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Misterios De Teotihuacan


Enviado por   •  9 de Octubre de 2012  •  1.473 Palabras (6 Páginas)  •  501 Visitas

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MISTERIOS DE TEOTIHUACAN.

La zona arqueológica de Teotihuacán, situada aproximadamente a 40 kilómetros al noreste de Ciudad de México, fue el escenario, en 1520, de una cruenta batalla (Otumba). En aquel lugar, muy diferente de cómo es ahora, el ejército de Hernán Cortés derrotó a miles de soldados aztecas, al mando del nuevo emperador Cuitlàhuac.

En aquel lugar había algunos montículos que parecían colinas. En realidad, eran las majestuosas pirámides de Teotihuacán, construidas hacía más de mil años por un pueblo misterioso, escondidas bajo tierra, sedimentos y arbustos que se formaron en más de diez siglos de abandono.

La pirámide del Sol, es grandiosa: con un perímetro de 894 metros y una altura de 71 metros, es la tercera pirámide más grande del mundo, después de la de Guiza (Egipto) y la de Cholula (Puebla, México).

La otra, la pirámide de la Luna, es un tercio más pequeña.

Durante los primeros años del siglo XX, algunos exploradores y arqueólogos descubrieron una sorprendente ciudad olvidada, constituida por las pirámides mencionadas, edificios dispuestos en formas geométricas, calles, templos, jardines y atrios espaciosos. Se estima que la superficie total de Teotihuacán era de 33.5 kilómetros cuadrados, más grande que la Roma de Augusto.

Aún hoy, después de décadas de estudios, investigaciones y congresos arqueológicos, no está claro el origen del pueblo enigmático que construyó las pirámides y tampoco el verdadero nombre con el cual ellos se llamaban.

En efecto, Teotihuacán es un término azteca posterior que significaba “lugar donde viven los Dioses”, o bien, “Ciudad de los Dioses”.

Otro de los tantos misterios de Teotihuacán es el de cómo se originaron los montículos de tierra y sedimentos que ocultaban las pirámides. Efectivamente, el período de un milenio parece demasiado corto como para haber causado la sedimentación de tierra y arbustos que ocultaba los monumentos en el siglo XVI. Algunos investigadores sugirieron que fueron los mismos Teotihuacanos quienes ocultaron las pirámides, por motivos desconocidos.

Para construirlas fueron necesarios siglos enteros de arduo trabajo. Muchos arqueólogos sostienen que los pueblos precolombinos no conocían la rueda, pero en mi opinión eso no puede ser comprobado. Es cierto que fue usada (como lo demuestran algunos juguetes de piedra), pero probablemente no en carros. El hecho de que en América no existieran animales de carga (como el caballo o los bovinos), no permitió la difusión de la tecnología del carro, utilizada en el viejo continente a partir de la edad de bronce.

Sin embargo, esto no quiere decir que la rueda no haya sido utilizada, por ejemplo usando troncos de árbol para transportar los bloques de granito, que pesaban hasta 45 toneladas, desde las minas hasta los sitios de construcción.

Estas piedras fueron colocadas inteligentemente, encajándolas unas con otras para erigir las pirámides. Hay que considerar que para los Teotihuacanos, como para el resto de todos los pueblos precolombinos, el tiempo no representaba un problema. La construcción de una pirámide no se podía considerar nunca totalmente terminada. La estructura inicial se cubría por otras más grandes y sucesivamente se construían otros niveles. A veces, esto se hacía para honrar el nombramiento de un nuevo rey o de un nuevo sacerdote, o para conmemorar una victoria. Por lo tanto, las pirámides contienen por lo menos otra en su interior. Esto lo confirmó el arqueólogo Manuel Gamio en 1919, pues mientras estudiaba una de las paredes del templo de Quetzalcóatl (nombre del Dios mesoamericano de la vida, unión de dos palabras: quetzal, espléndido pájaro de plumas verdes y coatl, serpiente emplumada, cuyo cambio de piel simbolizaba el renacimiento), descubrió que al interior había otra estructura, decorada con excelsas esculturas que representaban cabezas de serpientes emplumadas y Dioses de la lluvia.

Algunos lectores de arqueología comparada difundieron la idea de que los Teotihuacanos descendían de los Egipcios y que construyeron pirámides siguiendo aquellas tradiciones. En realidad, las pirámides de Teotihuacán, como las otras mesoamericanas, tienen una función y un diseño totalmente diferente de las egipcias. Estas últimas fueron construidas como tumbas y lejos de los centros residenciales. Por el contrario, las mesoamericanas fueron construidas en los núcleos activos de la ciudad y como algunos templos fueron construidos en las partes más altas, servían de centros ceremoniales y religiosos. Tenían la función de acercar los sacerdotes a las Divinidades y de intimidar a las poblaciones, pero también de incrementar el prestigio de las ciudades. Además, desde la cima de estas pirámides, los sacerdotes podían verificar mejor la posición del Sol, de la Luna y de los planetas (en particular de Venus),

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