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Problema Filosófico De La Muerte


Enviado por   •  6 de Junio de 2013  •  1.290 Palabras (6 Páginas)  •  2.767 Visitas

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Problema filosófico de la muerte

La muerte es en primer lugar, una realidad universal, un hecho inherente al mundo. La muerte es tanto el factor determinante de la condición metafísica del hombre, como de su condición histórica. En este sentido, puede decirse que la muerte unifica la condición humana.

¿Qué es la muerte? Nada sabemos acerca de ella, dijo tajante Sócrates durante su juicio (“Apología de Sócrates”) dando a entender por un lado que no debemos verla como un mal porque no sabemos qué es; y por el otro, que él no temía ser sentenciado a la muerte como finalmente ocurrió. Y lo mismo repite en otro Diálogo, el “Fedón o del Alma” para tranquilizar a sus seguidores y amigos que tratan en vano de persuadirlo para que huya de la cárcel, donde paciente y resignadamente espera su ejecución mediante la cicuta, sólo que aquí, se aventura una teoría sobre la inmortalidad del alma.

Epicuro de Samos (s. IV a. C.) fue más enfático que Sócrates en este asunto pues agregaba que debíamos evitar todo tipo de temores irracionales como el miedo a la muerte o cualquier otra forma de superstición. Epicuro decía que la muerte no existe, porque cuando uno vive, ella está ausente; y cuando ella llega, uno ya no está presente.

La idea de la muerte como algo natural fue en general un pensamiento típico de los pensadores o ilustrados antiguos de Grecia y Roma.

No obstante esta visión laica o naturalista de la muerte, ha existido también una concepción espiritualista que en la filosofía se ha expresado a través de noción de alma, aunque originariamente ésta procede de la religión y también persiste en ella. La idea de la inmortalidad del alma -y en ocasiones de su transmigración o reencarnación- alude a un deseo de no resignarse a la muerte como un fin absoluto de la existencia personal.

Platón decía que la filosofía es una meditación de la muerte, pero ésta ha sido entendida en sentido de la muerte humana porque sólo en el ser humano la muerte tiene significado. Es decir, sólo el ser humano es consciente de su condición mortal, de ahí que le sea inevitable e indispensable pensar sobre la muerte. Ahora bien, la muerte así concebida, es personal e intransferible, pero aceptar resignadamente su naturaleza ineluctable no es suficiente sino que es necesario dotarle de un sentido o domesticarla.

Las religiones tienden a generar creencias que sirven de consuelo ante la inevitabilidad de la muerte. El cristianismo por ejemplo, sostiene que la verdadera felicidad está en el más allá, siempre y cuando se hayan respetado los preceptos religiosos. Independientemente de los usos instrumentales que se pueda dar a la muerte, persiste la necesidad intrínseca de encontrarle sentido, mismo que se genera por el miedo ante la muerte propia y por el dolor ante la muerte ajena de algún ser querido. La noción de la inmortalidad del alma con base en estos últimos criterios, es un intento de limitar la muerte como una mera cesación de la existencia física y también como una negación de nuestra condición de seres mortales. La concepción naturalista de la muerte también admite una especie de “inmortalidad” pero entendida como una prolongación o perpetuación de la vida en función de la especie, es decir, que la muerte del individuo se continúa con la descendencia en la especie, de manera que la naturaleza sobrevive en un ciclo relativamente incesante de vida y muerte.

El miedo a la muerte denota sin embargo la percepción de que ésta es un mal en sí misma y en el fondo es un reconocimiento de que la vida de cada individuo es única e irrepetible, es decir, que si la vida significa el ser, la muerte sería el no ser, la nada. Por eso, la concepción de la muerte que se tenga es al mismo tiempo una concepción de la vida, pues en efecto, la muerte no sólo es algo que nos pasa por ser inevitable e intransferible,

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