El Imperio Carolingio

El imperio carolingio

En el siglo VIII d.de C. los árabes invadieron Europa pro la península Ibérica. Cruzaron los Pirineos, pero fueron detenidos por los francos en la histórica batalla de Poitiers en el año 772. Los francos fueron dirigidos por Carlos Martel, quien tenía el cargo de Mayordomo de Palacio, o sea, Primer Ministro. Este era un cargo hereditario, razón por la que Pipino el Breve, el hijo de Carlos Martel, lo sucedió.

Pipino, gracias al prestigio que dio su padre al cargo que ocupaba, destronó al rey y se proclamó como el primer rey de la dinastía carolingia. Para esto, obtuvo la aprobación del Papa y se inició así una época de colaboración entre los carolingios y la Iglesia católica que tendría gran importancia en la expansión del culto en Europa. Pipino amplió los límites del reino y unió a toda la Galia (la actual Francia) en una sola unidad territorial.

Carlos heredó de Pipino, su padre, el trono del reino carolingio. Continuó con la expansión de las fronteras del reino y por sus hazañas fue llamado Carlomagno, lo que significa Carlos el Grande. También siguió la alianza con el papado, por lo que fue coronado como emperador en el año 800, con la idea de restaurar el imperio romano de Occidente.

Carlomagno impulsó la cultura europea, por lo que su época también se conoce como el Renacimiento carolingio. Se fundaron escuelas de enseñanza en las catedrales y monasterios; reunió en su corte a intelectuales de distintas regiones y fundó la Escuela Palatina, para la educación de sus hijos y otros nobles; unificó la escritura y el uso del latín y la Iglesia tuvo mucha influencia en la difusión cultural.

Al morir Carlomagno, su imperio fue dividido, pues los nobles trataban de dominar en sus territorios, en sus feudos. Los nietos de Carlomagno dividieron el Imperio en tres, en el año 836:

• Francia, gobernada por Carlos el Calvo

• Alemania, bajo el gobierno de Luis el Germánico.

• Lotaringia, el reino de Lotario, que incluía a Italia y otros territorios.

El imperio carolingio sentó las bases de una Europa Occidental cristiana y rural, en la cual los nobles se fortalecieron como señores feudales.

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