El Desarrollo De Los Estados Monárquicos

Durante la Edad Media, el poder de los monarcas estaba limitado por el que tenían los nobles, la iglesia, los municipios y los parlamentos. En el siglo XV, los reyes reforzaron su poder a través de enfrentamientos que en ocasiones desencadenaron en guerras civiles. Además crearon una burocracia y una administración centralizada y profesional que dependía del rey, fortalecieron el ejército, aumentaron los impuestos para obtener ingresos y financiarse. Así surgieron y se consolidaron en el siglo XVII las llamadas monarquías nacionales autoritarias.

La casa del rey o corte, abandonó su carácter itinerante y se estableció en una ciudad fija desde donde se dirigía el gobierno.

También en Inglaterra durante buena parte del siglo XV, el país vivió una guerra civil que debilitó a la nobleza e hizo posible que Enrique VIII aumentara el poder real, que se consolidó, durante el reinado de Isabel I.

En el siglo XVII se dieron las revoluciones inglesas, que empezó desde que el rey Carlos I suprime el parlamento porque le estaban presionado a firmar la Petición de Derechos (documento que limitaba el poder real). Por lo que se desencadenó una guerra civil, donde el ejército parlamentario al mando de Oliver Cromwell derrotara al rey y se establece una república.

Cuando Cromwell muere entra al reinado Jacobo II, quien fue destituido por el parlamento y nombraron a Guillermo de Orange el nuevo rey de Inglaterra. Está fue la llamada Revolución Gloriosa (1688), donde el nuevo rey juró la Declaración de Derechos, en que se reconocían las libertades de los individuos, se establecían las limitaciones del poder real y las atribuciones del Parlamento; surgiendo así la monarquía parlamentaria inglesa.

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