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La Revolucion Francesa


Enviado por   •  22 de Noviembre de 2013  •  3.147 Palabras (13 Páginas)  •  298 Visitas

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LA REVOLUCION FRANCESA

(Documento de Trabajo Profesores Mauricio García V, Andrés Abel Rodríguez V, Rodrigo Uprimny Y. y Juan Fernando Jaramillo: inédito) Prohibida su reproducción sin autorización de los autores.

Qui ne l’accorderait aujourd’hui ? La démocratie est expérience et histoire. Elle se dépolie et se métamorphose dans le temps.

Marcel Gauchet, La Révolution des pouvoirs, p. 22

Todos los elementos imaginables en una Revolución se presentaron en la Francia de 1789: un gobernante déspota, un pueblo rebelde, líderes iluminados, victorias apoteósicas, transformaciones radicales, discursos grandilocuentes, debates enardecidos, campañas magníficas, pasiones desbordadas, personajes ejemplares, todo ello entretejido con prácticas políticas de engaño y la felonía que desencadenaron violencia, terror y abyección inconcebibles. ¿Cómo fue posible tanta gloria y tanta bajeza, tanto bien y tanto mal en algo más de cinco años de la historia de Francia? Respuestas de todo tipo se han dado a esta pregunta, desde las más pesimistas, que han visto en los acontecimientos revolucionarios una expresión de las peores pasiones humanas, hasta las más románticas que han encontrado en ellos el despliegue de una ilusión popular desbordante y finalmente frustrada. En algo estarán sin embargo de acuerdo los intérpretes de la Revolución: en reconocer la extraordinaria energía, pasión y creatividad humana empeñadas en este proyecto de construcción institucional y política durante estos años desenfrenados, así como en el enorme interés histórico, constitucional, político que tuvo tal empeño.

Este capítulo explica y analiza la manera como se desarrolló este proyecto extraordinario y los resultados que tuvo en su propósito de crear una sociedad más justa e igualitaria. En él hacemos un análisis de los acontecimientos principales de la Revolución Francesa, de sus repercusiones institucionales y de los debates teóricos que tuvieron lugar a propósito de dichos sucesos. También intentamos poner en evidencia la importancia de los eventos revolucionarios en la configuración y determinación de los contenidos constitucionales así como de sus significados y de sus alcances prácticos.

Dividimos este capítulo en tres partes: en la primera explicamos algunos de los más importantes antecedentes de la revolución francesa, en la segunda analizamos los principales acontecimientos históricos acaecidos entre 1789 y 1799 y, finalmente, en una tercera parte, abordamos algunos temas puntuales del debate constitucional que tuvo lugar durante la Revolución.

I. ANTECEDENTES

El estudio de los antecedentes de la Revolución Francesa puede abordarse con un lente histórico amplio, de tal manera que de cuenta de los antecedentes remotos, o con un lente de aproximación que ponga en evidencia los hechos históricos próximos a los eventos revolucionarios. A continuación presentamos estas dos miradas.

1. ANTECEDENTES REMOTOS

Al estudiar la tradición constitucional inglesa explicamos las diferencias entre el feudalismo originado en el continente europeo y el feudalismo Inglés . Allí se subrayó cómo el hecho de que este último hubiese sido importado del continente determinó algunos de sus rasgos más característicos, entre ellos, la relativa centralización política en cabeza del rey. En Francia el feudalismo surgió de manera espontánea y por ello no contó con un ente centralizador que lo organizara o encausara por un rumbo definido. En Inglaterra, en cambio, la centralización política creó una especie de absolutismo temprano que rápidamente engendró, en el siglo XIII, la oposición de los nobles frente a los aristócratas, la cual inspiró la promulgación de la Carta Magna de 1215 así como los documentos y declaraciones de derechos que antecedieron el Bill of Rights de 1689. La situación era muy diferente en Francia debido a la falta de una conciencia anti-absolutista en la nobleza. La queja de los nobles y señores en la Francia de los siglos XIV y XV no estaba fundada en el atropello de los monarcas, sino en la falta de seguridad, originada en las continuas guerras intestinas y en la falta de un poder con capacidad para imponerse ante los incesantes intentos de expansión territorial y militar de los señores. La monarquía absoluta de finales del siglo XVI en Francia fue vista como un remedio contra una anarquía política redoblada por las guerras de religión originadas a partir del cisma protestante. Veamos algunos de los acontecimientos esenciales que marcaron esta época en Francia.

Enrique II fue sucedido por tres monarcas: Francisco II (1544-1560), Carlos IX (1550-1574) y Enrique III (1551-1589), todos muy jóvenes, escasos de carácter y con grandes dificultades para imponer su voluntad regia. Los problemas de la monarquía se vieron agravados por las guerras de religión, que en el caso de Francia adquirieron un carácter especialmente cruel y despiadado. Estas guerras duraron 35 años y terminaron con la promulgación del Edicto de Nantes (13 de abril de 1598) otorgado por Enrique IV y a través del cual se impuso la tolerancia religiosa. Las guerras de religión se habían iniciado por la pugna entre los católicos, representados por la Casa de Guise y los protestantes calvinistas también llamados «Hugonotes». El carácter sangriento de esta pugna se originaba en la debilidad de los reyes para gobernar .

La matanza de la noche de San Bartolomé es una manifestación dramática de esta ausencia de orden y poder central. El 24 de agosto de 1572 la reina Catalina de Médicis —que obraba entonces como regente en vista de la incapacidad de su hijo Carlos IX — organizó una gran fiesta en París para celebrar el matrimonio de su hija Margot con el príncipe de Navarra (1553-1610); a la celebración fueron invitados los principales líderes hugonotes y los líderes de la Casa de Guise. Sin embargo, lo que en principio estaba destinado a ser una gran fiesta degeneró en una horrible tragedia cuando, durante la noche, los miembros de la casa de Guise asesinan sistemáticamente a los hugonotes invitados. Ante estos hechos, el príncipe de Navarra, quien había salvado su vida por el hecho de haberse convertido, a regañadientes, al catolicismo, fue encarcelado por sus enemigos católicos de la corte. Pero en 1576 logró evadirse a Normandía e Inglaterra donde encontró a sus antiguos amigos protestantes con los cuales estableció una alianza militar, no sin antes hacerse nuevamente protestante. El príncipe de Navarra era el heredero legítimo al trono, debido a que Enrique III había muerto sin dejar ningún sucesor. No obstante era odiado por la mayoría católica

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