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Jefe Indio Seattle


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2012  •  665 Palabras (3 Páginas)  •  866 Visitas

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Mensaje del jefe indio Seattle

Mensaje del jefe indio Seattle

Originally uploaded by itsuq.

Quiero rescatar un post que puse en el blog hace ya algunos meses,un post que quiero compartir de nuevo.También lo acompañará un video de Bjork.

Mi ùnico merito,fue recuperarlo de un libro que me regaló mi hermana hace años,y además deseo ponerlo porque me parece indigno privaros de la belleza que emana de las palabras de este ..."salvaje" .No he puesto todos los fragmentos,pero lo esencial está aquí.Un bellísimo discurso.

Han habido grandes discursos en la Historia,discursos de diferentes signos,algunos hablan de buenos propósitos para la humanidad,otros directamente,hacen apología de la violencia.

Hace 161 años que se pronunció este discurso,transparente y de una abrumadora coherencia.Ahora...simplemente disfrutad del texto...leedlo despacio,deteneos en cada palabra,dejaros embargar por la fragancia de los pinos...

Mensaje del jefe indio Seattle al presidente Franklin Pierce. Estado de Washington, 1855.

En el año de 1855 el decimocuarto Presidente de los Estados Unidos, el demócrata Franklin Pierce, les propuso a los Duwamish (Suquamish)que vendiesen sus tierras a los colonos blancos y que ellos se fuesen a una reserva.

Los indios no entendieron esto. ¿Cómo se podía comprar y vender la Tierra?

El Jefe Seattle, el Gran Jefe de los Duwamish, pronunció el siguiente discurso ante Isaac Stephens, gobernador del Territorio de Washington:

"Vamos a considerar su oferta, porque sabemos que si no se la vendemos, quizá el hombre blanco venga con sus armas y se apodere de nuestra Tierra. ¿Quién puede comprar o vender el Cielo o el calor de la Tierra?

No podemos imaginar esto si nosotros no somos dueños del frescor del aire, ni del brillo del agua...

Mis palabras son como las estrellas, nunca se extinguen. Cada parte de esta tierra es sagrada para mi pueblo, cada brillante aguja de un abeto, cada playa de arena, cada niebla en el oscuro bosque, cada claro del bosque, cada insecto que zumba es sagrado, para el pensar y el sentir de mi pueblo.

Nosotros somos una parte de la Tierra, y ella es una parte de nosotros. Las olorosas flores son nuestras hermanas, el ciervo, el caballo, la gran águila, son nuestros hermanos.

Si decidiese aceptar vuestra oferta, tendré que poneros una condición, que el "hombre blanco" considere a los animales de esta tierra como hermanos. Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida.

Si vendiésemos nuestra tierra tenéis que acordaros,

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