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La Economia


Enviado por   •  4 de Abril de 2013  •  4.832 Palabras (20 Páginas)  •  323 Visitas

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POLITICA ECONOMICA EN EL GOBIERNO DE HIPOLITO MEJIA DOMINGUEZ 2000 – 2004)

Las primeras medidas tomadas por la administración de Don Hipólito Mejía Domínguez fue la de establecer un impuesto fijo por galón de combustible. Esta medida fue complementada con otras relacionadas con el consumo de hidrocarburos, las cuales tuvieron un impacto inmediato. Ya que las recaudaciones por concepto del diferencial del petróleo pasaron de un promedio mensual de 176 millones de pesos, que se habían recaudado en el periodo enero-agosto, a un promedio mensual de 429 millones para septiembre- diciembre de ese mismo año. Posteriormente, el Congreso Nacional aprobó, en noviembre de ese mismo año, la Ley de Hidrocarburos, que eliminó definitivamente la discrecionalidad en el establecimiento de los precios domésticos de los combustibles, pues esa ley estableció que en lo adelante se haría un ajuste semanal de los precios de los hidrocarburos, que se calcularían sobre la base de la variación de los precios de paridad de importación y establecía un monto fijo de diferencial por galón para cada tipo de combustible. La otra acción que tomó el Gobierno en sus primeros meses de gestión, fue lograr para el 26 de diciembre del 2000, la aprobación de un nuevo arancel de Aduanas que se venía discutiendo desde hacía muchos años. El nuevo régimen estableció cinco tasas arancelarias básicas de 0, 3, 8, 14 y 20% para las importaciones, manteniendo algunas exenciones para rubros agropecuarios muy sensibles y estratégicos. A fin de compensar la disminución de la recaudaciones que el nuevo arancel traería, las Cámaras Legislativas también aprobaron en la misma fecha, una importante y controversial modificación del Impuesto Sobre la Renta, cuyo elemento principal fue el establecimiento de un pago 1.5% sobre los ingresos brutos de las empresas, que funcionaría como anticipo al pago de dicho impuesto. Esta modificación del Impuesto Sobre la Renta, causo grandes disgustos en la clase empresarial del país, pues era evidente que en algunos casos, ciertas empresas no podían tener beneficios, como eran aquellas de reciente creación que todavía no habían alcanzado el punto de equilibrio o aquellas que enfrentaban problemas coyunturales. La reforma fiscal de diciembre del 2000, también aumento de un 8 a un 12%, la tasa del impuesto a las Transferencias de Bienes Industrializados y Servicios (ITIBIS), lo que constituía una pesada carga para los contribuyentes. Asimismo, estableció nuevas tasas de impuestos selectivos para algunos vehículos, así como otros bienes de consumo como las bebidas, las cervezas y los cigarrillos. Como siempre ha sucedido cada vez que aumentan súbitamente los precios internacionales del petróleo, el alza ocurrida en el 2000 golpeó de nuevo en forma severa a la economía de los Estados Unidos, para perjuicio no sólo del pueblo norteamericano, sino también, de todas las economías que mantienen una gran interdependencia con esa Nación.

En caso de la República Dominicana nuestras exportaciones al mercado norteamericano habían mantenido un crecimiento anual promedio superior al 5% en los últimos cinco años anteriores al 2001. Sin embargo, en el 2001 las exportaciones totales del país cayeron en 403 millones de dólares, entre ellas, 232 millones de productos provenientes de nuestras zonas francas. Este fue el segundo gran choque externo que tuvo que enfrentar la economía dominicana, en apenas dos años, pues además de tener que pagar 634 millones adicionales por la compra de petróleo, ahora veíamos disminuir nuestros ingreso por concepto de exportaciones, en más de 400 millones de dólares. Para el inicio del Siglo XXI, el turismo se había convertido en la actividad que más ingresos de divisas proporcionaba a la economía dominicana. Los ingresos por este concepto habían crecido a una tasa anual promedio superior al 12% en los últimos cinco años, hasta el año 2000. Lo que significaba que, en promedio, los dominicanos recibíamos todos los años alrededor de 250 millones de dólares adicionales, los que utilizábamos para poder comprar parte de la creciente cantidad de bienes que importamos. El 11 de septiembre del 2001 sucedió un acontecimiento que estremeció la humanidad, al producirse un ataque terrorista en dos de las principales ciudades de los Estados Unidos, especialmente en la ciudad de New York, donde quedaron completamente destruidas las torres gemelas del Centro de Comercio Mundial, con la pérdida de vida de miles de ciudadanos indefensos. Con estos ataques, el terrorismo internacional, no sólo había infligido una profunda herida a ese país, sino que también, causó un gran daño al turismo mundial, pues los viajeros se sintieron de pronto inseguros en cualquier parte del mundo. En el caso dominicano, en el segundo y tercer trimestre del 2001 se había producido una contracción de flujo turístico del 5.7 y 5.6% respectivamente. En el cuarto trimestre la reducción fue de un 22.1%. De esta forma, para el último trimestre del 2001, es decir, después del 11 de septiembre, los ingresos por concepto de turismo cayeron a tan sólo 521 millones de dólares, inferiores en más de 150 millones a lo que habíamos recibido el trimestre anterior, que ya estaba menguado. Esta situación no se recuperó sino hasta dos años después, ya que en el 2002, los ingresos fueron incluso más bajos que los que recibimos dos años antes por esta actividad. Los ingresos de turismo, en lugar de seguir creciendo al 12% anual como lo venían haciendo en los últimos años, de pronto comenzaron a reducirse, precisamente en el momento que más se necesitaban para poder hacer frente al aumento de la factura petrolera. Para el mes de junio del 2001, el Gobierno había tomado la decisión de recurrir a los mercados de financieros internacionales para colocar una emisión e bonos soberanos por la suma de 500 millones de dólares. Esta había sido una sugerencia de la Fundación Economía y Desarrollo, que también asesoraba el Gobierno en asuntos económicos. La colocación finalmente se logró el 20 de septiembre de ese año, tan solo nueve días después de los acontecimientos terroristas ocurridos en New York ese mismo mes. Al concluir el 2001 el crecimiento de la economía dominicana había sido de un 2.7%. Esta tasa aunque muy inferior a las que había tenido la nación en los últimos seis años, resulto ser 5 veces más altas que el promedio de los países de la América Latina, que también atravesaban por una situación difícil. Este resultado se vio favorecido por el influjo de los 500 millones de dólares provenientes de los Bonos Soberanos, especialmente, en el último trimestre, cuando se acentuó el repunte de las construcciones públicas. El comportamiento de la actividad económica fue muy cambiante durante el 2002, pues los recursos provenientes de los Bonos Soberanos determinaron

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