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DEWEY, EXPERIENCIA Y EDUCACION CAP. 1 Y 2


Enviado por   •  7 de Julio de 2015  •  2.357 Palabras (10 Páginas)  •  474 Visitas

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EXPERIENCIA Y EDUCACIÓN- DEWEY

PRÓLOGO.

Todos los movimientos sociales suponen conflictos que se reflejan intelectualmente en controversias. No sería una señal de buena salud si un interés social tan importante como la educación no fuera también un campo de lucha, práctica y teóricamente. El objeto de una teoría inteligente de educación es indagar las causas de los conflictos que existen, y después, en lugar de sumarse a un lado o a otro, indicar un plan de operaciones, procedimientos desde un nivel más hondo y más comprensivo que el representado por las prácticas o ideas de las partes contendientes.

La formulación del objeto de la filosofía de la educación significa la necesidad de introducir un nuevo orden de concepciones que lleven a nuevos modos de acción. La dirección de las escuelas, basada en un nuevo orden de concepciones, es mucho más difícil que la organización de las escuelas que siguen los caminos trillados.

Aquellos que aspiran a un nuevo movimiento en la educación, adaptado a la necesidad existente de un nuevo orden social, deberían pensar con términos de la educación misma en vez de hacerlo con términos de algún ismo sobre educación, aun cuando fuera un ismo tal como el de “progresivismo”. Pues a su propio pesar, cualquier movimiento que piensa y actúa en forma de un ismo llega a verse tan envuelto en la reacción contra otros ismos que al fin es dominado involuntariamente por ellos. Pues entonces forma sus principios por reacción contra éstos, en lugar de hacerlo por una visión comprensivamente constructiva de las necesidades, problemas y necesidades actuales. Si el ensayo presentado en este volumen posee algún valor, estriba en su propósito de llamar la atención hacia objetivos más amplios y profundos de la educación así como en sugerir su propia estructura de referencia.

CAPÍTULO I: LA EDUCACIÓN TRADICIONAL FRENTE A LA EDUCACIÓN PROGRESIVA.

La historia de la pedagogía se caracteriza por la oposición entre la idea de que la educación es desarrollo desde dentro y la de que es formación desde fuera; la de que está basada en los dotes naturales y la de que la educación es un proceso para vencer las inclinaciones naturales y para sustituirlas por hábitos adquiridos bajo la presión externa.

En la educación tradicional: las materias de enseñanza consisten en conjuntos de información y destreza que han sido elaborados en el pasado; por consiguiente el principal quehacer de la escuela es transmitirlos a la nueva generación. En el pasado han sido también desarrollados modelos y normas de conducta; la educación moral consiste, pues, en formar hábitos de acción en conformidad con estas reglas y modelos. Finalmente, la norma general de la organización escolar (por la cual entiendo las relaciones de los alumnos entre sí y con los maestros) hace de la escuela un género de instituciones sociales. Si después comparáis esta escena con lo que ocurre, por ejemplo, en la familia, apreciaréis lo que representa el que la escuela sea una institución esencialmente diferente de cualquier otra forma de organización social.

Las tres características acabadas de mencionar determinan los fines y métodos de la instrucción y la disciplina. Su principal propósito u objetivo es preparar al joven para las futuras responsabilidades y para el éxito en la vida por medio de la adquisición de los conjuntos organizados de información y de las formas preparadas de destreza que presentan las materias de instrucción. Puesto que los objetos de enseñanza, así como los modelos de buena conducta, son tomados del pasado, la actitud de los alumnos debe ser, en general, de docilidad, receptividad y obediencia. Los libros, y especialmente los libros de texto, son los órganos mediante los cuales los alumnos son puestos en relación efectiva con las materias. Los maestros son los agentes mediante los cuales se comunican el conocimiento y las destrezas y se imponen las reglas de conducta.

El nacimiento de lo que se llama nueva educación y escuelas progresivas es en sí mismo un producto del descontento respecto a la educación tradicional. El esquema tradicional es, en esencia, una imposición desde arriba y desde afuera. Impone modelos, materias y métodos adultos a aquellos que sólo se están desarrollando lentamente hacia la madurez. La separación es tan grande que las materias y los métodos de aprender y de proceder requeridos son ajenos a la capacidad que poseen los jóvenes. Tienen que ser impuestos.

Su deber es hacer... y aprender. Aprender aquí significa adquirir lo que ya está incorporado en los libros y en las cabezas de sus mayores. Lo que se enseña es pensado como esencialmente estático. Se enseña como un producto acabado, teniendo poco en cuenta el modo en que originalmente fue formulado o los cambios que ocurrirán en el futuro. Es en gran parte producto cultural de sociedades que suponían que el futuro sería muy parecido al pasado, y sin embargo se usa como alimento educativo en una sociedad en la que el cambio es la regla y no la excepción.

A la imposición desde arriba se opone la expresión y cultivo de la individualidad; a la disciplina externa se opone la actividad libre, al aprender de textos y maestros, el aprender mediante la experiencia; a la adquisición de destrezas y técnicas aisladas por adiestramiento se opone la adquisición de aquéllas como medio de alcanzar fines que interesan directa y vitalmente; a la preparación para un futuro más o menos remoto se opone la máxima utilización de las oportunidades de la vida presente; a los fines y materiales estáticos se opone el conocimiento de un mundo sometido a cambio.

Ahora bien, todos los principios en sí mismos son abstractos. Se hacen concretos sólo en las consecuencias que resultan de su aplicación. Todo depende de la interpretación que se les da cuando se les aplica en la escuela y el hogar.

Yo considero que la unidad fundamental de la nueva pedagogía se encuentra en la idea de que existe una íntima y necesaria relación entre los procesos de la experiencia real y la educación. El problema para la educación progresiva es: ¿Cuál es el lugar y el sentido de las materias de enseñanza y de la organización dentro de la experiencia? ¿Cómo funcionan las materias? ¿Existe algo inherente en la experiencia que tienda hacia la organización progresiva de su contenido? ¿Qué resultados se producen cuando los materiales de la experiencia no se organizan progresivamente? Cuando se rechaza el control externo, surge el problema de encontrar los factores de control que son inherentes a la experiencia. Cuando se rechaza la autoridad externa, no se sigue que deba rechazarse toda autoridad, sino que es necesario buscar una

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