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Nacimiento Primera Segunta Y Tercerainfancia


Enviado por   •  3 de Abril de 2014  •  4.260 Palabras (18 Páginas)  •  189 Visitas

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COGNICION Y DESARROLLO INFANTIL

Presentado por:

Kimberly Medina Peñuela

Id: 354874

Presentado a: Luis Alberto Zambrano

TEMA: NACIMIENTO-PRIMERA INFANCIA, SEGUNDA INFANCIA Y TERCERA INFANCIA

Corporación Universitaria Minuto De Dios – UNIMINUTO

Licenciatura En Pedagogía Infantil

Segundo Semestre

Neiva, Colombia

2014

NACIMIENTO-PRIMERA INFANCIA, SEGUNDA INFANCIA Y TERCERA INFANCIA

Introducción

Para poder educar a nuestros hijos resulta muy útil conocer, en líneas

Generales, cuáles son las etapas por las que pasan durante su desarrollo

hacia la edad adulta.

Cuando se habla de desarrollo psicológico se incluyen: el desarrollo

cognitivo, afectivo, sexual y social. Para focalizar los aspectos más propios

de una edad específica, hemos diferenciado las etapas de este desarrollo

por tramos de edad:

• 0-2 años, la primera infancia.

• 2-5 años, la segunda infancia.

• 5-11 años, la tercera infancia (o niñez).

• 11-16 años, la primera adolescencia.

Hay que tener en cuenta que éstas etapas son indicativas y que muchas

veces las características de una se solapan con las de otra.

En cada etapa veremos la importancia de la figura de los padres como

personas que pueden facilitar el crecimiento de sus hijos y ayudarles a

desarrollar su propio potencial.

0-2 años: "Yo y mis padres".

Durante sus primeros meses de vida, el bebé se abre a un mundo

totalmente nuevo y por conocer: no solamente las cosas y las personas que

le rodean son todo un descubrimiento, sino su propio cuerpo es una

herramienta que todavía no conoce ni sabe controlar bien. El niño puede,

por ejemplo, pegarse con la mano involuntariamente, a causa de la falta de

coordinación y control sobre sus propios movimientos, o puede asustarse de

su primer estornudo, ya que todavía está descubriendo los sonidos de su

cuerpo y de su propia voz.

Tabla 1.- Esquema del desarrollo motor durante el primer año.

En el primer año de vida la figura materna (que suele ser la madre, pero

que puede ser también la abuela, la niñera o quién pase la mayor parte del

tiempo con el niño) es la que tiene el papel fundamental en el desarrollo

armónico del niño. El recién nacido considera a la madre como una

prolongación de sí mismo, fuente de satisfacción de sus propios deseos y

necesidades. La madre le proporciona ante todo nutrición física: pecho o

biberón, lo importante es que lo coja en brazos con cariño mientras come,

de forma que el niño perciba el contacto físico con ella como gratificante. La

presencia constante de esta persona adulta, interviniendo positivamente

cada vez que el niño encuentra una dificultad (está con sueño o tiene

hambre o quiere que le cojan o que le cambien), ayudándole en la superación de sus miedos y en el logro de sus objetivos, favorece que el

niño desarrolle un sentimiento de seguridad. De esta forma, la madre

integra con sus actos (suaves, amorosos y pacientes) las capacidades

todavía muy limitadas de su hijo. La relación inicial que se crea entre madre

e hijo es muy importante para el bebé, ya que servirá de "modelo" para

otras relaciones futuras. A parte de la nutrición física, la figura materna

proporciona alimento cognitivo para las actividades motoras, sensoriales y

mentales del niño: cada vez que interacciona con él, cuando juega, lo coge

en brazos, le enseña cosas, le canta, le deja explorar la cara y su pelo, le

habla, le mueve los brazos o las manos, le proporciona objetos para jugar,

le ayuda a cambiar posición, etc. La madre, sin tener a veces conciencia de

ello, estimula y crea las condiciones favorables para la manipulación y la

exploración del ambiente. Un indicador importante para saber si un niño es

feliz, lo tenemos a partir de los dos o tres meses, cuando aparece la sonrisa

ya no solamente como respuesta a una necesidad satisfecha, sino de forma

relacional, como expresión de alegría en relación con un objeto externo, por

ejemplo un rostro conocido que esté enfrente de él, se mueva, sonría o le

hable.

Muchos padres desearían tener un "manual de instrucciones de uso" a la

salida del hospital y de camino hacia casa con un pasajero nuevo más en el

coche (por cierto, llevado en un cuco o silla homologada y no en brazos). La

observación, la curiosidad y la paciencia, junto con el amor e interés hacia

su hijo, nos indicarán muchas veces el camino a seguir.

El padre, físicamente presente desde el principio en la educación de su hijo,

entra en el espacio psicológico del bebé de forma más lenta y progresiva.

Esto quiere decir que su importancia aumentará en la medida en que él

comparta las actividades ya descritas: satisfacer necesidades (también un

hombre puede dar el biberón o cambiar y vestir al niño) y facilitar el

desarrollo de su inteligencia sensitivo-motora, interactuando con él y

favoreciendo la exploración del entorno. Durante los primeros meses, la

boca es el órgano de satisfacción y de exploración más importante: debido

al placer que le proporciona la comida y en general la succión, así como el

gusto que siente al explorar todo lo que es nuevo llevándoselo a la boca, la

parte que es más sensible al placer es la zona oral. En este período la forma

de comunicación más importante es la no-verbal, que se realiza a través del

tacto y del contacto visual.

Poco a poco, el niño adquiere conciencia de que sus padres son algo distinto

de él. Además empieza a ser capaz de pensar en las cosas y en las

personas que conoce sin estar ellas presentes (10-12 meses). Tal capacidad

de "recordar" algo o alguien no físicamente presente, le permite empezar a

asociar,

...

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