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La Sociedad Peruana Y Mundial A Inicios Del S Xx


Enviado por   •  7 de Mayo de 2014  •  9.303 Palabras (38 Páginas)  •  488 Visitas

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LA SOCIEDAD PERUANA Y MUNDIAL A INICIOS DEL SIGLO XX

A finales del siglo XIX y los inicios del XX, el Perú va a configurar su economía y sociedad de acuerdo al contexto internacional: la expansión del dominio capitalista por medio del imperialismo[2]. El Perú se adecuó a su papel dentro de la división internacional del trabajo: un país pobre que tiene que sacar provecho a sus potencialidades, que vienen a ser la exportación de materias primas hacia el mundo industrializado y de proveer de mercados para la expansión económica de Occidente[3].

Fue en este contexto donde en la economía peruana se va a consolidar la propiedad terrateniente, tanto en la costa como en la sierra. En la región costeña vemos la actividad agro-exportadora de las haciendas combinando métodos del capitalismo moderno y de la economía tradicional (yanaconaje y trabajo gratuito)[4]. En la zona andina se comprueba un incipiente desarrollo del mercado interno a consecuencia del sistema de haciendas que ataba al campesinado al trabajo gratuito y a la tierra, reforzando la situación económica pre moderna y bajo desarrollo productivo. Un proceso que se va a iniciar a finales del siglo XIX fue el impulso del capitalismo, con las nuevas relaciones sociales que aparecían con las fábricas de las ciudades y con las empresas mineras; pero se debe resaltar que esta formación capitalista no era predominante dentro de la economía y dependía de la inversión de los monopolios extranjeros y en menor medida de empresarios nacionales. En el transcurso del siglo XX (principalmente a partir de 1930) las formas económicas tradicionales van a entrar en un estancamiento, mientras el capitalismo (de carácter dependiente y malformado) se va expandiendo, por medio de la creación de industrias y la actividad bancaria; llegando a su consolidación con el proceso de reformas que iniciaron los militares a partir de 1968.

La sociedad peruana tendrá una configuración más definida con la nueva situación económica, con el predominio de la oligarquía terrateniente – comercial como clase dominante, aliándose con la burguesía mercantil (industriales, banqueros y especuladores) y los hacendados de la sierra (gamonales), con fin de mantener el control social y su dominio económico sobre las mayorías del país (obreros y campesinos). Hubo momentos de la historia del Perú contemporáneo donde la oligarquía fue variando su grado de control sobre el Estado, siendo los más destacados.

a) Monopolio de la oligarquía en el poder del Estado (durante la llamada “República Aristocrática” de 1895 – 1919, los gobiernos militares de la década de 1930 y el “Ochenio” de Odría en 1948 – 1956).

b) Donde la oligarquía tuvo que compartir el poder con la burguesía mercantil (en la década de 1920 con Augusto B. Leguía, y los dos gobiernos de Manuel Prado y Ugarteche de 1939 – 1945 y 1956 – 1962).

c) Cuando momentáneamente se vio desplazada del poder político, pero manteniendo su poder económico y su influencia social (durante la “Primavera Democrática” de 1945 – 1948, y el Primer Belaundismo de 1963 – 1968).

Las clases populares, ante la situación de explotación económica y marginación social, van desarrollando respuestas autónomas contra los sectores dominantes, expresándose en la organización de movimientos sociales de orientación “clasista”, es decir, conjunto de sindicatos, federaciones, confederaciones y asociaciones que tienen como objetivo defender los intereses colectivos de los trabajadores denunciando y oponiéndose a la clase dominante. Las acciones de paro, huelga, protesta y toma de fábricas se vuelven una constante en la sociedad peruana, y con ello también la represión que ejercen las clases acomodadas a través de la policía (Gendarmería y posteriormente Guardia Civil) y el Ejército nacional, sus elementos armados. En 1929, las principales federaciones obreras unen esfuerzos para una coordinación mayor, formando la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), y mientras los hombres del campo formaran en 1947 la Confederación Campesina del Perú (CCP); ambos inspirándose en ideas revolucionarias que proponían cambiar de forma radical las estructuras del país. Con el transcurrir del siglo XX, estas organizaciones van a ir tomando fuerza y se vuelven en los representantes legítimos de las clases populares, llegando a una fuerte actividad de protesta durante la década de 1960, coincidiendo con la crisis del Estado oligárquico[5].

Dentro de las ideas políticas encontramos avances y discursos más elaborados, tanto para la defensa como para la crítica del sistema social. En el sector que se le considera conservador (entendiendo a aquellos que se oponen al cambio estructural del Perú) encontramos la influencia filosófica del positivismo y espiritualismo a inicios del siglo XX, expresando que solo los descendientes de la elite criolla (con una ética cristiana) podría dirigir los asuntos de la nación, mientras que el campesinado indígena es un lastre para el progreso y el “avance” de la civilización, destacando con estos planteamientos Javier Prado, José de la Riva Agüero, Víctor Andrés Belaunde y Alejandro Deustua[6]. A partir de 1930, algunos intelectuales ligados a la clase dominante, radicalizan sus planteamientos políticos, y asumen posturas fascistas (cuya expresión política es la Unión Revolucionaria, agrupación de tendencia autoritaria). Los discursos de derecha a partir de los años 40 empiezan a teñirse de un ultra liberalismo personificado en la figura de Pedro Beltrán Espantoso, dueño del diario La Prensa, difundiendo el odio y estigmatización contra los movimientos sociales, y la defensa de los propietarios con el argumento de “proteger” los intereses “nacionales”. En las décadas de 1950 y 1960, va a ser el aprismo (quien anteriormente propagó la idea de una revolución anti feudal y anti oligárquica) quien se convierte en el portavoz de las clases dominantes.

Mientras que los sectores críticos, comienzan su desarrollo gracias a las ideas políticas de Manuel Gonzales Prada. Para la década de 1920, las ideas se van plasmando en la práctica política con la formación de los partidos de masas: el APRA (dirigido por Víctor Raúl Haya de La Torre) y el Partido Comunista (fundado por José Carlos Mariátegui en 1928). Estas agrupaciones plantean la necesidad del cambio revolucionario en el Perú, y se identifican como principales enemigos al imperialismo norteamericano y la oligarquía terrateniente. La discusión entre apristas y comunistas gira en torno al grupo dirigente de la revolución (la clase media para los primeros; la clase obrera para los segundos), y al tipo de revolución y sistema social a imponer (democrática – nacionalista

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