IDENTIDAD DE LOS PUEBLOS

El ensayo titulado "Sobre la identidad de los pueblos" de Luis Villoro, me pareció un texto importante para la reflexión sobre nuestra idiosincracia inherente como individuos del mismo pueblo, y cómo ésta repercute en muchos ámbitos de nuestra existencia colectiva en aras del bienestar común y la búsqueda de un sentido compartido que nos lleve al progreso.

El problema más importante que aborda y sobre el cual vierte un análisis sociológico-antropológico se relaciona con la pérdida de identidad de los pueblos o naciones que paulatinamente van perdiendo su esencia dentro de la vorágine de la modernidad que intenta absorver e imponer una cultura, ya sea global, o dentro de los intereses de determinadas naciones que se lanzan a conquistar el mundo.

En el principio parte de la constitución individual del hombre y su condición intrínseca como ente social, lo cual ya ha sido estudiado por un sinfín de estudiosos sobre el tema. Del mismo modo, asegura que el individuo siempre se afana en la búsqueda de su identidad que afirme su singularidad y lo distinga de los demás. Sin embargo, esta concepción se extiende a una visión de "sí mismo" o "la representación que el yo tiene de su propia persona" que se disgrega en una mezcla se de imágenes sobre sí mismo. Esto quiere decir que el "yo" está constituido por una heterogeneidad de factores que debería ser englobado en una sola unidad y corresponder con lo que uno "quisiera ser".

Después continúa con el análisis de la identidad en el nivel colectivo, en el cual, el sujeto se reconce como parte de un pueblo y se acepta inmerso en una realidad social compartida con otros individuos. Esta "cosmos reducido" abarca una visión del mundo que se manifiesta a través de la cultura que se hereda en cada generación. Así pues, Villoro hace referencia (aunque nunca menciona el término) al imaginario social.

En la búsqueda de la identidad colectiva, considero que si bien se debe una construir una representación que todos los miembros puedan representarse, también debe dejar un margen de individualismo y libertad, pues parte de la riqueza de esta unidad debe ser la diversidad de pensamientos pero que se deben encaminar hacia un mismo fin.

Para llegar al primer objetivo mencionado, el autor contrasta dos maneras posibles : La reafirmación de la propia tradición cultural y la formación de una nueva imagen de sí mismo, en donde se debe conjuntar el pasado y futuro proyectado de la comunidad.

Por último señala dos vías que son la singularidad y la autenticidad.

Concluyo afirmando la trascendencia de este tema de interés actual que afecta a nuestra sociedad, pues sólo si llegamos tomar conciencia de nuestra cultura como elemento esencial de nuestra nación y conciliador de intereses particulares, podremos encaminarnos hacia

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