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15 De Sseptiembre


Enviado por   •  17 de Octubre de 2013  •  3.578 Palabras (15 Páginas)  •  501 Visitas

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HIDALGO

MANUEL ACUÑA

Sonaron las campanas de Dolores

Voz de alarma que el cielo estremecía,

Y en medio de la noche surgió el día

De augusta Libertad con los fulgores.

Temblaron de pavor los opresores

E Hidalgo audaz al porvenir veía,

Y la patria, la patria que gemía,

Vio sus espinas convertirse en flores.

¡Benditos los recuerdos venerados

De aquellos que cifraron sus desvelos

En morir por sellar la independencia;

Aquellos que vencidos, no humillados,

Encontraron el paso hasta los cielos

Teniendo por camino su conciencia!

15 DE SEPTIEMBRE

MANUEL ACUÑA

Después de aquella página sombría

en que trazó la historia los detalles

de aquel horrible día.

cuando la triste Méxitli veía

sembradas de cadáveres sus calles;

después de aquella página de duelo

por Cuauhtémoc escrita ante la historia,

cuando sintió lo inútil de su anhelo;

después de aquella página, la gloria

borrando nuestro cielo en su memoria

no volvió a aparecer en nuestro cielo.

La santa, la querida

madre de aquellos muertos, vencedores

en su misma caída,

fue hallada entre ellos, trémula y herida

por el mayor dolor de los dolores…

en su semblante pálido aún brillaba

de su llanto tristísimo una gota…

a su lado se alzaba

junto a un laurel una mecana rota…

y abandonada y sola como estaba,

vencido ya hasta el último patriota,

al ver sus ojos sin mirada y fijos,

los españoles la creyeron muerta,

y del incendio entre la llama incierta

los echaron en la tumba con sus hijos…

Y pasaron cien años y trescientos

sin que a ningún oído

llegaran los tristísimos acentos

de su apagado y lúgubre gemido:

GUERRERO

JOSE ROSAS MORENO

En los montes del Sur, Guerrero un día

alzando al cielo la serena frente,

animaba al ejército insurgente

y al combate otra vez lo conducía.

Su padre, en tanto, con tenaz porfía,

lo estrechaban en sus brazos tiernamente

y en el delirio de su amor ardiente

sollozando a sus plantas le decía:

Ten piedad de mi vida desgraciada;

vengo en nombre del rey, tu dicha quiero;

poderoso te hará; dame tu espada.

¡Jamás!, llorando respondió Guerrero;

Tu vos es, padre, para mí sagrada,

más la voz de mi patria es lo primero!

HIDALGO Y MORELOS

AMADO NERVO

¡Hidalgo y Morelos, palabras radiosas!

Pregunta esos nombres al monte y al plano

a cielos y a mares, a todas las cosas,

y así te dirán:

El monte de nieve y eternos basaltos

que siglos y siglos sus crestas irguió:

“Morelos, Hidalgo”, dirá, son más altos,

más altos que yo!

El sol, alma fuente de vivos destellos,

Imán de los mundos que el Padre creó:

“¡Hidalgo, Morelos!” dirá “¡son más bellos,

más bellos que yo!”

Y fuentes y prados y valles y cielos,

cantando los nombres de luz de los dos,

dirán con miles voces: “¡Hidalgo, Morelos,

bendígalos Dios!”

LA SUAVE PATRIA

RAMON LOPEZ VELARDE

PROEMIO

Yo que sólo canté de la exquisita

partitura del íntimo decoro,

alzo hoy la voz a la mitad del foro

a la manera del tenor que imita

la gutural modulación del bajo

para cortar a la epopeya un gajo.

Navegaré por las olas civiles

con remos que no pesan, porque van

como los brazos del correo chuan

que remaba la Mancha con fusiles.

Diré con una épica sordina:

la Patria es impecable y diamantina.

Suave Patria: permite que te envuelva

en la más honda música de selva

con que me modelaste por entero

al golpe cadencioso de las hachas,

entre risas y gritos de muchachas

y pájaros de oficio carpintero.

PRIMER ACTO

Patria: tu superficie es el maíz,

tus minas el palacio del Rey de Oros,

y tu cielo, las garzas en desliz

y el relámpago verde de los loros.

El Niño Dios te escrituró un establo

y los veneros del petróleo el diablo.

Sobre tu Capital, cada hora vuela

ojerosa y pintada, en carretela;

y en tu provincia, del reloj en vela

que rondan los palomos colipavos,

las campanadas caen como centavos.

Patria: tu mutilado territorio

se viste de percal y de abalorio.

Suave Patria: tu casa todavía

es tan grande, que el tren va por la vía

como aguinaldo de juguetería.

Y en el barullo de las estaciones,

con tu mirada de mestiza, pones

la inmensidad sobre los corazones.

¿Quién, en la noche que asusta a la rana,

no miró, antes de saber del vicio,

del brazo de su novia, la galana

pólvora de los juegos de artificio?

Suave Patria: en tu tórrido festín

luces policromías de delfín,

y con tu pelo rubio se desposa

el alma, equilibrista chuparrosa,

y a tus dos trenzas de tabaco sabe

ofrendar aguamiel toda mi briosa

raza de bailadores de jarabe.

Tu barro suena a plata, y en tu puño

su sonora miseria es alcancía;

y por las madrugadas del terruño,

en calles como espejos se vacía

el santo olor de la panadería.

Cuando nacemos, nos regalas notas,

después, un paraíso de compotas,

y luego te regalas toda entera

suave Patria, alacena y pajarera.

Al triste y al feliz dices que sí,

que en tu lengua de amor prueben de ti

la picadura del ajonjolí.

¡Y tu cielo nupcial, que cuando truena

de deleites frenéticos nos llena!

Trueno de nuestras nubes, que nos baña

de locura, enloquece a la montaña,

requiebra a la mujer, sana al lunático,

incorpora a los muertos, pide el Viático,

y al fin derrumba

...

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