ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Pensar Historicamente


Enviado por   •  2 de Octubre de 2013  •  4.436 Palabras (18 Páginas)  •  726 Visitas

Página 1 de 18

I.- Lo común y lo sagrado

Según el autor Pablo F. Luna, relata la historia y Reflexiones de Pierre Vilar,

Es el primer capítulo del libro y era también la primera parte del proyecto inconcluso. Gracias a sus recuerdos y a su dominio de la bibliografía indispensable, el historiador reconstituye la coyuntura mental e intelectual, especialmente francesa, de la víspera de la Gran guerra (1914-1918). Insiste en particular en la transferencia que se opera durante esos años de la noción de lo sagrado. Esta, que era frecuentemente imputada a las monarquías antes de 1914, encuentra un nuevo destinatario en la patria y la nación contemporánea, favorecida además por un relativo retroceso de la religión a la esfera de lo privado. La idea republicana frente al derecho divino es aún minoritaria; hasta allí, la razón ha avanzado sobre una base que es todavía sacralizante. El desencadenamiento de la guerra no sólo revelará claramente esta tendencia subyacente sino que la llevará hasta su culminación: el sacrificio por la patria, es decir, morir por la patria.

Amante de poesía y canciones populares y dotados de una memoria portentosa, ejercitada por su actividad profesional, Vilar también evoca este fenómeno histórico gracias a sus recuerdos de niño y escolar.

Pero insiste igualmente en dos momentos (y movimientos) sociales y mentales con los que va a cristalizarse esta tendencia de fondo, antes de manifestarse abiertamente. Por un lado, el un animismo, mediante el cual una idea se impone voluntariamente y de forma unánime al grupo social, al "alma colectiva", analizado en la obra del literato y periodista Jules Romains. Por otro lado, lo que puede denominarse la coyuntura Durkheim, es decir el proceso de construcción de la obra de dicho sociólogo (una "revolución copernicana", dice Vilar), que pone al derecho la relación entre religión y sociedad, entre lo sagrado y lo común. Lo peculiar de estos dos momentos (y movimientos), y es lo que realza su importancia, es que no son coordinados, que no se "conocen" directamente, que son casi inconscientes. Es un rasgo mayor que permite definir, dice Vilar, lo que puede denominarse una "coyuntura intelectual".

La comprensión de tal coyuntura es clave, en la víspera de la Gran guerra. Si la religión no es solamente un producto de la sociedad sino que incluso puede y llega a imponerse la religión de lo social, y que se produce entonces la sacralización del grupo y la pertenecia a la sociedad, el individuo se obliga a actuar como ella o quienes la representan (o dicen representarla) se lo piden. Sobre todo en caso de movilización general, cuando el Estado aparece revestido de la representación del grupo, en el contexto de la guerra. En dichas circunstancias, el temor místico de la sociedad y el grupo sacralizados es más grande que el temor físico; el temor de la sociedad es más fuerte que la razón laica; la creencia patriótica es más fuerte que cualquier otra creencia.

Sin embargo, conviene recalcarlo, no es porque Vilar analice estas condiciones unanimistas, esta coyuntura "creyente" prebélica, que él considere que sean "convenientes" e incluso "inevitables". Muy por el contrario, plantea en este primer capítulo (p. 34) la cuestión fundamental, a saber: ¿conviene divinizar lo unánime? Lo que equivale a preguntarse "¿conveniente para quién?" y "¿con qué objetivos?". Con su corolario respecto a la necesaria distinción entre los grupos y los "mundos" interactuantes en dicha coyuntura y los cambios que se producen(6).

Luego de analizar otra de las confluencias intelectuales del periodo, la que más tarde llevará de Gustave Le Bon a Hitler y Mussolini, y recordar las dificultades de traducción de los términos que designan a los grupos humanos(7), voluntaria o involuntariamente constituidos, Vilar propone las bases de lo que puede ser un protocolo de acuerdo para el trabajo entre historiadores y sociólogos, que permita abrir camino a una sociología diferenciada de dichos grupos, en el espacio y en el tiempo. Plantea las siguientes preguntas a las que habría que responder: )qué tipo de duración (instantánea, corta, media, larga ¿conviene aplicar a la observación de los grupos humanos establecidos en los territorios considerados?(8); )si se estudian los fenómenos de pertenencia consciente, no cabe sobre todo examinar los casos de pertenencia inconsciente, y plantearse al mismo tiempo los problemas de la existencia misma y la naturaleza peculiar de dichos agrupamientos?; ¿no hay una vertiente religiosa en la constitución de tales agrupaciones que conviene poner en evidencia, sabiendo que instituciones "creyentes" como la Iglesia (y el ejército), especialistas en modelar a los hombres, pueden fácilmente valerse ellas?

Historia e identidad: una experiencia

La segunda parte de Pensar históricamente se compone de los recuerdos grabados y organizados por el autor. Trataremos de presentar en esta reseña las reflexiones que Vilar formula sobre su experiencia personal y profesional, siguiendo los cinco puntos cronológicos y temáticos que anunciamos anteriormente.

Una infancia y adolescencia en el contexto de la Gran guerra

Vilar es hijo de maestro y maestra, en el seno de unas familias del sur de Francia, que apenas en la anterior generación habían logrado que algunos de los suyos accediesen a los estudios, superando las barreras sociales de su condición de viticultores modestos. Un tipo social relativamente común, dice Vilar. Su infancia y adolescencia están marcadas por la guerra mundial A14-18" y sus consecuencias, lo que es también el caso de su educación primaria en la que alternan profesores partidarios u opositores del nacionalismo y del pacifismo, las dos corrientes que impregnan las opciones políticas del momento. Como muchos chicos de su edad, Vilar se siente entonces atraído por las causas aintimilitaristas.

A una pregunta que frecuentemente le han hecho, Vilar contesta que ni el comunismo, ni la revolución bolchevique ("el gran resplandor del este") pudieron ejercer sobre él ningún deslumbramiento en ese momento. Que su caso no es el de Aconversiones" entusiastas o el del inicio de alguna pasión o fe revolucionarias. Lo que sí se produjo, señala, en diversos medios sociales, especialmente parisinos, de obreros, maestros y pequeños funcionarios del Estado. Confiesa haber sido un joven que deseaba ser profesor universitario y que buscaba ingresar a la Escuela Normal Superior de Paris para lograr su cometido. Lo que consiguió, como muchos otros de su categoría social.

Observa sin embargo, desde su modesta experiencia

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (28.5 Kb)  
Leer 17 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com