante e inmutable, sin perjudicarse los unos a otros y manteniéndose todos bajo la ley del orden y la razón” (La Republica, 500d) Asimismo, al amar y admirar a su objeto de estudio, el filósofo lógicamente buscará asemejarse a él. Y es por esa relación con lo “divino y ordenado” (500d) es que el filósofo se torna también, hasta donde es humanamente posible, divino y ordenado; Esto explica porque, paradójicamente, el filósofo se vería reacio en participar en la política de un estado existente, el Estado perfecto, ideal; pero este Estado ideal, no podría existir sin que el filósofo acceda a ser parte de la política. Es allí donde entra el importante papel de la educación, de las enseñanzas y ejercicios que formen hombres, filósofos guardianes “capaces de mantener nuestra organización política” (502d), estos deberán pasar por severas pruebas de índole intelectual, donde se verá si su “espíritu es capaz de soportar los estudios superiores” (503e), de llegar a la comprensión del objeto de conocimiento supremo, a la forma del Bien, ya que los guardianes deberán “gobernar buscando el bien y la felicidad de su sociedad” (pág. 484, Guthrie, Historia de la filosofía griega, IV).

7- EL FILOSOFO, LOS ESTUDIOS SUPERIORES Y EL CONOCIMIENTO SUPREMO

Sócrates hará entonces su presentación a aquél conocimiento que permite contemplar los demás, sin el cual todos los demás conocimientos son inútiles. Es tanto fin del conocimiento, como objeto cuya esencia va más allá de las demás ideas, por lo cual llegar a una clara definición de la naturaleza del Bien es una tarea difícil, pero empieza rechazando la idea del Bien como placer, luego del bien como conocimiento. Primero porque es menester reconocer la existencia de “placeres malos”, la argumentación siguiente es posible de rechazar por incurrir en una suerte de círculo vicioso, donde a la respuesta a la pregunta “¿El conocimiento de qué? Llega la absurda respuesta “Del Bien”, sin responder en sí a la pregunta. Además, como considera tan necesario un conocimiento previo del Bien para poder acceder a las demás virtudes, “que las cosas justas y bellas no hallarán un guardían digno en aquél que ignore su relación con el bien, y conjeturo que nadie podrá tener un conocimiento exacto de estas cosas sin el previo conocimiento del bien” (506 a)

8. SIMIL DEL SOL

A través de la distinción que Sócrates hace de tres partes del alma, se infiere la naturaleza de la justicia, la templanza, del valor y de la sabiduría; (504-b) asimismo, como ya se ha mencionado, el camino para llegar al real conocimiento de esas virtudes es largo y difícil, como también necesario para el buen gobierno de la Polis. Se afirma también que para llegar al conocimiento de estas virtudes es preciso proseguir con la investigación filosófica para encontrar, como ya hemos visto, al más elevado de los conocimientos, aquella ciencia, idea, que le otorga utilidad y ventaja a todas las demás virtudes. porque hasta ahora se han limitado a trazar un bosquejo de tales virtudes, cuando se debe buscar su contemplación más precisa y acabada, es entonces que Adimanto se cuestiona cuál sería ese “conocimiento superior a los otros y cuál es su objeto de estudio” (504-e). Más adelante podremos ver cómo es tanto objeto del más sublime de los conocimientos como causa del mismo. Al tomar a la idea del Bien como causa del conocimiento de las ideas, el Bien permitiría la visión real del mundo de las Ideas, por lo que es necesaria, ya que sería inútil conocer algo sin el conocimiento previo de lo que es Bueno, el Bien le daría valor al conocimiento. “que las cosas justas y bellas no hallarán un guardián digno en aquél que ignore su relación con el bien, y conjetura que nadie podrá tener un conocimiento exacto de estas cosas sin el previo conocimiento

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