MI COSMOVISION

MI COSMOVISIÓN

Hace poco oí a alguien decir que nosotros podemos formarnos nuestro propio concepto de Dios. Yo crecí siendo católica, pero por muchos años mi fe se basó principalmente en la humanidad, y en la creencia de que existía la posibilidad de que las personas realmente podían cambiar el mundo y experimentar el amor que Jesús predicaba. Sin embargo, con los años y las experiencias, llegué a una situación donde ya me parecía difícil creer, ante todo lo que ocurre en el mundo y el egoísmo y la apatía de las personas. Además, llegué a formarme mis propias opiniones sobre cuestiones del catolicismo con las que estoy en desacuerdo. Sin embargo, reconozco en mí la necesidad de creer en algo. Creo que la fe religiosa nace de ahí, de una necesidad, tal vez de apoyo, de consuelo en momentos difíciles.

No hace mucho oí a una persona decir que nosotros podemos hacernos un concepto de Dios. Yo creo en Dios como un amigo, que escucha, comprende y ayuda. Me gusta hablarle y me gusta decirle todo lo que pasa por mi cabeza, incluso expresar mis propias dudas. Quizá este Dios con el que hablo es más bien un confidente, a quien recurrí a falta de un ser humano a quien expresar todas esas inquietudes.

Me gusta la idea de creer, y sobre todo ahora pienso que elijo creer. Pero también reconozco que elijo creer porque la idea de que no exista nada más allá de este mundo material me resulta aterradora. Además, cuando observo la naturaleza y su inmensa variedad de texturas, formas, colores, estructuras, me resulta difícil pensar que no hay una energía ordenadora detrás de todo eso. Hasta ahora he pensado que esa energía y Dios son lo mismo. Pero podría ser que sólo exista esa energía creadora y que su función haya sido crear al mundo y los seres vivos y nada más. Pero entonces, ¿cómo el hombre es capaz de crear por sí mismo, como el arte, las máquinas, los sistemas? Yo encuentro en esa capacidad del cerebro humano un misterio muy grande. Más misterioso aún el hecho de que el ser humano sea capaz de hacer tanto mal.

Hay cosas que aún me resultan incomprensibles, pero si he notado que la fe muchas veces motiva a las personas a salir adelante. Ese poder de la fe me inquieta porque no sé de donde proviene. De alguna manera, la oración proporciona ánimo y consuelo. Quizá porque así nos ha sido enseñado dentro de un sistema de creencias. Lo cierto es que el ser humano es capaz de experimentar esa conexión. Creo que es muy parecido a lo que ocurre cuando te enamoras de alguien. Algunas veces el enamoramiento es pasajero pero mientras dura la experiencia es llenadora y regocijante, y es muy posible que sean nuestros propios pensamientos los que nos hagan sentir así.

Finalmente, yo he notado que la idea de un Dios va muy ligada a la idea de destino, y que el creer que tenemos una misión que cumplir muchas veces nos da un sentido de propósito.

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