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Historia Para Que


Enviado por   •  27 de Abril de 2012  •  1.718 Palabras (7 Páginas)  •  531 Visitas

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¿HISTORIA PARA QUE?

Historia, ¿para que? La primera respuesta en acudir a la mente seria: la historia obe¬dece a un interés general en el conocimiento. Al historiador le interesa, como a cualquier científico, conocer un sector de la realidad; la historia tendría como objetivo el esclare¬cimiento racional de ese sector. En este sen¬tido el interés del historiador no diferiría del que pudiera tener un entomólogo al estudiar una población de insectos o un botánico al clasificar las diferentes especies de plantas que crecen en una región. Igual que al ento¬mólogo o a! botánico, al historiador le basta esa afición por el conocimiento para justificar su empeño. Sin duda así sucede con cual¬quier ciencia: se justifica en el interés general por conocer, el cual cumple una necesidad de la especie. Porque la especie humana re¬quiere del conocimiento para lograr aquello que en otras obtiene el instinto: una orienta¬ción permanente y segura de sus acciones en el mundo.

Con todo, quien diera esta respuesta co¬rrería el riesgo de disgustar a más de un his¬toriador. Cualquier historiador pensaría que, después de todo, su disciplina tiene una rele¬vancia para los hombres mayor que la de un entomólogo, y que sus investigaciones, aunque presididas por un interés en conocer, están motivadas también por otros afanes más vitales, ligados a su objeto.

Si logramos determinar el objeto al que se dirige la atención del historiador, fren-te al que retiene la de otros científicos, da¬ríamos quizá una diferencia específica del conocimiento histórico.

Un acercamiento podría ser: la historia responde al interés en conocer nuestra situa¬ción presente. Porque, aunque no se lo pro¬pongo. La historia cumple una función: la de comprender el presente. Desde las épocas en que el hombre empleó a vivir en comunidad y a utilizar un lenguaje, tuvo que crear interpretaciones conceptuales que pudieran ex¬plicarle su situación en el mundo en un mo¬mento dado. En los pueblos primitivos el pensamiento mítico tiene a menudo un sen¬tido genético. Muchos mitos son etiológicos: intentan trazar el origen de una comunidad, con el objeto de explicar por qué se encuentra en determinado lugar y en tales o rúales cir¬cunstancias. Algunos pueblos invocan leyen¬das para dar razón de la presencia de la tribu ser un paraje y de su veneración por algún lugar sagrado, por ejemplo: los prime¬ros ancestros surgieron del fondo de la tierra por una cueva situada en el centro del terri¬torio de la tribu. Otros pueblos atribuyen su origen a un antepasado divino, más o menos semejante al hombre, cuyas actividades, fun-dadoras de costumbres o instituciones, narran los mitos. El totemismo tiene, entre otros aspectos, el de remitir a la génesis de una colectividad humana: hay clanes que nacieron de un determinado animal, otros, de otro: esto explica la peculiaridad de sus caracteres y hábitos. El origen de diferentes institucio¬nes, regulaciones y creencias suele también señalarse en acontecimientos que sucedieron en un tiempo remoto. Así, hay mitos para explicar las relaciones de parentesco, que las refieren a un momento en que se establecie¬ron, leyendas que justifican el poder de ciertas personas por alguna hazaña de sus anteceso¬res semihumanos, mitos que dan razón, por sucesos del pasado remoto, de una emigra¬ción de la erección de un poblado, de la pre¬ferencia por una especie de caza, de un hábito alimenticio. Parecería que de no remitirnos a un pasado con el cual conectar nuestro presente, éste resultara incomprensible, gra¬tuito sin sentido.

La historia nacería, pues, de un intento por comprender y explicar el presente acudiendo a los intrascendentes que se presentan como sus condiciones necesarias. En este sentido, la historio admite que cl pasado da razón del presente; pero, a la vez, supone que el pasado sólo se descubre a partir de aquello que ex¬plica el presente. Cualquier explicación empí¬rica debe partir de un conjunto de hechos dados, para inferir de ellos otro* hechos que no están presentes, pero que debemos supo¬ner para dar razón de los primeros. Así tam-bién la historia. El historiador pensará, por ejemplo, que el Estado actual puede expli¬car se por sus orígenes, pero si se propone esa tarca el justamente porque ese estado existe, en el presente, con ciertas características que plantean preguntas; y son esas preguntas las que incitan a buscar sus antecedentes. El historiador tiene que partir de una realidad actual, nunca de una situación imaginaria; esto es lo que separa su indagación de la del novelista, quien también, a menudo, escu¬driña en el pasado. Quiere esto decir que, a la vez que cl pasado permite comprender el presente, el presente plantea los interrogantes que incitan n buscar el pasado. De allí que la historia pueda verse en dos formas: como un intento de explicar el presente a partir de sus antecedentes pasados, o como una em¬presa de comprender el pasado desde el pre¬sente. Puede verse corno "retro dicción", es decir, como un lenguaje que infiere lo que pasó a partir de lo que actualmente sucede. Esta observación podría ponemos en la pista de una motivación importante de la historia.

Pensemos en ejemplos más cercanos a no¬sotros. La historia de México nace a partir de la conquista. Los primeros escritos res¬ponden a hecho contemporáneo: el en-cuentro de dos civilizaciones; intentan mane¬jarlo

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