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La Vida De Un Niño Y Madre Espartana


Enviado por   •  10 de Mayo de 2015  •  2.079 Palabras (9 Páginas)  •  201 Visitas

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Cultura Espartana: La vida de niños y madres Espartanas

Nombre: José strichiola

Tema: cultura Espartana

La vida de un niño y Madre Espartana

Esparta, una de las principales polis griegas se caracterizó por tener una organización social y política orientada hacia lo militar, de hecho, ellos mismos catalogaron a su polis como un “campamento de guerra” lo que en la práctica significaba que toda la sociedad espartana estaba en un estado de guerra permanente. Ser niño o madre en la sociedad espartana no era tarea fácil. Un elemento primordial en la Constitución espartana era la educación de ciudadanos (Agogé), dirigida a su formación y vida militar. El espartano desde su nacimiento se encontraba bajo la tutela de la comunidad, ya que esta, y no sus propios padres, era la que decidía si debía vivir o no. La agogé o educación espartana fue junto al radical rechazo del individualismo y la militarización de toda la vida privada y colectiva, el rasgo más característico y definitorio de la sociedad lacedemonia.

NIÑO ESPARTANO : Desde de su nacimiento hasta los 7 años

Hasta los siete años de edad, el niño se criaba con su madre pero, a partir de esta edad y a excepción de los herederos reales, se integraba en una dura educación impartida en grupos de edad.

Desde los siete a los doce años recibían una educación colectiva.

A partir de los doce años hasta los veinte, dependían de un educador (Paidónomos).

Su formación se basaba en nociones elementales de escritura y lectura, música y gimnasia y, sobre todo, se ejercitaban en el manejo de las armas y el entrenamiento militar soportando toda clase de privaciones para poder endurecerse y valerse por sí mismos.

Dos figuras, puede que un maestro y su discípulo en una vasija espartana. Staatliche Antikensammlungen, Múnich, Alemania. Haz clic en la imagen para ampliarla.

La férrea disciplina se confiaba a los portadores del látigo (Martongorofoi), que eran los encargados de impartir duros castigos, y a los vigilantes (Eirenes).

Se les inculcaba el sentido de la obediencia, de la camaradería y del servicio a la comunidad. Con el tiempo se escogía un grupo que formaría la institución secreta de la Criptía, debiendo vivir apartados de la Comunidad y teniendo la misión de atemorizar a los siervos (Hilotas), para conseguir un mayor adiestramiento que les habilitara para ser guardias del rey (Hippeis).

A los veinte años se consideraban guerreros espartanos con derecho a un lote de tierra (Cléros), a cooperar en la educación de los más jóvenes, y a participar en las reuniones y comidas en grupos comunitarios (Sissitías).

No es hasta los treinta años que se le reconocía como un ciudadano en plenitud, pudiendo entonces a tener su propia casa y a participar en la asamblea (Apella).

Esparta implantó una estricta eugenesia destinada a lograr ciudadanos sanos y fuertes. De acuerdo con Plutarco (Vida de Licurgo) nada más al nacer, el bebe era examinado por una comisión de ancianos en la Lesjé (“Pórtico”, “Soportales”), para determinar si era hermoso y de constitución robusta. En caso contrario se le llevaba al Apóthetas, una zona barrancosa al pie del Taigeto, donde se le arrojaba o abandonaba en una cima. Se buscaba eliminar así toda boca improductiva. Si el niño, o niña, superaba la prueba, era Durante la infancia se instruía especialmente a las nodrizas para que lo criaran sin pañales que constriñesen su crecimiento o debilitaran su resistencia al frío y al calor. Al niño se le enseñaba a evitar toda clase de melindres, caprichos o rabietas, y debía acostumbrarse a estar solo y a no temer a la oscuridad. Era también costumbre bañarlos con vino, pues existía la creencia (así lo afirma el mismo Aristóteles) de que provocaba convulsiones, haciendo que las naturalezas enfermizas sucumbieran enseguida y robusteciendo, en cambio, las sanas. Creencia posiblemente debida a que, en aquella época, el vino se enriquecía con drogas alucinógenas capaces de provocar la muerte por sobredosis.1 Las nodrizas espartanas llegaron a gozar de fama en algunas regiones de Grecia. Espartana era, por ejemplo, Amicla, la que crio al ateniense Alcibíades.

Desde los siete hasta los veinte años de edad

A los siete años, los niños espartanos abandonaban su casa y quedaban bajo la autoridad de un tutor, magistrado especializado que supervisaba la educación. Se integraban en una agelé, especie de unidad militar infantil, bajo el mando de un muchacho mayor, el irén (de diecinueve años cumplidos). Aprendían entonces a leer y a escribir (según Plutarco, este aspecto se reducía al mínimo indispensable), así como a cantar (principalmente las elegías de Tirteo, que servían como cantos de marcha). Pero lo esencial de su formación consistía en endurecerlos físicamente por medio de la lucha y el atletismo, y en aprender el manejo de las armas, a marchar en formación y, por encima de todo, a obedecer ciegamente a sus superiores y buscar siempre el bien de la ciudad. Plutarco lo expresa así: "Licurgo acostumbró a los ciudadanos a no saber vivir solos, a estar siempre, como las abejas, unidos por el bien público en torno a sus jefes" (Vida de Licurgo).

El Estado asume la tutela hasta los veinte años. Durante la infancia, todo el énfasis se pone en el rigor y la disciplina. Estos dos principios son la quinta esencia de lo espartano. A los niños se les corta el pelo al rape (más tarde, cuando sean efebos, lo llevarán largo y bien cuidado), van habitualmente descalzos y hacia los doce años sólo se les permite ya un himatión (manto de lana de una pieza) al año y ningún quitón (la habitual túnica corta, atada sobre los hombros). De hecho, la mayor parte del tiempo -en el gimnasio, en sus juegos- van desnudos y mugrientos, porque raramente se les permite bañarse. Las raciones de comida se reducen al mínimo imprescindible, lo que les obliga a robar si quieren evitar el hambre o así se lo manda su irén (y, de ser sorprendidos, se les castiga severamente no por el robo mismo, sino por su torpeza al cometerlo). Duermen en un lecho de cañas recogidas en el Eurotas, que deben cortar a mano ellos mismos, sin herramientas de ninguna clase. Pese a todo, los niños y jóvenes cuentan con servidores que les atienden, salvo durante la Krypteia. Al convertirse en efebos (hacia los quince años) se dejaban el cabello largo propio de los

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