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La Participacion De La Mujer En La Revolcion Mexicana


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2013  •  1.971 Palabras (8 Páginas)  •  418 Visitas

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Porfiriato

En las clases altas de México estaban las esposas de los grandes hacendados, madres e hijas de los banqueros, de los mercaderes de almacén, de los fabricantes y de los funcionarios mayores, quienes constituían el grupo privilegiado de la sociedad. “Los trajes que lucían estas mujeres podían costar hasta 150 pesos, es decir, el equivalente a más de un año de salario de un peón acapillado”

En 1910 había 15 millones de habitantes; más de 7 millones 600 mil eran mujeres; el 42% de la población era menor de 15 años y el 71% mayor de 10 años; en promedio, eran analfabetas el 76% de mujeres y el 68% de hombres (Museo de la Revolución).

La participación de las mujeres en la Revolución Mexicana

Periodistas y escritoras

Las periodistas formaron parte de un grupo de mujeres en la actividad política y social.

Fundaron periódicos de oposición al régimen y en defensa de las clases desvalidas.

Juana Belén Gutiérrez de Mendoza dirigió el periódico Vésper, consagrado a defender a los mineros y a combatir la dictadura. Esta publicación llamó la atención de la opinión pública y el mismo general Díaz advirtió la presencia de esas hojas.

Guadalupe Rojo, viuda de Alvarado, directora del periódico Juan Panadero, fue presa en la cárcel de Belén por defender a los campesinos de Yautepec. Periódico difundido en Guadalajara y después en México.

Emilia Enríquez de Rivera, “Obdulia”, sostenía ideas renovadoras en la revista Hogar; mientras que Julia Sánchez, “Julia Mata”, lanzaba violentas críticas a la oligarquía en El látigo justiciero. “El despotismo reinaba, al grado de prohibírseles a los impresores dar publicidad a nuestros escritos so pena de sufrir dos años de prisión, cinco mil pesos de multa y el decomiso de sus imprentas. A los que trasgredimos dicha orden se nos obligó a exiliarnos a sufrir hambres, miserias, espionajes, persecuciones…” (Mendieta, 1961).

Desde la Sierra de Guerrero se lanzó el Plan Político y Social, cuya redacción se confió a Dolores Jiménez y Muro, quien había sido redactora de El Diario del Hogar; en este documento —escrito por revolucionarios de cinco entidades de la República— se desconoció el régimen porfirista por “haber suprimido la prensa independiente, cerrado clubes, prohibiendo toda manifestación reveladora de la opinión pública y llevando a las cárceles, sin respetar a las mujeres… y se propuso modificar la ley de imprenta, proteger a los indígenas, aumentar los jornales de los trabajadores de ambos sexos y reducir a 9 las horas de trabajo”.

María Hernández Zarco se hizo notable porque en 1913, cuando todas las imprentas de la capital se negaron a imprimir el discurso del Senador Belisario Domínguez —en donde condenaba el régimen de Huerta—, ella lo hizo a escondidas, por las noches, en el taller de Adolfo Montes de Oca, donde trabajaba. “El clima propicio a una renovación se gesta en los periódicos que denuncian un malestar nacional. Precisamente en la prensa de oposición encontramos la primera participación femenina” (Mendieta, 1961).

Conspiradoras

En los complots, paso de armas, correos y difusión de noticias, sobresalieron Carmen Serdán, hermana de Aquiles Serdán; Carmen Alatriste, su madre; y Francisca del Valle, su esposa; también se involucraron Guadalupe, Rosa y María Narváez, quienes coordinaron las operaciones en el estado de Puebla, imprimieron y repartieron proclamas, así como distribuyeron armas, para luchar contra el régimen de Díaz.

“Al sospechar las autoridades poblanas que el domicilio de la familia Serdán se había convertido en un arsenal, ordenaron el cateo de la casa de Santa Clara, siendo el coronel Miguel Cabrera, jefe de la policía, el encargado de ejecutar la diligencia. Aquiles Serdán confiaba, mejor dicho, estaba seguro, según me lo afirmó su hermana Carmen poco después de los acontecimientos, de que la gran muchedumbre de revolucionarios comprometidos los secundarían y por eso se encerró en vez de escapar como pudo haberlo hecho y, por ello, Carmen, en el paroxismo de la desesperación, al cerciorarse de que los comprometidos no respondían a la señal convenida, pese a las bombas lanzadas, salió al balcón principal de la casa y dirigiéndose a los curiosos que estaban cerca de Santa Teresa, los arengó, agitando en la diestra el rifle”, afirma el Lic. Isidro Fabela (Mendieta, 1961).

Carmen Serdán y las hermanas Narváez fueron las primeras colaboradoras del movimiento precursor; después, participaron como orientadoras ante la dispersión originada por el asesinato de Serdán y trabajaron en la distribución de armas, correos, noticias y órdenes.

Como verdaderas conspiradoras, tenían sus seudónimos: Carmen Serdán era “Marcos Serratos”, Guadalupe Narváez era “María Gómez” y Rosa era “Rosa Nerbo”. Al mismo tiempo, en Chihuahua, Juana Gamboa prestó servicios de correo.

Asociaciones femeninas

Formaron clubes liberales y antirreleccionistas. Mantuvieron el espíritu de lealtad y protesta contra la usurpación Huertista. El 22 de febrero de 1913 fue asesinado el Presidente Madero y el poder fue usurpado por el general Victoriano Huerta.

La profesora María Arias Bernal organizó el Club Lealtad, junto con Dolores Sotomayor, Inés Malváes, María Elvira Bermúdez y Eulalia Guzmán.

Aparte de defender a los presos políticos y difundir noticias y propaganda, todas las semanas organizaban manifestaciones ante la tumba del mártir.

Clubes femeninos lucharon contra el régimen del usurpador Huerta, como el que dirigieron María Arias Bernal, Dolores Jiménez y Muro, Mercedes A. Arvide y otras, quienes, a su vez, formaron la agrupación Hijas de Cuauhtémoc, para oponerse al huertismo y ensayar los primeros pronunciamientos indigenistas.

Hermila Galindo, de Ciudad Lerdo —quien, a sus 17 años vino a México y fue oradora del club Abraham González—, fundó la revista Mujer moderna y solicitó el voto femenino al Costituyente de 1916; también hizo la propaganda de Don Venustiano Carranza.

Sindicalistas

Las mujeres que fundaron en 1906 la Sociedad de Empleadas de Comercio son precursoras del sindicalismo. Sus actividades fueron principalmente asistenciales: fundar academias de comercio, de música, un gimnasio, una caja de préstamos a socias enfermas.

“Las precursoras del sindicalismo obrero se destacaron cuando, el 7 de enero de 1907, la huelga de obreros textiles fue desautorizada por el

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