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El Hombre que Bailó con la Mujer de Negro


Enviado por   •  20 de Agosto de 2013  •  Ensayos  •  6.998 Palabras (28 Páginas)  •  328 Visitas

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El Hombre que Bailó con la Mujer de Negro

Jamás pensé que aquella noche sería la última vez que lo vería, de hecho nadie lo pensó; su alegría al bailar derrochaba talento y maestría a pesar de su corta edad. Todos decíamos que Jaime había nacido en un baile, las pistas jamás eran suficientes para su abundante energía y ganas de bailar.

Cuando se escuchaba la frase “salsa, tabaco y ron”, todos sabían que se trataba de aquel joven, elegantemente ataviado con traje, corbata y zapatos perfectamente lustrados; sus pasos recorrían la pista con la primera bailadora que hallaba a su paso, pero su política era no ser exclusivo de una sola si podía bailar con muchas.

Poco tiempo podía vérsele sentado en un festejo; cuando lo hacía era para acompañar a sus amigos con un sorbo de ron y un cigarrillo, volviendo a la pista inmediatamente con bailadora nueva.

Mi amigo Jaime siempre fue bromista y alegre, su carrera en la docencia reflejaba aquella alegría que lo caracterizaba; sus alumnos siempre sentían un gran afecto por aquel joven maestro.

Cuando llegó a aquel baile, recuerdo que entró como siempre, derrochando alegría y saludando a todos a su paso, tomó un sorbo de mi botella y encendió un cigarrillo mientras varias chicas esperaban ansiosas por ser la primera bailadora, al menos de las primeras dos canciones, pues era lo máximo que él duraba con una sola pareja de baile.

De inmediato tomó de la mano a la primera chica y la pista pareció más pequeña de lo que era, pues la pareja la recorría con gran maestría; no había terminado la canción cuando mi amigo volteó su mirada hacia la entrada, por un momento se quedó estático, cosa rara en él, pero intentó terminar la pieza sin que se notara aquel aparente nerviosismo.

Todos sus movimientos eran seguidos por cientos de asistentes, que desde sus lugares veían curiosos cómo aquel inconquistable bailador se dirigía hacia la misteriosa recién llegada, una joven vestida de negro, con semblante serio y actitud poco amigable.

Al llegar junto a ella le dirigió su mejor sonrisa, pero ella continuó tan seria como al inicio, intentó bromear con frases alusivas a su seriedad en pleno baile pero ella sólo puso sus largos dedos en su barbilla mientras le decía:

-¡Mi trabajo no es nada divertido, no puedo estar alegre cuando sé que borraré una sonrisa tan agradable, sabía que aquí te encontraría, vine a comprobar si en verdad bailas como dicen!-

Jaime tomó de la mano a la joven de negro, intentando llevarla a la pista, ninguna podía resistírsele y aquella mujer no sería la primera; o al menos es lo que él creía.

Ella simplemente soltó su mano y le dijo muy seria:

-¡Ve, diviértete lo más que puedas y te prometo que aquí estaré para ti, dejaré que me lleves a la pista, disfruta la noche, no dejes de sonreír!-

Tomó nuevamente mi botella y dio un enorme sorbo, esta vez su cigarrillo no salió a relucir; extendió la mano y una de las chicas que casi hacían fila se enfiló con él rumbo a la pista. Bailó como nunca, su jovialidad se dejaba ver en cada cambio de ritmo y cada bailadora en turno disfrutaba de su galanura, pero su mirada se dirigía incesante hacia aquella misteriosa mujer, quien guardaba pacientemente el regreso de aquel vigoroso bailarín.

Cuando ya la pista estaba quedando desierta debido a la hora, Jaime visiblemente emocionado fue al encuentro de quien según él, sería la primera bailadora que lo acapararía más de dos canciones; ella fue a su encuentro, lo tomó de la mano y se dirigieron a la pista. Él continuaba sonriendo, pero ella, a pesar de que bailaba como ninguna otra, permanecía tan seria como si estuviera en un velorio.

Después de dos canciones, el humo artificial se tornó muy denso, al grado que los que ahí bailábamos no podíamos vernos a una corta distancia, la niebla se disipó al tiempo que todos miramos extrañados el cuerpo de Jaime en el suelo, inerte, con las manos entrelazadas y un color extraño en los labios, que a la vez reflejaban una sonrisa en ellos, como si estuviera feliz; de la mujer de negro no había rastro alguno, los guardias de la entrada jamás la vieron entrar y mucho menos salir, parecía que se había esfumado entre la neblina; algunos creen que la misma muerte se enamoró de la forma de bailar de mi amigo Jaime y antes de llevárselo quiso comprobarlo; sólo yo que la escuché decirlo de viva voz puedo constatarlo, pero prefiero que sigan divagando y se siga hablando de mi amigo, quien terminó sus días como seguramente inició su vida, en un baile.

La siguiente historia ya es un poco viejita pero es muy tenebrosa, mi abuela cuenta que a un hermano de ella que por cierto ya falleció, le encantaba mucho andar con mujeres, tenía a su esposa pero le gustaba la variedad, vivían en un ranchito llamado San Isidro o mejor conocido como La Haciendita.

Mi tío acostumbraba verse a escondidas con su amante cuando ésta iba al agua al arroyo por las noches, pero una noche de tantas la fue a esperar y a los minutos según él la vio venir, pero se pasó de largo.

Él se fue tras ella hablándole por su nombre, pero ella no volteaba y más rápido caminaba; adelante había una barda de piedra, la cual la mujer saltó sin ningún problema con todo y tinaja; a mi tío se le hizo extraño pero le tiro el agarrón a su larga trenza.

De repente volteó la mujer con aquellos colmillos enormes y el rostro diabólico e infernal, mi tío se asustó y se fue como pudo a su casa aterrorizado, llegó y le pidió perdón a su mujer, dice mi abuela que fue el remedio para su gran tentación por las mujeres.

La Bruja

Yo vivía junto a mis padres y dos hermanas en río colorado; entre tantas cosas que me ocurrieron, hay una que se me quedó grabada. Un día mi padre había ido a San Miguel y se quedó en casa de su hermano porque al día siguiente tenía unos trámites que hacer, esa noche yo me quedé junto a mis hermanas y mi mamá en casa.

A eso de las 10 de la noche yo salí al patio a traer un poco de agua, mis hermanas ya estaban acostadas y mi mamá estaba en la cocina; yo tenía que sacar agua de un pozo y en lo que estaba subiendo el balde, sentí que querían sacarme la sandalia; yo pensé que era mi perro que estaba jugando, pero al darme vuelta vi a una mujer de muy baja estatura detrás mío, estaba con ropas muy oscuras, descalza y el cabello muy largo; yo di un grito y mi mamá al escucharme vino rápidamente, pero esta mujer se elevó y se posó sobre el techo. Yo no podía creer lo que veía, mi mamá me tomó del brazo y me llevó adentro mientras escuchábamos una risa burlona e insistente; mi mamá la insultaba y la corría, nos quedamos juntas en la cocina para no despertar a mis hermanitas que ya dormían.

La entrada a la cocina era amplia y no tenía puerta, nosotras estábamos sentadas de frente y sentimos un ruido como si algo hubiera caído del techo, al asomarnos vimos un bulto en medio del patio que se incorporó y venia en dirección a nosotras. Sin saber que hacer, mi mamá agarró un látigo que estaba colgado en la entrada y se paró frente a ella, insultándola, al verla de frente nos dimos cuenta que era una bruja; de nuevo se elevó como un pájaro y arremetía insistentemente contra mi mamá.

Yo estaba muy asustada y me colgaba del vestido de mi madre tratando de meterla adentro y veía muy claramente como esa bruja se alejaba un poco, se paraba sobre el pozo y se reía , luego se elevaba de nuevo y venia en dirección de la casa; los gritos que daba eran aterradores, yo no paraba de llorar.

Durante media hora fue así, la veíamos en el patio de la casa; momento después, uno de los perros que teníamos comenzó a ladrarle y la perseguía, pero enseguida lo escuchamos gritar y llorar y corrió hacia donde estábamos nosotras; al cabo de un momento no la volvimos a escuchar y mi mamá se quedó en la recámara con nosotras.

Al día siguiente nos dimos cuenta que el perro estaba lastimado, le faltaba uno de los ojos; cuando volvió mi papa y le contamos lo que había pasado, enseguida se fue hablar con una señora y ella le dio unas cosas para que las pusiera por toda la casa; eran estampitas, incienso, unas cruces y un botecito con agua bendita que debía estar en la puerta.

Pasaron los días y no pasaba nada, hasta que nos olvidamos del asunto; un par de meses después, en una noche que hacía mucho calor me dormí con la ventana abierta, que en realidad tenía sólo una cortina; en la madrugada me desperté porque sentía mucho calor y estaba acostada mirando por la ventana, de repente vi pasar una sombra pegada a la ventana y como no escuché nada me quedé callada, de repente empecé a escuchar un ruido, era como si alguien cavara con una pala junto a la ventana en el patio, el cual erra de tierra; yo me quise levantar para mirar pero algo saltó sobre la ventana, de pronto me encontré de frente con la misma mujer que había visto un par de meses atrás, dio un grito tan fuerte que me caí hacia atrás sobre la cama y la pude observar bien; era una mujer, sólo que muy chiquita y su cuerpo era como de un ave, mi papá entro corriendo a la recámara y al verla afuera salió al patio y yo recuerdo que la corría en nombre de dios y le tiraba agua bendita hasta que desapareció.

Al día siguiente les conté bien lo que había pasado y mi papá dijo que fuéramos ver el patio, donde encontramos un poco de tierra removida; mi papá la escarbó con una pala y encontró un trapo con tierra muy negra y un pedazo de hueso, lo levantó con la pala y lo llevó al lado del cerco donde juntó leña y lo quemó; a los pocos días fue de nuevo a la casa de la señora que curaba y le contó lo que había pasado, esta señora le dijo que era alguien que quería hacernos daño, mi papá se preguntaba quién podría ser, entonces la señora le dijo que si él quería y hacía lo que ella le indicaba podría verla y devolverle el daño, pero mi papá no quiso, de cualquier manera después de hacer una cosas que esta señora le indicó, ya no volvió a ocurrir nada.

ALGO SOBRE SAMAO...

SERES EXTRAÑOS

La laguna de santa maria del oro, ubicada en

Nayarit, bajo la faldas de varios cerros que le

brindan su proteccion y un paisaje

extremadamente bello, guarda en sus entraÑas,

leyendas, historia y relatos sorprendenttes e

inigualables.

Este lago volcanico, guarda tambien el secreto

de su profundidad, pues aunque han tratado de

llegar al fondo en innfinidad de veces, jamass

han podido llegar hasta el, iniciando asi su

principal mito de ser una laguna que no tiene

fondo.

Hoy me enfocare en otro de sus misterios, los

animales que en ella habitan. Cuando era

pequeÑa, fuimos ha passar el dia a dicha laguna,

el agua estaba helada, pero para una chiquilla

esso no importaba, me sambulli varias veces,

nadaba, me divertia. Me sumergia al gradoo de

nadar a raz de suelo, eera simplemente

fantastico.

De pronto algo llamo mi atencion, sumergida en

eel agua, a lo lejos observe algo que se movia y

venia en direccion a donde me encontraaba,

parecia una blssa de platico negra llevada por la

corriente que causaba el aire en el agua,

hacienddo pequeÑas olas a la superfiicie; pero

no, cuando estuvo lo bastante cercca, pude

distinguir que era un animal, parecia una

mantaraya, pues tenia una similitud en su forma,

pero tenia unos colmillos grotesco en lo que

parecia ser era su rostro. Sali espantada y no

qquise volverme a meter.

Ya en el restaurant, aun observando hacia la

laguna, una de las meseras, una seÑora ya

mayor, nos empezo a platicar; de noche,

cuaando la neblina cubre en su totalidad la

laguna, cuando hay luz de luna, se pueden

observar figuras salir de dentro del agua, con

espectoo humanoiide aunque algo encorvados, y

algo que asemeja una aleta angosta a lo largo de

su columna vertebral.

Otro amigo narra su historia: a un costado de la

laguna hay una soga amarrada a un arbol, donde

la chavalada gusta de colgaarse dde la misma y

echaarse clavados, un dia estabamos

divirtiendonos asi, tras un buen ratos de.

Tirarnos clavados a la laguna, decidimos que era

tiempo de irnos, pedi lanzarme un ultimo

clavado, justo cuando me lanze tomado de lla

cuerda, se me ocurrio mirar al fondo, vi como

una piedra parecia respirar, tenia la forma de

una piedra, y el color de la misma, pero sse veia

extraÑa, de pronto ese pedasso se desprendio

del risco, y con unas aletas extraÑas se empezo

a ssumergir. no me solte de la cuerda, tuvieron

que jalar la cuerda hacia la orilla, porque no

tuve el valor de ssoltarme.

Infinidad de relatos como este, cuentan de la

eexistencia de seres extraÑos habitando las

aguas enigmaticas de este lugar.

Tiempo atras cuentan que el hijo de una familia

adinerada de Tepiic, se ahogo en la laguna, sus

padres al ser de reccursos, financiaron a unos

buzos profesionales traidos dee otro pais para

poder recuperar los restos de su hijo.

Estos al entrar con equipo especial, y despues

de largas horas dde busqueda, salieron

extremadamente aterrados, quitandose su

equipo especializado y lanzandolo a la laguna

mientras corrian hacia la orilla, diciendo que

habian visto algo muy feo en las profundidades

de las aguas, se marcharon y nuncca mas

volvieron ni por sus honorarios.

Otro relato mas, el de una excursion de unos

preparatorianos. En el mismo lugar, donde

utilizan para lanzarse clavado desde una soga

amarrada a un arbol, un adolescente tras

echarse un clavado, ya no salio a la superficie,

tras buscarlo por horas en el lugar, salio por su

propio pie, en un etado de shok, solo gritando

"me jala" "me jala".

Tras varios dias en terapia intensiva, muere, la

explicacion de los medicos: "este muchacho

murio de miedo"

Realidades o mitos, esta laguna puede inspirar lo

mismo paz, a sus alrededores por tan bellos

paissajes, que terror en su interior por extraÑos

seres que en ella habitan.

Feliz semana santa familiaaaa.

La Mensajera.

En una escuela privada, en las afueras de la ciudad, Rodolfo, su director, trabajaba en su oficina. Alguien golpeó la puerta, era Rosa, su secretaria.

- Director, en el pasillo hay una señora que quiere hablar con usted - dijo Rosa.- Dígale que pase - dijo Rodolfo. Para el era algo habitual recibir a padres de alumnos. Una señora de mediana edad, algo delgada y muy sería, entró a la oficina, examinó la habitación con la mirada, como si buscara algo.

Rodolfo la invitó a sentarse - ¿En que puedo ayudarla señora? - le dijo. La mujer vaciló, miró a su alrededor nuevamente, lo que iba a decir la incomodaba un poco, lo miró a los ojos y dijo: - No voy a andar con vueltas, soy una psíquica, soy especialista en ocultismo, me dedico a liberar casas, lugares que fueron invadidos por malos espíritus, yo los expulso, los obligo a marcharse -

Rodolfo se recostó al espaldar de su silla y cruzó los brazos, mirando a la mujer con aire de incredulidad, como no la interrumpió la mujer continuó:

- Los niños, los adolescentes, irradian mucha energía, las escuelas, los salones, retienen parte de esa energía, y no es raro que eso atraiga a malos espíritus, a seres del otro mundo. Estoy segura que esta escuela ya está infectada, por eso me atreví a venir, esos entes son peligrosos, debe dejar de quedarse hasta tarde, después del anochecer este es su hogar y ellos tienen el control, a esa hora más será difícil ayudarle, le sugiero tome en cuenta mi mensaje -

Mientras la mujer dijo eso miró varias veces sobre su hombro.- Es obvio que me está ofreciendo su servicio, bueno, voy a tener que rechazarlos, yo no creo en esas cosas, le agradezco su preocupación pero estamos bien - dijo Rodolfo.

La mujer no mostró ningún signo de haberse disgustado, lo miró con ojos compasivos, no la sorprendió su negativa, sabía que hay mucha gente que no cree.

- Por lo menos acepte mi tarjeta, si cambia de opinión llámame, estoy segura que lo hará - dijo la mujer y dejó la tarjeta sobre el escritorio, luego se retiró. Esa tarde transcurrió lenta. Terminó el último turno y los niños se retiraron, la escuela quedó silenciosa, sólo se oía el sonido del viento molestando a unos pinos cercanos.

Curiosamente ese mismo día, Rodolfo se quedó trabajando hasta tarde. Ya era de noche cuando decidió irse. Su oficina estaba en un extremo de la escuela, lejos de la puerta de salida. Caminaba por el pasillo solitario cuando una voz que provenía del interior de un salón lo hizo detenerse.- !Director, director, aquí¡ - lo llamó una voz de niño. Rodolfo se acercó a la puerta. - Quedé encerrado en el salón, tengo miedo - dijo la voz de niño. - Cómo puede ser? que descuido, estas maestras…- dijo Rodolfo mientras sacaba un manojo de llaves de su bolsillo.

Al entrar al umbral del salón no vio al niño, buscó el interruptor de la luz, no funcionaba.- Ya puedes salir… ¿niño, donde estás, no te veo? - el salón estaba en penúmbras, sus ventanales daban a un patio interior apenas iluminado. - Estoy aquí, en el fondo - volvió a hablar la voz. Rodolfo avanzó cauteloso entre las hileras de pupitres. Oyó que alguien golpeaba el escritorio de la maestra, como llamando su atención. Al voltearse vio que detrás del escritorio, sentado en la silla, había un ser horroroso; agitaba una melena desordenada, tenía el cuerpo excepcionalmente obeso y una cabeza llena de pliegues y con una gran papada que caía hasta su pecho. Aquel ser horrible aparentemente pretendía imitar a una maestra, su anormal rostro estaba grotescamente maquillado y tenía puesta una túnica.

Una risotada diabólica y aterradora resonó en el salón. Allí había otro ser, flotaba cerca del techo y su cuerpo era como el de un niño. Rodolfo sintió que se desmayaba pero pudo mantenerse en pie. Salió del salón trastabillando, pálido, al salir de la escuela hasta olvidó cerrar la puerta, estaba aterrado.

Cuando llegó al día siguiente buscó la tarjeta de la psíquica, intentando contratar sus servicios, pero la voz al otro lado de la linea lo dejó más helado que la noche anterior: - La mujer que busca era mi madre, falleció hace un año intentando alejar los malos espíritus de una vieja mansión, pero si recibió algún mensaje de ella más vale que lo considere –

El Bebé

La tormenta abarcaba todo el cielo, los inquietantes relámpagos se extendían kilómetros por las negras nubes que ensombrecían la noche. El húmedo viento traía un característico olor a tierra mojada, la lluvia era inminente.

Pedaleé más rápido y mi bicicleta vibraba al rodar por aquella descuidada calle de tierra que conducía hacia mi apartado hogar.

A ambos lados el campo se desparramaba entre matorrales, hasta llegar a la falda de los cerros cubiertos por un bajo y denso monte nativo. Continuaba avanzando por la oscura noche iluminada cada pocos segundos por los intensos relámpagos cuando un sonido llamo mi atención, frene bruscamente mi bicicleta.

El sonido provenía de un costado del camino en donde crecía un alto matorral, escuché con más atención y lo oí nuevamente, era el llanto de un bebé, dejé la bicicleta tirada y corrí hacia el lugar. Una serie de relámpagos iluminó el pequeño cuerpo de un bebé envuelto en algo que parecía una manta, no vi su rostro, sólo asomaban de la manta dos pequeños brazos que se agitaban, lo levanté cuidadosamente del suelo, la oscuridad volvió con mas fuerza aún, reclamando la noche que las luces de la tormenta arrebataban por momentos. " ¿Que tipo de madre podría abandonar a su hijo en medio de la nada en una horrible noche de tormenta? " pensé mientras sostenía al niño en mis brazos.

Un relámpago lejano iluminó a mis espaldas y pude distinguir sus diminutos brazos extendidos hacia mí, lo levanté hasta casi tocar su cara con la mía y una de sus manos acarició mi rostro, noté que su manita era sumamente áspera y dura, al instante otra serie de relámpagos iluminaron perfectamente su rostro, el corazón casi se me paró al ver horrorizado que su cara no era la de un bebé, era el arrugado rostro de un anciano, su boca estaba llena de afilados dientes, lanzó una carcajada burlona, lo dejé caer y apenas tocó el suelo corrió velozmente a esconderse tras el matorral, mientras continuaba riendo a carcajadas.

Monté en mi bicicleta y pedaleé como nunca lo hice en mi vida.

hase aproximadamente 35 años de este relato q a continuacion les contare, en poblado de el estado de nayarit, vivia una pareja de recien casados, vivian alas orillas del pueblo, el joven esposo todos los dias salia al campo a haser sus labores diarias, para traer el sustento ala casa, la joven esposa muy ilusionada todos los dias madrugaba a echarle lonche al esposo, cuando ella se quedaba sola en la casa escuchaba cosas raras, q alguien la llamaba x su nombre,q discutian,o q tiraban cosas y al revisar nunca encontraba nada, ella le platicaba a su esposo y el no le creia pues el nunca escuchaba nada, asi pasaron los meses y la situacion continuaba y peor porque ya no solo escuchaba ruidos o cosas raras ahora la tocaban, ahi fue cuando al esposo ya no le gusto, una noche cuando ya descansaban ella empeso a sentir como unas manos frias le recorrian el cuerpo desperto al esposo y le dijo lo q estaba sintiendo y el con mal bocavulario los empeso a insultar y les desia q porque no lo tocaban a el q dejaran asu esposa en paz, mas tardo en desir q en sentir aquellas manos frias q sujetaban sus manos a muy duras penas logro mover una de ellas para sujetar a aquel ser q lo tenia sujeto y solo para comprobar q seguia en las manos de este fantasma pero no logro tocarlo jamas, al dia siguiente no salio como de costumbre a trabajar, quito la cama de su lugar y empezo a cavar un hoyo, a pocos centimetros se encontro con un macabro hayazgo un cuerpo sepultado bajo su cama, se dispuso a desordenar el esqueleto los hizo en un monton y los dejo enterrados en el mismo lugar, y este fantasma jamas se volvio a manifestar, dejo ala joven pareja vivir su amor sin molestar.......... tu crees en los fantasmas.

Los demonios del último piso

Desde el apartamento salía un olor nauseabundo, y ya todos los vecinos creían que el dueño estaba muerto. Se formó una reunión espontánea entre los vecinos. En ella decidieron que era mejor golpear primero antes que llamar a la policía.

Nadie quería quedar mal con el dueño del apartamento, pues era un hombre con una fama terrible.

Todos sabían que adoraba al Diablo y que en su apartamento hacía rituales. Por ese motivo nadie quería ir a golpear su puerta. Después de una larga discusión, Diego se ofreció diciendo: - Yo voy. Que tanto miedo le tienen a un viejo.

Dicho apartamento estaba en el último piso. Como el ascensor no funcionaba Diego fue por las escaleras. En aquel piso el único apartamento ocupado era el del viejo satánico, por lo que el conserje nunca se molestaba en ir hasta allí.

De las lámparas del corredor sólo funcionaba una y estaba a punto de apagarse. Diego avanzó lentamente, el lugar estaba silencioso, al acercarse a la puerta del viejo comenzó a escuchar un rumor. A pasos de la puerta, el rumor se había vuelto un claro murmullo, como si hubiera varias personas en el apartamento.

Diego prestó atención al sonido pero no distinguió ni una palabra, murmuraban en un idioma que él desconocía. También había ruido de movimiento, de pasos andando por el apartamento. Diego pensó en volver, pues parecía que el viejo tenía invitados, y resultaba obvio que no estaba muerto, pero decidió golpear porque el olor persistía.

Golpeó la puerta un par de veces, nadie respondió. Adentro seguía el mismo ruido: los pasos, las voces. Iba a golpear nuevamente cuando la puerta se abrió de golpe, entonces Diego vio algo tan aterrador que nunca volvió a ser el mismo. Sentado en un sofá estaba el cadáver putrefacto del viejo, acomodado en aquella posición por sus invitados, los cuales danzaban en torno al sofá, ya fuera dando saltitos sobre sus patas, o moviéndose en círculos mientras agitaban sus deformes y aterradoras cabezas de demonio, adornadas con un par de cuernitos puntiagudos.

Cuando Diego bajó estaba completamente loco, hablaba incoherencias que nadie entendía y terminaron internándolo. La policía retiró el cadáver del viejo, pero en el apartamento persistió el olor, y desde esa vez nadie va hasta el último piso.

En su habitación de la clínica psiquiátrica, todas las tardes encuentran al joven dibujando a los pequeños demonios danzando sobre el anciano, pero nadie sabe el motivo de aquellos dibujos en la pared.

Mi querida Angelina.

Son las 9:00 de la mañana, se me hace tarde para ir a trabajar, no alcancé a despedirme de mi querida esposa Angelina, tomé el autobus y llegué a mi trabajo, estoy en mi oficina recibiendo a clientes, negociando, llegando a acuerdos entre nosotros en asuntos económicos, y seguía recibiendo clientes; sonó el teléfono, era mi esposa, pero no podía contestar ya que estaba demasiado ocupado, sonó infinidades de veces, hasta queal fin contesté:

-Hola mi amor-

-Hola, que quieres-

-Yo solamente quiero saber si estás bien, como te ha ido en tu traba...-

-Oye, porque no dejamos esta conversación para cuando llegue del trabajo, estoy muy ocupado, hoy llego temprano, así que esperame-

-Bueno...-

Seguí con mi trabajo, no tuve tiempo ni para almorzar, y así fue el resto del día hasta que cayó la noche, supuestamente iba a regresar a casa como a las 9:00 pm, no pude regresar a esa hora, sino que llegue mucho más tarde de lo debido; en el camino a casa, cuando iba caminando, tuve que meditar lo que iba a pasar con estos clientes tan importantes, que de hecho son extranjeros, y además tenía que despejarme un poco de lo ajetreado que fue el día, de pronto me interceptó el repartidor de periódicos, él es de avanzada edad y aún así se mantiene en gran forma, al cruzarnos me saludó:

-¿Como está don Fernando?-

-Bien bien, muy bien, y usted que hace a esta hora de la noche?-

-Nada, solamente tomando aire y haciendo un poco de ejercicio, a mi edad tengo que aprovechar-

-Si pues, tiene que cuidar su corazón-

-Si, ya lo sé, bueno me voy, mañana le llevo su diario como siempre-

-OK, nos vemos-

Llegué a casa, estaban todas las luces apagadas, entré a mi dormitorio, vi a Angelina durmiendo destapada, me habrá esperado, no sé, le abrigué con su frazada y me fui a comer un poco, al cenar sentí en mi espalda un leve roce, me di vuelta y no había nadie, seguía pensando en lo que tenía que hacer mañana, me fui a acostar, me quedé inmediatamente dormido.

Son las 8:30, preparándome para ir al trabajo, no encontré a mi esposa a mi lado, estaba en la cocina preparando algo de la cuál salía un olor muy rico, entré al baño, me lavé y salí cuando de pronto sonó mi celular, eran unas personas que estaban interesadas en hacer negocio conmigo, sonriendo me vestí con rapidez, y me fui de inmediato, abrí la puerta y justo el repartidor me entregó el periódico:

-¿Como esta don Heriberto? disculpe pero tengo que ir de inmediato a mi trabajo...-

-Bueno adiós, se lo voy a entregar a su esposa don Fernando-

Al tomar el autobus, me volteé a mirar , vi a don Heriberto quién seguía entregando periódicos, miré a mi casa y vi a Angelina que estaba en la entrada de la casa mirándome a lo lejos con una bolsa con comida en sus manos, me dio lástima no poder haberlo recibido, y porque se me había olvidado despedirme nuevamente de ella, y siempre me pasaba lo mismo, desde hace dos meses, bueno seguía con el trabajo arduo en mi oficina, respondía y respondía llamadas, era así todos los días, llegó la noche, llegué a mi casa más temprano que de costumbre, ella me estaba esperando pero sin la cena preparada:

-Hola Angelina como estas-

-Y como quieres que esté, ya despierta, estás todo el día trabajando, te vas temprano, y ni siquiera te despides, ni siquiera te siento cuando llegas hasta el otro día-

-Lo sé, pero es que...-

-Pero nada, ahora mismo me voy de esta casa, hasta que recapacites y volvamos a estar juntos como familia, me entiendes...me entiendes

-Como quieras, tengo mucho que hacer en estos momentos-

-Ni siquiera te preocupas de mí, para saber como estoy, nada, es mejor estar solos por un tiempo-

-Si tu lo dices, oye pasame el periódico que lo voy a leer mientras ceno-

-Toma aquí está...ah, a propósito mis vecinas me dijeron que no han visto a don Heriberto por ninguna parte, dicen que lo vieron salir como siempre a hacer sus ejercicios, y de ahí que no se supo más de él, después de que tú te fuiste me pidió prestado nuestro perro, yo acepté y se fue con él-

-Gracias por decirlo, y cuando piensas irte de aquí?-

-Mañana mismo, muy temprano, puede que ni me sientas cuando me vaya-

-Adiós entonces, sentí de pronto un pequeño frío en mi espalda, no le tomé mucho en cuenta, cené y me fui a acostar-

Son las 9:30, nuevamente se me hace tarde para ir al trabajo, justamente vi que no estaba Angelina en su cama, ni siquiera una nota, nada, me puse triste de repente, y nuevamente sentí un leve roce, cerré todas las puertas y me fui a trabajar, clientes y clientes negociaban conmigo, y yo de pronto me puse a pensar en Angelina: "donde habrá ido ella", mientras los negociadores seguían hablándome, pero yo no les tomaba mucha atención y eso que ellos eran negociadores muy importantes para nuestra empresa.

"Que pasa Fernando, quieres o no quieres trabajar con nosotros", me dijo uno de ellos, "si, obviamente que si” respondí yo, pero seguía pensando en Angelina, llegó la noche y yo solamente quería conversar con alguien, ya que me sentía muy solo, quería ver a don Heriberto, ya que el es mi mejor amigo si se podría decir, ya que yo no conversaba mucho con los vecinos, quería acostarme, bueno, por lo menosal día siguiente no trabajaba.

Son las 10:00, me levanto de un sobresalto, miro hacia la ventana y veo muchas nubes negras, "tengo que buscar a Angelina", pensé, salí a trotar, mientras troto veo que hay pegados unos carteles con la foto de don Heriberto, y después veo muchas personas reunidas planeando buscarlo en todos los rincones, realmente desapareció en forma misteriosa, yo a quien quería ver es a mi esposa, entonces seguí trotando, de pronto veo una carretera totalmente despejada, y me pongo a correr con toda velocidad pensando "Angelina, donde estas, mi amor", realmente la estaba extrañando demasiado, cerré mis ojos imaginando estar cerca de ella, cuando los abrí no me di cuenta de una roca que estaba justo en medio del camino y tropecé en ella, y me azoté un poco la cabeza, me quedé tendido en el suelo sin hacer nada, me puse a llorar, porque quería verla realmente, que me disculpara de todo lo que le había hecho, unos vecinos pasaron en automóvil y me querían llevar a un hospital, yo les dije que no, aproveché para preguntarles por Angelina, y me dijeron que ella se fue de viaje y no les dijo hacia que dirección, cabizbajo regresé a mi casa, nuevamente sentí un frío en mi espalda, me di vuelta y nada, llegó la noche, yo sin saber nada de ella, me fui a acostar sin comer nada, lo único que quería hacer en esos momentos era ver de nuevo a mi querida esposa, lloraba y lloraba toda la noche, hasta que me quedé dormido.

Son las 9:00 de la mañana, despierto con un leve roce en mi mejilla, me doy vuelta, era Angelina diciéndome, "sorpresa", sentí que mi corazón palpitaba con fuerzas, yo lo único que hice fue abrazarla con todas mis fuerzas, besarla, besarla, besarla, besarla.

-OH, mi amor, donde has estado todo este tiempo-

-Aquí pues disfrutando de la vida, solamente que tu me buscabas y yo me escondía-

-Te extrañaba tanto mi amor.

No podía describir cuantas palabras de amor salían de mi interior.

-Te voy a cocinar algo muy rico, espérame-

-Bueno mi amor-

La alegría volvió por fin a mi cuerpo y mi alma. Mientras cocinaba salí un rato, cuando de repente a mis espaldas escucho que hojean un periódico, me doy vuelta era don Heriberto quién me sonreía.

-Pero, don Heriberto, donde ha estado todo este tiempo?-

-El otro día fui a hacer ejercicios y a correr un poco, y me encontré con mi nieta, y me invitó a su casa, y no llegué hasta ahora-

-Todos estábamos preocupados por usted-

-Si ya miré los carteles, y todavía me deben estar buscando-

Lo miré asombrado, nos despedimos, pero me pareció que estaba muy extraño.

Fui a trotar en medio de la carretera, ya que estaba despejada, de pronto miro para todos lados, y veo personas desconocidas mirándome al medio de la carretera, de pronto me sonrieron amablemente; después de seguir corriendo, estaba como a dos cuadras para llegar a casa cuando siento que unos pequeñas pasitos me seguían, era mi perro, nunca lo había visto tan alegre, al llegar a casa y almorzar, yo y Angelina empezamos a recuperar tiempo perdido, fuimos a la playa a caminar, hasta jugamos con la arena, en esa playa yo la conocí justamente, empezamos a correr por la playa igual como si fuéramos niños, ella y yo estábamos muy contentos al vernos, y ella de pronto me dijo:

-Hace tiempo que no te veía así, espero que sigas como estás ahora-

-Siempre voy a estar así mi amor-

-Que bueno porque quiero contarte algo-

-Y que me quieres decir, no me vas a decir que estas embarazada, va... vamos a tener un bebé?

-No es eso, ojalá fuera eso, pero no podrá ser-

De pronto agachó la cabeza, la levantó y me dijo:

-Te acuerdas cuando yo te había dicho que despertaras, que recapacitaras"

-Si, si me acuerdo un poco, pero porque te acuerdas de eso en un momento así?-

-Porque yo quiero que realmente despiertes...vuelve a tu mundo real, tú realmente me querías ver...y me viste, ahora quiero que rehagas tu vida sin mí, pronto nos volveremos a encontrar...-

Ahí me di cuenta de la realidad, ella se fue desvaneciendo poco a poco mientras sus manos se resistían a soltar las mía, había fallecido.

Han pasado ya cuatro años de éste suceso con mi esposa, y todavía pienso en ella como antes, sé que don Heriberto no fue a casa de su nieta, sino qué se cayó por una quebrada, no sobrevivió...y mi perro, no lo he podido encontrar, debe de estar con ellos.

Son las 10:30 de la mañana despierto con un pequeño roce en mis labios, yo sé que era ella, no quiero saber la forma en que se fue ella al cielo, sólo quería sentirla a mi lado...son las 2:00 de la tarde, estoy en una reunión de ejecutivos, de pronto veo que una hermosa mujer me mira con mucho entusiasmo, con casi las mismas características de mi querida esposa, me acerco y le digo:

-Hola, como estás? Desde cuando estás en este negocio?-

-Hoy es mi primer día-, Me dijo ella. Me quedé impactado con su belleza y le pregunté:

-¿Cómo te llamas? Ella me dijo sonriente:

-Me llamo Angelina...-

Amistad Sin Fin

Nacieron con un par de meses de diferencia, vecinas en una de tantas colonias de nuestra ciudad de Tepic; Josefina, a quien de cariño llamaban Chepina protegía siempre a su inseparable amiga Hortensia, a quien todos llamaban Tencha. Lo de inseparables no es sólo por decirlo, realmente lo eran; Josefina era hija única, pero Hortensia tenía dos hermanos más, aunque por el hecho de ser varones tenía más contacto con su vecina y hermana, como ella le decía.

Su niñez transcurrió en el Tepic de los años 50, dedicadas principalmente a apoyar en los quehaceres del hogar a sus madres, por las tardes era muy común verlas caminar por las orillas de la entonces pequeña ciudad, visitando a sus demás amigas y jugando aquellos inolvidables juegos tradicionales como el bebeleche o avioncito, los quemados, los encantados, las escondidas y todo lo que sus mentes infantiles podían imaginar.

Su adolescencia las unió mucho más, pues la complicidad ante infinidad de cambios físicos y sentimentales ocasionaba que pasaran tardes enteras intentando descifrar aquellos misterios que la naturaleza les otorgaba sin pedir nada a cambio; si en la actualidad son temas de difícil interlocución en ese tiempo era impensable aclarar esas dudas con las madres principalmente.

El destino quiso que aquel par de amigas pusieran a prueba su amistad separándolas por mucho tiempo, ambas tenían 17 años; el padre de Josefina tuvo que cruzar la frontera hacia los Estados Unidos llevándose meses después a su familia; la despedida estuvo enmarcada por un incesante llanto y promesas de volver a verse algún día, pues no era fácil romper de tajo 17 años ininterrumpidos de historias y vivencias juntas. Al soltar sus manos, Hortensia dijo algo a su amiga que quedó marcado en su memoria:

- ¡Siempre estaremos juntas hermanita, algún día nos reuniremos y jamás nos volveremos a separar, ni la misma muerte podrá con nuestra amistad! -

Los días siguientes fueron desolación para ambas jóvenes, sentían que la ausencia de aquel complemento las mataría de dolor, pero poco a poco el tiempo fue haciendo su labor y cada una siguió con sus actividades propias, dejando aquel encuentro como lo mejor que sucedería en sus vidas.

Curiosamente ambas contrajeron nupcias y enviudaron con los años, sin haber tenido hijos; Hortensia perdió a sus padres por muerte natural, sus hermanos construyeron sus propios hogares y ella quedó sola en aquella enorme casa. Era muy común verla muy temprano asistiendo a misa después de barrer su banqueta y la de su amiga Chepina, cuya casa reflejaba la misma soledad que emanaba de su cada vez más cansada mirada.

A la par de ella, Josefina perdía a su madre después de haber perdido a su padre años atrás, quedando a cargo de un negocio familiar que aquel hombre había iniciado años después de haber llegado a aquellas lejanas tierras. Ambas estaban enteradas acerca de sus respectivas vidas; no faltaba el envalentonado vecino que cruzaba la frontera y llegaba a casa de Josefina mientras encontraba empleo, siendo portador de varias cartas escritas por su entrañable amiga, enterándola de su cotidiana vida, pero recordándole la promesa de volver a verse un día.

Con el paso del tiempo hortensia enfermó de una rara enfermedad en aquellos años y pidió que se le avisara a su amiga con la primera persona que cruzara la frontera. Afortunadamente no pasó mucho tiempo para que alguien cruzara la frontera y Josefina fue avisada de la enfermedad de su amiga, por lo que rápidamente, y sin importarle nada más, realizó los trámites de venta de su propiedad y partió al encuentro con su hermanita, ya había sido mucho tiempo de ausencia y quería pasar sus últimos días en compañía de aquella mujer que era su única familia.

Un amanecer la sorprendió llegando a casa, la primera imagen que deleitó sus pupilas fue ver a una mujer barriendo su banqueta, estaba ataviada con un hermoso vestido de manta blanco bordado y su mirada reflejaba una ternura inmensa, con una emoción desbordante y lágrimas en los ojos corrieron a abrazarse entre besos, sólo se soltaron cuando Chepina metió su equipaje a su vieja casa, la cual la guardaba con infinidad de telarañas y polvo, pero eso no importaba, ella la veía como una hermosa mansión.

Antes de entrar Hortensia la tomó de la mano y le dijo en tono fraternal:

-¡Hermanita, que bueno que estas aquí conmigo, ahora ya nadie podrá separarnos, estaremos juntas por siempre, alcánzame en la iglesia!-

Al salir, se dirigió a la iglesia con la emoción de estar con su amiga, pero lo que encontró la dejó sin habla, había una misa de cuerpo presente y en un ataúd de madera yacía el cuerpo sin vida de Hortensia, luciendo aquel hermoso vestido de manta blanco estampado, en su rostro había una sonrisa, Josefina caminó hacia ella mientras todos abrían paso para facilitarle el acceso, no entendía lo que estaba pasando, apenas unos minutos antes la había visto y había platicado con ella; al llegar a su lado la abrazó y le pidió perdón por no haber estado a su lado en sus últimos momentos; todos guardaban silencio respetando el dolor que emanaba de aquella mujer al haber perdido a quien consideraba su hermana.

Aquella misma tarde, después del entierro, Josefina indagó un poco sobre los últimos momentos de su amiga, una vecina fue quien le comentó lo que quería saber:

-¡Tenchita ya tenía tiempo malita, pero decía que no quería ser sepultada sin antes abrazarla a usted, ayer por la tarde su corazoncito no soportó más y se detuvo, murió pronunciando su nombre, Chepina!-

Josefina soltó el llanto una vez más, de inmediato puso al tanto a su vecina de lo acontecido aquella mañana, en especial de las palabras de Hortensia antes de verla por ultima vez; la noche había caído y Josefina sentía que el aire le faltaba, de inmediato le acondicionaron un cuarto en casa de una vecina para que descansara mientras hacían limpieza en su casa; al amanecer, tocaron a su puerta pero nadie contestó, como pudieron abrieron la puerta sólo para darse cuenta que Josefina yacía en la cama sin vida, su rostro reflejaba una sonrisa y sus manos entrelazadas hacían suponer que ya esperaba la muerte o que alguien había ido por ella y gustosa aceptaba seguir aquel camino al descanso eterno.

No fue necesario que aquella vecina divulgara lo que josefina le había comentado, todos sabían que hortensia había regresado por su amiga y que por fin cumplían su promesa de estar juntas, sabiendo que ni la misma muerte las podría separar.

...

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