La Ilustración

La ilustración

Tras la conformación del pensamiento científico moderno y el gran impacto causado por la expansión geográfica a América se dio origen en Europa al desarrollo de un movimiento intelectual que le dio al siglo XVIII la denominación del “Siglo de la Luces”. Fue así que la Ilustración llego para que abarcando las distintas ramas del conocimiento, a través de la razón y la verdad, le diera un supuesto orden al mundo y dominara los descubrimientos.

Este movimiento estaba dominado por filósofos que entre sus principios querían formar un pequeño grupo de elite capaces de influir en la sociedad y en la política mediante la difusión de sus ideas. Estos creían en el poder de la razón, no solo para esclarecer al hombre, sino para la reorganización de la sociedad sobre otras bases que les permita dominar y comprender la naturaleza y en la capacidad de los hombres en perfeccionarse y alcanzar la felicidad. El progreso intelectual –idea que impregna todo el pensamiento de la época- debía servir constantemente para promover el progreso general del hombre.

Los principales exponentes de éste movimiento, influenciados por los pensadores del siglo XVII, fueron principalmente Montesquieu quien planteó la división de poderes en contra del poder absoluto de la monarquía en su obra “El espíritu de las leyes”, Voltaire defendió sus ideas en los poemas “Discurso sobre el hombre”, postuló que los monarcas debían ser asesorados por filósofos para desarrollar políticas racionales, también Rousseau en su libro “Contrato social” mencionaba que las leyes debían representar la voluntad de los hombres, y las mismas debían ser cumplidas por todos, tantos los monarcas como los súbditos, asegurando de ésta manera la libertad e igualdad. Estas ideas que fueron las más trascendentes, fueron difundidas principalmente entre las clases burguesas de la sociedad, ya que no todos tenían acceso a los libros y la mayoría de la gente no sabía leer ni escribir.

Los eruditos del siglo XVIII se propusieron reunir todos los conocimientos científicos en grandes obras enciclopédicas y hacerlos comprensibles a todos. La observación y estudio de la realidad proporcionaba una valiosa información que los científicos elaboraban por si mismos y deseaban difundir. De este modo todo lo que el hombre conocía provenía del mundo que lo rodeaba y de su propia actividad intelectual, éstas enciclopedias trataban de fijar para el mundo del conocimiento nuevos límites determinados exclusivamente por la razón, suministrando así las bases para una nueva concepción del mundo.

La principal oposición fue la iglesia, quien al declarar estos libros y autores como antirreligiosos no dudo en prohibirlos y hacerlos figurar en el Índex de libros condenados y prohibidos

Las nuevas ideas se difundieron por todo el mundo e influyeron directamente en las dos grandes revoluciones que

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