Metafísica en Descartes

DESCARTES

        Bien se sabe que Descarte emplea el método de la duda metódica, el cual consiste en dudar absolutamente de todo (la duda es un método para llegar a la certeza), pero ve necesario que debe existir algo que puede afirmar, tener la certeza y no dudar; y es el “Cogito ergo sum” (pienso y por lo tanto existo), no puede dudar de su existencia pues está pensando, aunque empieza con la certeza de que se está dudando, y si dudo es porque se está pensando y si se piensa es porque se existe.

        Con esta actitud del Cogito cambia la postura de la metafísica, ya no basada en el ente, sino en el hombre, pero el hombre individual, por lo que tiene una visión solicista, centrada en el yo pensante.

        Esta metafísica del Cogito, al estar centrada en el yo pensante, ve el ser del ente en el ser pensado y el principio del ser en el pienso y por lo tanto soy. En el pensamiento encuentra la primera justificación de la verdad, por lo que es el centro de su metafísica. Adicionalmente, sólo existo mientras pienso, entonces ¿mientras no se piensa no se existe?, ¿puedo existir y dejar de existir en muchas ocasiones?, el cogito y su intermitencia qué problemas acarrea.

        Pero en este afán de dudar de todo, llega al extremo de la duda hiperbólica, de no confiar de lo percibido por los sentidos, pues ellos engañan, ni siquiera confiar de las matemáticas, debido a que se puede estar engañado por un “genio maligno” que no permite ver la realidad como es, ¿cómo tener la certeza de algo?, ¿cómo se puede llegar a la postura de porque pienso existo?, ¿es que sólo el pensar el que permite saber la existencia?, ¿si no se piensa en algo no tiene existencia?

        Sin duda alguna esta postura centrada en el hombre da un vuelco a la metafísica, de poner en duda la existencia de las cosas por el simple hecho del pensamiento, podemos quedar limitados a centrar el ser en nuestro pensamiento, encajonar lo que está más allá de lo físico a nuestro pensar, aunque no puedo llegar a la certeza de que las demás cosas existen, pues no sé si ellas están pensando.

        Además, Descarte propone tres tipos de ideas: las adventicias, que son las que percibimos fuera del sujeto, lo que está en el entorno; las facticias, son aquellas que se construyen con la imaginación y no necesariamente existen en el mundo real y; las ideas innatas, aquellas con las cuales nosotros nacemos.

        De las primeras ideas no se puede tener certeza, pues son percibidas por los sentidos y no se puede confiar en ellos; al desechar todo lo material con esta postura, lo que está en mi imaginación se vuelve fantasía, no existe en el mundo real y con el tercer grupo de ideas, no le queda más que aceptar que esas ideas innatas, como la idea de infinitud, de plenitud, no son percibidas de afuera, ni son producto de la imaginación, por lo que hay algo o alguien que es quien las colocó en la mente y eso es Dios.

...